El rey emérito Juan Carlos I ya está libre de ‘polvo y paja’ en materia penal. Su último frente abierto, el de las tres investigaciones abiertas en la Fiscalía General del Estado, quedaron solventadas este miércoles con los decretos de archivo firmados por el fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón. Sin embargo, el padre de Felipe VI sigue teniendo abierto un frente judicial, y tiene nombre y apellidos, el de su examante, Corinna Larsen, y la demanda civil por acoso y difamación que sigue abierta en un juzgado de Londres, Inglaterra.

La batalla judicial es mucho más compleja de lo que parece, pues la defensa de Juan Carlos I afirma tajantemente que no se le puede encausar fuera de España, pues según ellos pertenece a la familia real, lo que le otorgaría una inmunidad amparada por la Convención de Viena. En contra de esto, los abogados de Larssen aseveran que tras su abdicación y, después de que Felipe VI le haya retirado todos los privilegios, el emérito no estaría amparado por dicha inmunidad.

Acoso y difamación

En cuanto a los motivos esgrimidos por la que fuera pareja del monarca para interponer esta demanda, no deja de ser llamativo que sea por los 65 millones de euros que Juan Carlos I le regaló cuando eran pareja. Un regalo que ha estado bajo la lupa judicial española hasta hace menos de 24 horas, pues se ha investigado si el rey emérito los cobró como parte de una comisión. Finalmente, Luzón ha determinado que fueron un regalo de su ‘amigo’ el rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdulaziz.

Según Larssen, quien ha llegado a solicitar medidas cautelares para evitar que nadie del entorno del monarca se pueda acercar a ella a menos de 150 metros, Juan Carlos I le regaló el dinero para cuidar de su familia.

Pero afirma la examante que, una vez terminada la relación, el emérito utilizó incluso al exdirector del CNI, Félix Sánz Roldán, para acosarla y difamarla, pues quería que le devolviera los 65 millones de euros que le había regalado.

En cuanto a caso es sí, en un principio se dijo que la resolución sería muy rápida, cuestión de días. Sin embargo, han pasado casi tres meses desde que se hicieran los primeros trámites, y la causa sigue durmiendo el sueño de los justos sobre la mesa de este magistrado londinense. En caso de que no vaya adelante, Juan Carlos I podría volver a España sin ningún frente judicial abierto.