Una de las impresiones que fácilmente puede tener cualquier observador del juicio de los ERE es que muchos de los 22 ex altos cargos que se sientan en el banquillo lo hacen no tanto por llamarse como se llaman y haber tenido una determinada conducta como por el hecho de haber ocupado el cargo que ocuparon y no otro. Es como si el delito lo hubiera cometido el cargo más que la persona que lo ocupaba. Quien tuvo la ‘mala suerte’ de ocupar determinados cargos ha acabado procesado.

La declaración de este martes del ex director general de IDEA Jacinto Cañete alimentaba esa impresión al escucharle que, cuando él llegó a la agencia, ésta llevaba ocho años pagando las ayudas sociolaborales que concedía Empleo, y que dicho sistema no había tenido hasta entonces ninguna tacha de ilegalidad. Cañete se habría limitado a seguir haciendo las cosas como se habían hecho hasta ese momento.

‘Diga la contraseña’

Si en vez de él hubiera sido otro en IDEA el sucesor de Miguel Ángel Serrano –también en el banquillo–, ese otro sería el ahora procesado. Cañete ocupó el cargo desde mayo de 2008 a diciembre de 2009, pero de su extensa declaración era difícil sacar la conclusión de que durante el año y medio que fue director de IDEA estuvo delinquiendo a sabiendas. La Fiscalía pide para él ocho años de prisión y 30 de inhabilitación por malversación y prevaricación.

La semana pasada, el exviceconsejero de Innovación Jesús María Rodríguez Román dejaba ver una perplejidad similar a la expresada hoy por Cañete al preguntarse cómo podía articularse el concierto delictivo entre los antiguos y los nuevos altos cargos se que iban incorporando a sus destinos: "¿Cómo se hacía? ¿Había una contraseña para entrar en el club?".


Un juez algo picajoso

La anécdota de la jornada la protagonizó de nuevo el picajoso presidente de la Sala, Juan Antonio Calle, que le reprochó a Francisco Vallejo que no estuviera sentado lo bastante recto en su silla de acusado. El exconsejero se irguió con prontitud y el magistrado se dio por satisfecho.

En el banquillo se sientan ex altos cargos de las consejerías de Empleo, Innovación (por asumir esta competencias y centros directivos de la anterior) y Hacienda: la primera por conceder las ayudas sociolaborales, la segunda por pagarlas y la tercera por presupuestarlas. Y todas ellas por idear y mantener el procedimiento sin atender las recomendaciones de la Intervención de la Junta, que, sin hablar nunca de ilegalidad, en uno de sus múltiples informes llegó a afirmar que se estaban otorgando las ayudas sin procedimiento alguno.

La declaración

Estas son las principales –y poco novedosas con respecto a las de sus antecesores– afirmaciones que hizo Cañete a preguntas de la Fiscalía y de su abogado, pues al igual que el resto de procesados se negó a contestar a los abogados del PP y Manos Limpias:

-IDEA se limitaba a pagar las ayudas concedidas por la Dirección General de Empleo, atendiendo al convenio marco firmado con la Consejería en 2001.

-Nunca tuvo las más mínima sospecha ni indicio de irregularidad.

-El hecho de que IDEA recibiera los fondos para pagar mediante las transferencias de financiación no le suscitó sospecha ni reserva alguna. En realidad, dijo, ni siquiera sabía lo que eran tales transferencias. Lo sabe ahora, “tras el máster en presupuesto público realizado en estas semanas", declaró con un deje irónico que el estricto presidente del tribunal pasó por alto.

-El Parlamento andaluz daba cada año el visto bueno en la Ley de Presupuestos a las transferencias de financiación y al destino de las mismas: pagar las ayudas sociolaborales.

-Lo que IDEA tenía encomendado era un mero encargo de ejecución.

-Todos los convenios llegaban a la mesa de Cañete firmados por el director general de Trabajo y la supervisión del viceconsejero de Empleo y de los servicios jurídicos de la agencia.

-IDEA no veía los expedientes de las ayudas, residenciados en Empleo.

-Los informes de control financiero permanente que hizo la Intervención sobre la gestión de IDEA no se los leyó, pero sí lo hizo el director de Finanzas de la entidad, que le trasladó que todo era correcto.

-Jamás hubo déficit en IDEA, sino simple desfase presupuestario al otorgar Empleo ayudas por más dinero del que transfería a IDEA. Los viceconsejeros de Innovación y Empleo hablaron “con naturalidad” de la cuestión y la dejaron resuelta.