El debate de investidura de Salvador Illa está fijado para este jueves, 8 de agosto, lo que ha vuelto a poner a Cataluña en el foco de interés y en uno de los temas principales que ocupan las escaletas de los programas de televisión. Este martes, 6 de agosto, Todo es Mentira le organizaba una sesión de terapia a Pilar Rahola para que acepte el posible nombramiento del socialista como president de la Generalitat, pero, sin pelos en la lengua, la periodista terminaba calificándolo como un "mal polvo"

El programa de Cuatro se preocupaba por la salud mental de su colaboradora con motivo de la investidura de Illa, por lo que convertía a Pere Aznar en el terapeuta que la catalana no sabía que necesitaba. "Todo es Mentira hace terapia con Pilar Rahola ante la investidura de Illa y le da herramientas para poder superarlo", se leía en un rótulo mientras que los protagonistas se desplazaban a un set aparte para dar comienzo a la sesión. "¿Pero qué hago yo aquí?", se preguntaba la periodista. "Ponte cómoda", le insistía el humorista.

Los espectadores parecían asistir más bien a un sketch, que prometía ser todo un momentazo. "Lo importante es que te dejes llevar y que te sientes en la izquierda, en la derecha o en el centro. Donde tú quieras", le decía el recién nombrado como terapeuta, en lo que era claramente una referencia política. Rahola demostraba desde el primer momento que no iba a ser una paciente fácil, pero Aznar no se salía de su papel: "Cuando me han dicho que tenía una sesión contigo, la verdad que la necesito la necesito yo. No te voy a engañar", bromeaba. 

Entonces, el terapeuta comenzaba a darle las claves del proceso e insistía en que "la aceptación es muy importante". La colaboradora, hueso duro de roer, no quería tomarse en serio la terapia organizada por el programa. "Yo sé que es muy difícil ser humorista", le decía a su compañero. Aznar, rápido en su respuesta, contraatacaba: "Hombre, ser amiga de Puigdemont tampoco es fácil". Tras el intercambio de dardos, él continuaba con la sesión: "La aceptación es muy importante en procesos terapéuticos, hay que ir poco a poco y empezar a asumirlo. Hay que repetirlo interna y externamente". 

Pilar Rahola, algo más interesada por el consejo, preguntaba: "¿Cómo haces para hacerlo así, poco a poco? ¿Tengo que ir a corridas de toros, ponerme la bandera española, etc.? ¿Cómo va la cosa?". La escena comenzaba a impregnarse de tintes surrealistas, por lo que el terapeuta tiraba de humor para interrumpirla: "Veo que estás en un pleno ataque de neurosis y eso hay que frenarlo de entrada". Sin salirse de la hoja de ruta, Aznar continuaba con la sesión: "Repite conmigo: Illa va a ser el próximo presidente de la Generalitat". "Veremos", respondía la colaboradora sin pensárselo dos veces. 

El humorista bromeaba con la vida sexual de la colaboradora y su marido, haciendo referencia a algunas confesiones que la misma Rahola había hecho anteriormente, y ella lo aprovechaba para cargar contra la investidura del catalán: "Perdona, pero lo de Illa es un mal polvo, sin duda". Tras el dardazo, Aznar proseguía con un test en el que la tertuliana tenía que identificar quién estaba representado en un dibujo. Aunque era evidente que los trazos delineaban a Carles Puigdemont, en el epicentro de la noticia estos días ante su regreso a España siete años después, Rahola veía "un mal dibujo de Harry Potter". 

Aznar le revelaba la respuesta correcta, pero Rahola se negaba a verlo: "Tú tienes la mirada española y, claro, con las lupas estas españolas lo ves así. La mirada catalana lo ve como un tío guapísimo, fuerte, valiente...". La terapia avanzó entre surrealismo y desvariaciones hasta finalizar con un "referéndum sobre quién quiere ser el próximo terapeuta de Pilar Rahola". 

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