Esta mañana nos hemos levantado con nuestros gobernantes entonando el Aleluya. ¡El paro ha bajado de los cuatro millones! Desde 2010 no alcanzábamos una cifra tan maravillosa (un desastre para cualquier otro país europeo).

¿Cómo se ha conseguido semejante milagro?

Pues muy fácil: trabaja más gente, pero cobra menos. Y su puesto es mucho más precario. Flexibilidad laboral que se llama. El futuro ya está aquí y me recuerda a aquellos operarios que construyeron las pirámides. ¿Cómo han visto nuestros tuiteros tamaño acontecimiento? Pues, para empezar, no se han acordado de darle las gracias a mi madre. Ni siquiera Fátima Bañez ha dicho nada, y mira que bien se encomedó a la Virgen del Rocío para que arreglase la crisis:

Así se ha quedado la mayoría:

El contrato indefinido es como yo. Dicen que existe, pero poca gente lo ha visto:

Habría que empezar a cambiar la terminología:

Ya nadie está seguro de nada:

La gente no parece muy entusiasmada:

Ya sabemos cómo ha bajado el paro en algunos sectores:

Junio y elecciones. Una bonita combinación:

El ministro que tiene un ángel aparcacoches dice que el contrato indefinido “ya forma parte de la historia”:

Ya el año pasado por estas fechas Rossel, el presidente de los empresarios, dijo que los que tenían un contrato indefinido eran unos “privilegiados”. Y hace poco volvió a insistir en que el trabajo seguro era cosa del siglo XIX. Cuanto antes os vayáis acostumbrando, mejor:

“Lo importante es salir del paro”:

Que no digan que nos quedamos atrás:

Esto se está poniendo peligroso:

Este trabajador de mi empresa se muestra escéptico ante las posibilidades de cambio:

Como Dios vuestro que soy, os digo: ¡Mirad al cielo!