Uno de los mayores problemas con los que se está encontrando la crisis sanitaria generada por la pandemia es la saturación de los hospitales públicos con la consiguiente escasez de espacios y camas y para atender a tan alto número de enfermos y contagiados.

La paulatina incorporación de hospitales de la sanidad privada así como la ordenación que de estos establecimientos hace el Decreto de estado de alarma de disponer de esta infraestructura asistencial privada, genera esperanza de aumento de las plazas hospitalarias. La decisión, ya en marcha, de la Comunidad de Madrid o Andalucía de activar hoteles medicalizados para pacientes leves pero que aún requieren aislamiento, va a suponer otra aportación de futuro inmediato. Idea esta que el Gobierno central también podrá materializar.

Pero ¿y si esta vorágine aumenta y fueran necesarios más espacios liberados para el ingreso de enfermos contagiados? ¿y si fuese necesario la búsqueda de más recintos para la creación de improvisados hospitales de campaña?

Hay quienes han planteado usar algunos templos de los que dispone la Iglesia Católica como hospitales de campaña. Se trata de edificios amplios, resistentes y muy bien conservados. 

No se trata de nada descabellado ni alejado de la realidad sino que cuenta con muchos antecedentes históricos. En plagas, pestes y enfermedades colectivas la iglesia no solo puso parte de sus templos al servicio de los más necesitados sino que convirtió a sus recintos en auténticos hospitales de campaña. Además el propio Papa Francisco lo ha puesto en práctica. Por segundo año consecutivo, en noviembre de 2010, con motivo de la conmemoración de la Jornada Mundial de los Pobres, un hospital de campaña se instaló junto a la Plaza de San Pedro del Vaticano se instaló. Dicho centro sanitario temporal prestó asistencia gratuita a personas necesitadas contando con médicos especializados en cardiología, dermatología, reumatología, ginecología, y también oculistas y podólogos.

Este hecho no ha pasado desapercibido y tampoco que haya sido el propio Papa Francisco quien en varias ocasiones hiciera hecho referencia a este asunto, en algunas ocasiones metafóricamente pero de lo que se deduce su opción a ceder los templos para este uso social en caso de catástrofes. Se recuerdan sus manifestaciones en el Encuentro internacional “El proyecto pastoral de Evangelii Gaudium” en septiembre de 2014. Allí, dirigiéndose a los participantes les advirtió que no se cayera en la tentación de “llenar la fe de reglamentos como hacían los fariseos, pues la Iglesia se parece a un hospital de campaña a donde llegan personas heridas buscando la bondad y cercanía de Dios.

También en otra ocasión durante una entrevista a La Civiltà Cattolica afirmó lo siguiente: “Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental”.


¿Cuál es la postura de la Iglesia católica española?


Con la llegada de los recientes, más aperturistas y nuevos aires a su cúpula las posturas en este asunto son similares a la del Papa Francisco. De hecho el recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal Español, el cardenal arzobispo de Barcelona Juan José Omella afirmó sobre las decisiones de la CEE en relación a la adopción de medidas ante la pandemia en una entrevista distribuida por Servimedia: “Vamos a responder en cada momento para implantar medidas más o menos severas siendo “muy prudentes en no alarmar” y ofreciendo los hospitales de la Iglesia para evitar la saturación de la Sanidad pública.

Precisamente, el cardenal Omella valoró de forma positiva el diálogo que está manteniendo con el Ejecutivo de Pedro Sánchez por la crisis del coronavirus. “Eso nos va a abrir un camino de más diálogo y de más entendimiento entre instituciones. Eso es bueno”, resaltó.

En España tenemos desde hace años ejemplos de dos templos abiertos para asistencia, comida y cuidados sanitarios hacia los indigentes. Se trata en Madrid de la Iglesia de San Antón del Padre Ángel “abierta” desde 2015. Junto a esta surgió posteriormente en Barcelon en enero de 2017, coincidiendo con una fuerte ola de frío, la Iglesia de Santa Ana dirigida por Peio Sánchez. Este antiguo monasterio de Santa Anna ubicado junto a la céntrica Plaza de Cataluña barcelonesa, acoge y atiende cada día a más de 200 personas sin hogar, en su mayoría menores de 40 años, convirtiéndose en un "hospital de campaña" Son los dos modelos en España de iglesia abierta. Santa Ana cuenta con el respaldo de la Fundación Quirón y el Hospital Universitari Sagrat Cor que han movilizado alrededor de 150 profesionales, de los cuales 35 son administrativos, 45 enfermeras y 70 médicos. Más de dos tercios de los atendidos son personas sin acceso a la asistencia sanitaria primaria por no disponer de la tarjeta sanitaria, y por ello suelen dirigirse a las urgencias de los hospitales.


Tanto el Padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz como Peio Sánchez, párroco de El Raval, juntos a otros sacerdotes y teólogos impulsan esta idea de una iglesia abierta siempre para los pobres como una especie de “servicio de urgencias” o de “iglesias asilo y refugio en el corazón de las grandes ciudades”, como reflexiona Peio Sánchez. El Padre Ángel cuenta que lo más gratificante de la iglesia de San Antón de Madrid es que “uno, aquí, se siente un aprendiz, curando heridas, acariciando a la gente, porque aquí se aprende lo que sufre la gente, y, sobre todo, bendiciendo, porque muchos sólo vienen aquí a pedir que se les bendiga”.

Esta posición abierta cuenta con la oposición de la vieja guardia de los purpurados y de sectores conservadores de la Iglesia, partidarios de que los templos solo sirvan para las liturgias y como museos. Las posiciones aperturistas representados por el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella y el arzobispo de Madrid, el cardenal Osoro, amigo, este último del Padre Ángel, auguran un cambio en España hacia posición mucho más social y evangélica en el uso de los templos.

Estas dos iglesias organizaron a finales de junio de 2018 unas jornadas para representantes de iglesias de Bogotá, Buenos Aires y San Francisco, para comenzar a extender la red de hospitales campaña recibiendo el apoyo de los cardenales Osoro, Omella y Maradiaga.

El padre Ángel, fundador de Mensajeros por la Paz contó lo mucho que tuvo que esperar hasta ver cumplido su sueño de poder tener una iglesia abierta las 24 horas. Al final, lo consiguió en San Antón, de la mano de su amigo, el arzobispo de Madrid Carlos Osoro. La iglesia, que lleva ya abierta desde el 2015, está creando escuela. Y, al poco tiempo, le salió una ‘hija’, en la parroquia de Santa Ana de Barcelona.

Según el Padre Ángel “merece la pena que la Iglesia se lance a renovar sus parroquias, para que dejen de ser museos, con horarios y funcionarios, para pasar a ser hospitales e campaña y casas de acogida, como pide el Papa”.

Historia de la Iglesia y los templos como hospitales


La historia de la Iglesia nos señala todos los antecedentes que en otras épocas ha habido. Los cristianos iniciaron pronto la creación de fórmulas de asistencia. El primer ejemplo organizado lo datamos en el Concilio de Nicea en el 325 d.C., por el que se acordó crear un hospital en cada catedral con el fin de atender a los peregrinos, que enfermaban. Otro ejemplo sería el de Santa Fabiola en el 390 d.C., una adinerada romana que se deshizo de sus bienes para con su venta organizar el primer hospital en Roma saliendo por las calles a recoger a enfermos y necesitados.

Más tarde se incrementaría la creación de los hospitales en zonas de peregrinos atención y se ocuparon para ello monasterios. Los monjes benedictinos atendían a los monjes enfermos y de ahí se pasó a la población. Los monasterios se convirtieron en sitios de traducción y conservación de textos médicos, lo que se conoce como medicina monástica.


Siguió avanzando este concepto de iglesia abierta por Europa en forma de hospederías, hospitales y leproserías hasta llegar al gran hospital de la Orden de san Juan en Jerusalén.


En España destacó la Hermandad de la Caridad de Toledo que partir del siglo XI fundó numerosos hospitales desde los que ofrecía asistencia de todo tipo. Como curiosidad destaca que la mayoría de sus integrantes tenía orígenes de noble cuna.