El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha ratificado la inhabilitación del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante un periodo de tres años, uno y medio por cada falta realizada en la final del Mundial femenino: la primera, por agarrarse los testículos al lado de los miembros de la Casa Real mientras celebraba el gol de Olga Carmona, y la segunda, por besar sin consentimiento en la boca a Jennifer Hermoso, dos bochornosas acciones que nublaron el histórico triunfo de la Selección femenina.

Todo apuntaba a que Rubiales dimitiría el 25 de agosto, en la Asamblea Extraordinaria convocada el 25 de agosto en Las Rozas para tratar este asunto, pero, en uno de los discursos más lamentables que se le recuerdan a un cargo público, optó por aferrarse al cargo y afirmar que no dimitiría. Un día después, la FIFA lo suspendió provisionalmente durante 90 días de sus funciones, y un mes después, finalmente dimitió, ya con Pedro Rocha en el cargo.

Ahora, el TAD ha confirmado su inhabilitación durante tres años, por lo que, vigente esta sanción, no podrá presentarse para ser electo en ningún cargo público hasta finales de 2026 / principios de 2027.

Un mandato de lo más polémico

Los cinco años de Rubiales en la Federación han dado para mucho. El beso a Jenni Hermoso fue la gota que colmó el vaso de un interminable historial de polémicas. A mediados de 2022, se hizo público que el natural de Motril pactó con el Grupo Kosmos, la empresa de Gerard Piqué, el traslado de la Supercopa de España a tierras saudíes, con repartos de beneficios desiguales para los participantes y comisiones millonarias de por medio.

De este escándalo se pudo tirar de tres hilos: en primer lugar, que Piqué todavía estaba en activo como futbolista cuando se llevó a cabo este movimiento y participaba en la competición adulterada. En segundo lugar, que Rubiales declaró que "llevar el fútbol español a Arabia Saudí era una gran noticia para las mujeres", palabras que le dejaron en evidencia después de que se les prohibiera la entrada al estadio y solo fueran hombres los asistentes a la competición. Y, en tercer lugar, que Kosmos, la RFEF, Rubiales y Piqué fueron denunciados a la Fiscalía Anticorrupción por este caso por las graves irregularidades que marcaron al mismo.

A su vez, también salieron a la luz escándalos del presidente de la RFEF antes de acceder al cargo. En concreto, cabe destacar la denuncia que interpuso contra él la ahora directora general del sindicato Futbolistas ON y en su momento directora de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), Tamara Ramos. Rubiales coincidió con ella cuando era presidente de AFE, y la exdirectora del organismo expuso en diferentes medios que Rubiales le "había humillado, dado golpes encima de la mesa y hecho comentarios extremadamente vejatorios".

“Ha sido una barbaridad durante mucho tiempo”, denunció Ramos en su momento. “No me sorprende en absoluto porque le conozco desde hace muchísimos años y le he sufrido, lo que me ha extrañado es que lo haga en público", añadió, en referencia al beso a Jennifer Hermoso. Ramos también denunció la actitud del presidente de la RFEF hacia sus responsabilidades profesionales, ya que menospreciaba su trabajo: “Me decía, delante de otros futbolistas, ‘venga, a ver, que tú has venido aquí a ponerte las rodilleras. Llegó a decirme: ‘¿De qué color traes hoy la ropa interior?’”, relata la ahora directora general de Futbolistas ON.

Rubiales también pronunció otras frases en la etapa en la que coincidió con Ramos, también denunciadas por la afectada. Comentarios tales como "cállate la puta boca""no le hagáis caso a esta preñada. Las neuronas se le han ido" o "aquí se hace lo que me sale a mí de la punta de la polla".

Desde que el todo el escándalo explotó, Rubiales ha pretendido mantenerse alejado de la exposición mediática. A los motivos evidentes que le llevaron a ocultarse, y a los expuestos durante su mandato, hay que añadir la polémica que giró en torno al pago irregular de una vivienda en la calle Ferraz, que adquirió dos años antes de los sucesos de la final del Mundial y que, debido a su suspensión de empleo y sueldo, vendió por más de medio millón de euros de lo que le costó originalmente. Un lujoso inmueble que contaba con tres habitaciones, tres cuartos de baño y dos plazas de garaje.