La lesión medular derivada de una actuación sanitaria inadecuada deja secuelas que trascienden lo físico: compromete la independencia, altera las relaciones sociales y genera un impacto económico y emocional de larga duración. Ante este escenario, la intervención de verdaderos expertos legales puede marcar la diferencia entre una reparación parcial y una indemnización que reconozca todas las dimensiones del daño.
¿Por qué deberías dejarte asesorar por un despacho de abogados de negligencias médicas?
Contar con profesionales especializados como abogados de negligencias médicas es el primer paso para encauzar con éxito una reclamación. Estos equipos combinan experiencia jurídica y conocimientos médicos, lo que les permite:
- Analizar minuciosamente la historia clínica y los protocolos aplicados.
- Detectar omisiones o errores en diagnósticos, intervenciones y seguimientos postoperatorios.
- Determinar el nexo causal entre la actuación sanitaria y la lesión medular.
Un buen despacho no solo revisa documentos: colabora con neurólogos, traumatólogos y peritos forenses para generar pruebas sólidas. Además, prepara cada fase de la reclamación —desde la demanda hasta la negociación con aseguradoras— con una estrategia ajustada a la complejidad de las lesiones medulares.
¿Cuándo estamos ante una negligencia médica?
El concepto de negligencias médicas abarca cualquier defecto en la atención que cause un daño evitable. En el ámbito de la médula espinal, las circunstancias más habituales son:
- Cirugía vertebral mal ejecutada: colocación incorrecta de tornillos o resecciones excesivas que comprometen el canal espinal.
- Infiltraciones sin guía: punciones “a ciegas” que lesionan raíces nerviosas o la propia médula.
- Anestesia epidural defectuosa: punciones imprecisas o reacciones adversas no previstas.
- Retraso diagnóstico: demora injustificada en solicitar pruebas de imagen (resonancia magnética) o en administrar tratamientos de urgencia, como corticoides en caso de compresión aguda.
- Síndrome de cola de caballo mal gestionado: cada minuto de tardanza reduce drásticamente la probabilidad de recuperación funcional.
Identificar el tipo exacto de negligencia es esencial para fijar la cuantía de la indemnización, pues no es lo mismo una compresión transitoria resuelta con rehabilitación que una paraplejia permanente con afectación de esfínteres.
Fases de la reclamación por lesión medular
Para articular una demanda sólida, conviene seguir estas tres fases:
- Valoración pericial inicial: el primer paso consiste en recabar informes detallados de especialistas —neurocirujanos, rehabilitadores y psicólogos— que describan con precisión el alcance de la lesión y sus consecuencias. Esta fase no solo cuantifica el grado de discapacidad física, sino que también evalúa el impacto emocional y familiar, garantizando que queden reflejados tanto el daño corporal como el perjuicio moral.
- Asesoramiento legal estratégico: con los informes médicos sobre la mesa, el equipo jurídico define la vía más adecuada: iniciar una negociación extrajudicial con las aseguradoras o presentar directamente la demanda ante los tribunales. Al mismo tiempo, se prepara una carpeta exhaustiva de documentación —consentimientos informados, registros de seguimiento clínico y pruebas complementarias— que sirva de base sólida para sustentar la reclamación.
- Negociación y litigio: con toda la evidencia organizada, el siguiente paso es presentar la reclamación y abrir el diálogo con la contraparte, buscando plazos y compensaciones que cubran integralmente los daños. Si no se alcanza un acuerdo justo, el despacho está preparado para llevar el caso a juicio, apoyándose en los informes periciales y la jurisprudencia más relevante para reforzar la demanda.
Aunque España carece de un baremo obligatorio para negligencias médicas, los tribunales suelen referirse al baremo de tráfico como orientación. Esto ha elevado las indemnizaciones por lesiones medulares, que en casos graves pueden superar el millón de euros cuando concurren paraplejia o tetraplejia con pérdida de esfínteres.
Criterios para elegir al equipo adecuado
La complejidad de una reclamación por lesión medular obliga a escoger cuidadosamente a los profesionales encargados:
- Experiencia contrastada: historial de casos similares y sentencias favorables.
- Equipo multidisciplinar: abarca áreas médicas (neurólogos, radiólogos, rehabilitadores) y periciales (psicólogos, expertos en valoración del daño).
- Transparencia contractual: honorarios claros, con opciones de éxito que vinculen una parte al resultado obtenido.
- Recursos técnicos: acceso a técnicas de imagen intraoperatoria, reconstrucción 3D y colaboraciones con centros de referencia.
Un asesoramiento integral desde el primer momento minimiza los riesgos de sorpresas procesales y refuerza la credibilidad de la reclamación.
Prevención y buenas prácticas
Aunque no siempre es posible evitar una lesión medular, existen protocolos que reducen al máximo el riesgo:
- Consentimiento informado exhaustivo, donde se expliquen todos los riesgos, incluidos los de daño neurológico.
- Guiado por imagen en infiltraciones y bloqueos epidurales, usando ultrasonidos o fluoroscopia.
- Equipo multidisciplinar en cirugías de columna: neurocirujanos, anestesiólogos y radiólogos trabajando de forma coordinada.
- Protocolos de alerta tras la intervención (dolor inusual, hormigueo, debilidad) que activen pruebas urgentes.
Las secuelas de una lesión medular por mala praxis trascienden lo físico y requieren una reparación que cubra todos los ámbitos: sanitario, psicológico y sociosanitario. Contar desde el inicio con abogados especializados y con un profundo conocimiento de las negligencias médicas permite obtener la indemnización que realmente se corresponde con el alcance del daño.
No demores la reclamación: cuanto antes inicies el proceso pericial y legal, mayores serán tus garantías de demostrar el nexo de causalidad y de conseguir una compensación justa. Tu futuro y el de tu familia dependen de un asesoramiento sólido y de elegir un equipo experto desde el primer momento.
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