Según el último informe de Farmacovigilancia de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, hasta mediados de julio se habían notificado en España casi 24.500 efectos secundarios tras la vacunación contra el coronavirus. El 80% de estos avisos fueron realizados por mujeres, notificando cambios en sus ciclos menstruales y el aumento del tamaño de los senos, entre otros. A pesar de ello, todavía no existe ningún estudio sobre los posibles efectos adversos en la salud de las mujeres.

Esta es la razón por la que Más Madrid ha registrado una Proposición No de Ley para su debate en la comisión de Sanidad de la Asamblea de Madrid en la que se solicita al Gobierno que realice un estudio de farmacovigilancia sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas del coronavirus en la salud de las mujeres. También instan a que se apoye con financiación específica las líneas de investigación ya existentes en los centros públicos de investigación madrileños para analizar el impacto sobre las mujeres del coronavirus, de la vacunación y de los posibles tratamientos.

Loreto Arenillas, portavoz de Más Madrid en la Comisión de Mujer, ha valorado en declaraciones a ElPlural.com el por qué la medicina está especialmente centrada en los hombres. “Que no se hayan realizado estudios específicos en la vacuna contra el coronavirus está intrínsecamente relacionado con que la mayor parte de las veces las mujeres somos invisibles para los estudios médicos. Y esto tiene como consecuencia que las mujeres se hayan convertido en un punto ciego en la vacunación”, afirma Arenillas.

“Nosotras pretendemos poner en relieve que se está produciendo un sesgo en la medicina, que ya nos ha pasado otras veces, como en los años 90, pero que en el siglo XXI no tiene ningún sentido”. Los estudios de los efectos adversos solamente se han centrado en la vista masculina, mientras que casi el 80% de los mismos se están produciendo en las mujeres. Únicamente el 4% de las investigaciones relacionadas con las inyecciones han tenido en cuenta el sexo de sus participantes.

Desde el punto de vista político, desde Más Madrid quieren conseguir que el Gobierno impulse que se incorporen los estudios farmacológicos a visión de las mujeres y no solamente lo hagan en relación al cuerpo de los hombres. Arenillas advierte de la peligrosidad que ello conlleva para la sociedad: “Es muy peligroso pensar que el estudio de lo que le pasa a los hombres se puede aplicar sin ninguna diferencia a lo que le pasa a las mujeres. Es importante visibilizar a las mujeres, no solo en la medicina sino en todos los campos, y darles el lugar que necesitan y merecen”. “Es arriesgado no tener en cuenta las diferencias y que hay que tener tanto la mirada femenina como la masculina para poder ampliar y hacer el universal sanitario, porque de lo contrario te estás quedando con un particular”, añade.

Las mujeres y las vacunas

El sexo femenino es el que más reacciones adversas está notificando después de vacunarse contra el coronavirus. Concretamente, son las mujeres jóvenes y de edad media las que tienen muchas más posibilidades que cualquier otro grupo de edad de sufrir problemas tras recibir los pinchazos.

Los casos de trombosis surgidos en vacunados con la polémica inyección de AstraZeneca y con Janssen se producían con mayor frecuencia en mujeres, aunque la Agencia Europea del Medicamento (EMA) no encontró factores de riesgo relacionados con el sexo.

Asimismo, las notificaciones más frecuentes entre las mujeres son los cambios en su regla tras la vacunación, entre ellos el aumento del sangrado, sangrado más frecuente y retrasos en la menstruación, entre otros. Además del aumento del tamaño de los senos y los cambios en los niveles de hormonas sexuales. La falta de una metodología científica con perspectiva de género también es la causa del nulo conocimiento de los efectos derivados de la vacunación sobre la salud reproductiva de la mujer.

Causas estructurales

No existe ningún estudio serio sobre la incidencia de las vacunas contra el coronavirus en las mujeres y, concretamente, en el ciclo menstrual. Al igual que no los hay en otros aspectos que puedan afectar a este género. Loreto Arenillas es contundente en este sentido: “Esto se debe al sesgo masculino en la sociedad. Una mirada excesivamente masculina en la sociedad”.

Y detalla: “La principal causa es la estructural, porque básicamente ha consistido en que eran los hombres los que ocupaban los espacios de poder, los que hacían política, medicina, trabajan… y la mujer siempre ha estado en el espacio más privado, de los cuidados. Entonces, toda esta estructura que no es médica, sino social, influye a la hora de hacer la medicina y, por supuesto, nosotras seguimos siendo minoritarias en los espacios donde se estudia, se piensa y se elabora metodología”. “Es una cuestión estructural que supera a la medicina pero en la que la medicina se ve involucrada”, remarca.

Otros casos prácticos en los que la desigualdad está presente

Los estudios farmacológicos sobre efectos adversos no el único campo en el que la mujer sufre esa discriminación. Loreto Arenillas explica a este periódico cómo en la Comunidad de Madrid​ todo el tema de la salud sexual está completamente desatendido. “No hay atención de salud sexual en los centros de Atención Primaria, la salud menstrual es algo que está completamente desaparecido, la mayor parte de las niñas no entiende casi nada de la menstruación, de sus ciclos y se siguen pasando los tampones y compresas a escondidas”.

Asimismo, señala cómo la educación afectivo-sexual es una de las principales herramientas para luchar contra la violencia machista y sexual, pero, en cambio, no se da en los colegios de la Comunidad de Madrid. “Hay un deterioro tan grande porque no se tiene en cuenta la necesidad de tener perspectiva de género en todos los aspectos sociales, médicos, culturales… tenemos un déficit impresionante en estos asuntos”, sentencia.