En los últimos días el Vaticano se ha colocado en el centro de la actualidad después de conocerse que el Papa Francisco se veía obligado a apartarse de su agenda tras ser ingresado el último viernes a causa de una infección pulmonar que, al principio, parecía ser bronquitis.
Algo con lo que, a medida que han ido pasando los días, no solo no ha mostrado mejoría sino que el personal sanitario y fuentes del Vaticano confirmaban este martes que su cuadro clínico era complejo y que padecía neumonía bilateral. Por ello, y según explicaba el Vaticano, requirió del “uso de la terapia antibiótica con cortisona”, lo que “complica el tratamiento terapéutico”.
Al margen de ello, aunque el Vaticano añadía que este martes el Papa Francisco estaba de buen humor y que había recibido la Eucaristía, la neumonía bilateral que padece obliga al mayor de los cuidados y atención sanitaria posibles, dadas las consecuencias que se pueden derivar de una posible complicación, así como su gravedad.
En este sentido, esta enfermedad se da cuando se produce una inflamación de los pulmones que suele venir dada por un agente patógeno que entra en las vías respiratorias y afecta directamente a los pulmones. En la mayoría de los casos, esto se produce en los dos pulmones -de ahí el nombre de ‘bilateral’- dejando a estos con dificultad para absorber el oxígeno.
Entre otras cosas, cuando se padece una neumonía bilateral, los alvéolos -pequeñas bolsas de los pulmones donde se produce el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono- se llenan de pus y líquido obligando a un tratamiento urgente ya que, entre otros síntomas, dificulta la respiración, por lo que, en los casos más graves, es necesaria la intubación del paciente hasta que pueda superar la neumonía y respirar por sí mismo.
Síntomas y tratamiento
Para saber cómo afecta esta enfermedad, es importante tener en cuenta que dependerá de la persona que la padezca, ya que en aquellos pacientes con patologías respiratorias previas -como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)- o en los inmunodeprimidos, las consecuencias pueden ser más graves.
Teniendo esto último en cuenta, es cierto que existen diferentes síntomas que, a nivel general, comparten todos aquellos que la padecen. Entre estos, destaca la tos, dolor en el tórax, fiebre y falta de aire, así como dolor de espalda localizado y agudo.
No obstante, es importante señalar que, en algunos casos, los pacientes son asintomáticos, es decir, no sufren ningún síntoma. Para estos, es necesario un oxímetro que permita medir la saturación de oxígeno en reposo y en movimiento cada 6 horas. Si esta es igual o inferior a 95% será necesaria la atención médica para administrar una mascarilla de oxígeno.
Por norma general, el tratamiento de las neumonías bilaterales bacterianas es a base de antibióticos. Dependiendo del tipo de germen que se haya detectado, se precisará un antibiótico u otro, aunque en la mayoría de los casos no es necesario detectar el germen específico.
Consecuencias de la neumonía bilateral
Como la mayoría de los aspectos, las secuelas de la enfermedad también dependerán de la persona, su estado de salud habitual o su edad, entre otros. A pesar de recibir tratamiento, algunos síntomas como la tos o la fatiga podrían ser persistentes.
Sin embargo, existe la posibilidad de que las consecuencias se compliquen. En los casos más graves, se podría sufrir un derrame pleural, acumulación de líquido entre los pulmones y la pared torácica; absceso pulmonar, cuando se forman bolsas de pus dentro o alrededor de los pulmones; sepsis, respuesta inflamatoria de todo el organismo que puede provocar la muerte; o insuficiencia respiratoria, que podría requerir ventilación mecánica.