Entre las opciones de financiamiento destacan dos alternativas: préstamos con aval y préstamos sin aval. Los préstamos con aval suelen ser muy atractivos porque permiten acceder a cantidades más altas y con mejores tasas de interés. Pero, aquí viene el dilema, comprometer un aval significa asumir un riesgo importante: la posibilidad de perder un bien si no cumples con los pagos.

Tipos de aval: ¿quién o qué respalda tu préstamo?

Al hablar de avales, es importante saber que no todos son iguales. Los expertos de Kreditium explican que un aval puede venir de otra persona que te respalde financieramente o de algún bien de tu patrimonio, como una vivienda o un vehículo.

Aval personal o de terceros

Este tipo de aval se refiere a cuando otra persona actúa como garantía para tu préstamo. En este caso, el avalista (la persona que te respalda) se compromete a pagar la deuda si tú no puedes hacerlo.

Características del aval personal:

  • Quién actúa como aval: familiares, amigos o incluso socios pueden ser avalistas.
  • Requisitos: el avalista debe demostrar solvencia económica y estabilidad financiera.
  • Riesgo: si tú no pagas, la responsabilidad pasa al avalista, lo que podría afectar sus finanzas y su historial crediticio.

Ejemplo:
Pides un préstamo para un negocio y tu hermano se ofrece como aval personal. Si tú no cumples con los pagos, tu hermano deberá asumir esa deuda.

Problemas del aval de terceros

Solicitar un préstamo con un aval de terceros puede ser una solución atractiva cuando no disponemos de garantías patrimoniales. Sin embargo, esta opción conlleva riesgos importantes, no solo para el avalista, sino también para la relación personal que tengas con esa persona.

Si tú no cumples con los pagos, la entidad financiera recurrirá a esa persona para recuperar el dinero prestado.

Por un lado, esto quiere decir que el avalista puede sufrir embargos o la obligación de pagar con sus propios recursos, lo que podría afectar sus ahorros, bienes o incluso su sueldo mensual. Además, si la deuda no se paga en tiempo y forma, el historial financiero del avalista también se verá perjudicado, dificultando que en el futuro pueda solicitar créditos o financiamiento para sí mismo.

Por otro lado, el impacto emocional y personal puede ser significativo si algo sale mal. No cumplir con tu responsabilidad financiera puede hacer que esa persona pierda la confianza en ti. El avalista podría sentirse traicionado o engañado por asumir un riesgo que no le correspondía. El dinero siempre es un tema delicado en las relaciones. Un incumplimiento podría provocar discusiones, resentimientos y una ruptura de la relación.

Si el avalista asume tu deuda, no solo afectas a su situación financiera actual, sino que también limitas su capacidad para ayudarte nuevamente cuando realmente lo necesites.

En ocasiones, el avalista acepta respaldar un préstamo sin entender completamente las consecuencias legales y financieras que implica su firma. Es fundamental que la persona que actúe como avalista sea plenamente consciente de que:

  • Responde con su propio patrimonio en caso de incumplimiento.
  • Su compromiso puede durar toda la vida del préstamo, dependiendo del plazo.
  • No puede desligarse fácilmente del aval una vez firmado, salvo en casos muy específicos.

Aval basado en propiedades (bienes de tu patrimonio)

Este tipo de aval utiliza bienes materiales, principalmente viviendas o vehículos, como garantía del préstamo. Aquí, el bien queda “hipotecado” o “embargado” temporalmente y podría ser reclamado por el banco o la entidad financiera en caso de impago.

Aval con vivienda:

Consiste en poner tu casa o apartamento como garantía del préstamo.

  • Ventajas: puedes acceder a cantidades más altas y con tasas de interés más bajas debido a la seguridad que ofrece el bien.
  • Riesgo: si no cumples con los pagos, podrías perder tu vivienda, ya que esta funcionará como pago de la deuda.

Aval con vehículo:

Similar al caso de la vivienda, se utiliza tu coche, moto o cualquier vehículo como garantía.

  • Ventajas: es más accesible que un aval hipotecario y el proceso suele ser más rápido.
  • Riesgo: el vehículo podría ser embargado si no cumples con los pagos, y en algunos casos, no podrás venderlo ni usarlo libremente hasta que la deuda esté saldada.

Ejemplo:
Solicitas un préstamo para renovar tu negocio y decides usar tu coche como aval. Si no logras pagar la deuda, la entidad financiera podría quedarse con el vehículo como compensación.

¿Qué son los préstamos sin aval?

Los préstamos sin aval son una opción de financiamiento donde no necesitas ofrecer garantías, como bienes personales (viviendas, vehículos) ni contar con una tercera persona que respalde tu deuda. En otras palabras, la entidad financiera te presta el dinero únicamente evaluando tu capacidad de pago y tu historial crediticio, sin requerir un respaldo adicional.

Este tipo de préstamos es especialmente atractivo para quienes no quieren o no pueden comprometer su patrimonio o involucrar a familiares o amigos como avalistas.

Ventajas de los préstamos sin aval

  1. No comprometes garantías personales: no necesitas poner en riesgo tu casa, coche u otros bienes. Esto significa que, si en algún momento tienes dificultades para pagar, no perderás ninguna propiedad en garantía. Aunque, en realidad, en Kreditium aclaran que simplemente el proceso no será tan fácil para el prestamista, ya que en última instancia cualquier deuda puede afectar a tu patrimonio personal.
  2. Proceso más rápido y sencillo: al no requerir aval, la aprobación del préstamo suele ser más ágil. Las entidades financieras evalúan tus ingresos, tus gastos y tu historial crediticio, lo que simplifica mucho los trámites.
  3. Accesibles para un mayor número de personas: aunque la cantidad aprobada puede ser menor, estos préstamos son ideales para personas que no cuentan con un patrimonio valioso o no quieren involucrar a terceros en su solicitud.
  4. Menor tensión emocional y personal: al no pedirle a familiares o amigos que actúen como avalistas, evitas posibles conflictos y daños a tus relaciones personales en caso de no poder cumplir con los pagos.

Diferencias clave entre préstamos con y sin aval

En primer lugar, los requisitos son más estrictos en los préstamos con aval, ya que las entidades financieras exigen garantías adicionales, como bienes patrimoniales o la firma de un avalista solvente, lo que implica más documentación y análisis. En cambio, los préstamos sin aval suelen ser más accesibles, ya que únicamente se evalúan tus ingresos y tu historial crediticio.

Otra diferencia importante es la tasa de interés. Los préstamos con aval suelen ofrecer tasas más bajas porque la garantía reduce el riesgo para la entidad financiera. Por el contrario, en los préstamos sin aval, las tasas suelen ser más altas como compensación por la falta de respaldo en caso de incumplimiento. Además, la cantidad del préstamo también varía: al ofrecer un aval, puedes acceder a cantidades más elevadas, ya que el banco tiene mayor seguridad de recuperar su dinero. En cambio, los préstamos sin aval suelen tener límites más bajos, lo que los hace ideales para necesidades financieras más pequeñas.

Por último, debemos hablar del riesgo para el solicitante. En los préstamos con aval, el compromiso es mayor, ya que, si no cumples con los pagos, podrías perder el bien que ofreciste como garantía o afectar a la persona que actuó como avalista. En cambio, en los préstamos sin aval, aunque el riesgo financiero sigue existiendo, no comprometes tu patrimonio ni involucras a terceros, lo que brinda mayor tranquilidad.

En resumen, elegir entre uno u otro dependerá de tu capacidad de pago, la cantidad que necesites y el nivel de riesgo que estés dispuesto a asumir.

Sin embargo, según Kreditium, en ambos casos es fundamental evaluar correctamente tu capacidad de pago y pedir el préstamo únicamente si tu situación financiera te va a permitir devolverlo. De no ser así, el préstamo solo aplazará los problemas en el tiempo, pero probablemente también los agrande. No hay ningún tipo de préstamo que sea adecuado cuando no se va a poder devolver.

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