Continuamos con nuestra semana dedicada a luchar a favor de la eliminación de la violencia contra las mujeres, que culminará el jueves 25 con la celebración del día internacional dedicado a esta causa. En El Telescopio nos hemos propuesto publicar cada día un contenido para concienciar sobre este problema. Hoy nos centramos en la ejercida por parte de sus parejas, que es el mayor riesgo.

La Organización Mundial de la Salud [OMS] afirma que “la violencia contra las mujeres -en especial, la ejercida por su pareja y la sexual- es uno de los mayores problemas de salud pública y una violación de los derechos humanos de las mujeres”.

La violencia contra las mujeres es uno de los mayores problemas de salud pública

Las Naciones Unidas la definen como "un acto de violencia basada en género que tiene como resultado -o es probable que lo tenga- un daño físico, sexual o mental, sufrido por las mujeres, incluidas amenazas de esos actos, coerción o deprivación de libertad arbitraria, sea en público o en la vida privada”.

Casi una de cada tres mujeres ha sido sujeta este tipo de maltrato por parte de su compañero sentimental o por otras personas o por ambos

Perfil

Según datos de la OMS, casi una de cada tres mujeres ha sido sujetas a este maltrato física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o por otras personas o por ambos.

Entre los factores que la organización identifica como asociados con este tipo de actos, se encuentran: contar con niveles educativos bajos, haber sido víctima de maltrato infantil, haber sido testigo de ese tipo de comportamientos en la familia y uso dañino del alcohol. Todos estos incrementan el riesgo, tanto de ser víctima, como de perpetrarlos.

Además, en el caso de los maltratadores, también influyen padecer un desorden de personalidad antisocial, comportamientos masculinos dañinos -como por ejemplo, tener múltiples parejas o actitudes que consienten el maltrato.

El riesgo se agrava si el entorno tampoco es favorable

Otros riesgos

Algo que se agrava si el entorno tampoco es favorable. Es el caso de comunidades en las que las normas otorgan un papel superior a los hombres que a las mujeres o en las que estas no tienen acceso a empleos pagados.

El riesgo de violencia ejercida en la pareja, por su parte, también está directamente relacionado con contar con un historial de exposición a ella, insatisfacción y desacuerdos en la relación, dificultades de comunicación y comportamientos de control por parte de los hombres.

Situaciones que se pueden agravar si existen creencias de honor familiar y pureza sexual, ideologías machistas o un sistema legal que no condene de forma rotunda este tipo de comportamientos. Todo, reforzado por la desigualdad de género o una aceptación generalizada del maltrato de género.

Las víctimas también tienen que enfrentarse a embarazos no deseados, abortos, problemas ginecológicos y enfermedades de transmisión sexual

Consecuencias

Las consecuencias para la salud, tanto a corto como a largo plazo y en el plano físico, mental, sexual y reproductivo, son serias e incluso pueden terminar en el homicidio o el suicidio, aparte de todo tipo de lesiones.

Las víctimas también tienen que enfrentarse a embarazos no deseados, abortos inducidos, problemas ginecológicos y enfermedades de transmisión sexual, incluido el SIDA.

Si en el momento de sufrir estos maltratos, la víctima está embarazada, se pueden producir abortos, nacimientos prematuros o bebés de muy poco peso.

Las niñas y niños testigos de malos tratos pueden sufrir diferentes trastornos de comportamiento y emocionales

Impacto psicológico

En el plano psicológico, estas formas de maltrato pueden provocar depresión, alcoholismo, estrés post-traumático y otros desórdenes de ansiedad, insomnio, trastornos alimenticios y, en los peores casos -como ya hemos señalado- el suicidio.

Las niñas y niños que crecen en familias en las que se producen este tipo de actos pueden sufrir diferentes trastornos de comportamiento y emocionales. Y, a largo plazo, los convierte en más proclives a cometer o padecer este tipo de actos, aparte de incrementar las tasas de mortalidad infantil y otras enfermedades.

Prevención

La OMS propone un modelo de prevención denominado RESPETO, un acrónimo que responde a las siete estrategias que lo componen: Relaciones con habilidades fortalecidas, Empoderamiento de la mujer, Servicios garantizados, Pobreza reducida , Entornos seguros, Trabajo de prevención del abuso de niños, niñas y adolescentes, Obtención de un cambio en las actitudes, las creencias y las normas.

La organización propone cuatro iniciativas para fortalecer un entorno en el que no se consienta este tipo de malos tratos. En primer lugar, “profundizar el compromiso político de los lideres y responsables políticos para que denuncien y condenen la violencia contra las mujeres”.

La segunda es “invertir en las organizaciones de mujeres, reforzar su trabajo, dotarlas de recursos y brindarles apoyo”, en un marco de “aplicación de leyes y políticas" en materia de violencia de género y que "promuevan la igualdad, incluido el acceso a la educación secundaria”.

Por último, es preciso “asignar recursos a programas e investigaciones y al fortalecimiento de las instituciones y capacidades de los sectores de la salud, la educación, la aplicación de la ley y los servicios sociales para hacer frente" a este tipo de actos.

La OMS hace hincapié en la medición del impacto de los programas de prevención “en términos de reducción en la prevalencia de las diferentes formas" de malos tratos contra la mujer.

Medición

Además, exhorta a los países a “informar sobre el progreso en la prevención" de estos actos "en el marco de las metas de los objetivos de desarrollo sostenible [ODS]”.

Y propone dos indicadores; “la prevalencia de la violencia de pareja en los últimos 12 meses en mujeres de 15 años o más (meta 5.2 de los ODS: eliminar todas las formas de violencia contra ellas y las niñas)”; y “la proporción de mujeres y hombres jóvenes de 18 a 29 años que habían sido víctimas de violencia sexual a los 18 años o antes (meta 16.2 de los ODS: poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños y las niñas)”.