El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género ha elaborado un estudio, el primero de estas características, sobre el centenar de sentencias dictadas en 2020 por el Tribunal Supremo en casos relacionados con delitos contra la libertad y la indemnidad sexual cometidos tanto contra personas adultas como contra menores de edad. Lo más llamativo del informe es que, en el 68,1% de los casos analizados, es decir en siete de cada diez, la víctima de la agresión sexual era una niña o un niño menor de edad.

También destaca el informe que la práctica totalidad de las víctimas adultas eran mujeres (el 97,7%), mientras que en el caso de los menores ese porcentaje disminuye hasta el 68,4% al ser también los niños objeto de este tipo de prácticas delictivas.

Una parte del informe, cuya publicación se realiza coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ha sido elaborada por Miguel Lorente, forense, profesor titular de la Universidad de Granada y miembro del grupo de expertos del Observatorio y consiste en un estudio médico-legal y forense de los casos. Al informe de Lorente, uno de los mayores expertos de España en violencia de género, se añadirá en próximas fechas el análisis jurídico de las sentencias.

En los 30 casos de violencia sexual sobre personas adultas se contabilizaron 44 víctimas De ellas, 43 eran mujeres, cifra que arroja una ratio de 1,5 mujeres víctimas por cada caso, y la última, un hombre. Una de cada cuatro de estas agresiones (26,7 %) fueron grupales. Los diecinueve implicados en los 8 casos de estas características arrojan una media de 2,4 agresores en cada agresión múltiple.

Los supuestos con víctimas menores de edad sumaron 64, con un total de 95 víctimas: 65 niñas y 30 niños. Un elemento distintivo de la violencia sexual ejercida sobre menores son los tiempos de duración, elemento sobre el que se recoge información en 49 sentencias. En un tercio de esos casos (30,6 %), la situación de violencia se prolongó durante varios meses; en el 14,3 %, durante un año y en el 12,2 %, dos años. El estudio revela que las agresiones se prolongaron durante 5 y 6 años en un 10,2 % de casos y hasta 7 o más años en otro 12,2 por ciento.

Tipo de delito

En cuanto al tipo de delito cometido, el que con mayor frecuencia se cometió fue el de agresión sexual, que ocurrió en seis de cada diez casos en los que la víctima era una mujer adulta (60,3 %); los abusos sexuales supusieron el 11,1 % y el asesinato el 3,2 por ciento. Cuando las víctimas son menores de edad, el delito predominante es el abuso sexual, cometido casi en la mitad de los casos (48,6 %), de los cuales fueron abusos sexuales continuados el 57,7 por ciento.

El segundo delito más cometido sobre niñas y niños fue la agresión sexual, con un 28,1 %, siendo continuadas el 53,6 % de ellas. Los delitos relacionados con la pornografía representaron el 6,5%, mientras que los vinculados con la prostitución de menores fueron el 4,7 % de los analizados.

Características del agresor

El agresor es mayoritariamente un varón, tanto cuando las víctimas son adultas (100 %) como cuando son menores (93,8 %), aunque en este último tipo de violencia sexual se han dado supuestos de mujeres agresoras (1,5 %) y de agresores mixtos (4,7 %). El agresor es, además, una persona conocida por la víctima, situación que se produce en el 65,7 % de las agresiones sexuales cometidas sobre mujeres adultas y en el 75,3 % de las cometidas sobre niños y niñas, si bien la procedencia de la relación es diferente según el tipo de víctima.

Así, los agresores de las víctimas adultas son en su mayoría amigos o personas conocidas en ambientes de ocio (42,8 % de los casos), familiares (20 %) o conocidos en el entorno de las redes sociales (5,7 %). En uno de cada tres casos (34,3 %), el agresor era un desconocido.

Cuando las víctimas son menores de edad, la diferencia radica en que, en este caso, la mayoría de los agresores (37,7 %) forman parte de la familia; son conocidos a través de las relaciones familiares y de vecindad (31,2 %) o conocidos del ámbito educativo, de ocio o deportes (24,7 %). En un 7,8 % de los casos, el contacto entre el agresor y el menor se produjo a través de las redes sociales.

Un análisis más profundo del grupo de agresores de menores que forman parte de la familia revela que más de la mitad de ellos (54,5 %) tenían una relación biológica con la víctima, eran padres, abuelos, tíos, etc.; y que en el 45,5 por ciento de estos casos de violencia doméstica, el agresor era el padre biológico del menor o la pareja actual de su madre.