La falta de una metodología científica con perspectiva de género no es la única razón por la que la mujer sufre discriminación. Con la vacunación contra el coronavirus se ha puesto de manifiesto, una vez más, la invisibilidad del cuerpo de la mujer para la medicina. El último informe de Farmacovigilancia de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios señala que las mujeres han notificado el 80% de los efectos secundarios de la vacuna y todavía sigue sin haber estudios centrados en el cuerpo femenino. Pero no es el único campo en el que la mujer está discriminada: no hay salud sexual ni menstrual en los centros de Atención Primaria, no hay educación afectivo-sexual y, en definitiva, no hay una perspectiva de género en todos los aspectos sociales, médicos y culturales.

Las responsables de Igualdad del PSOE, Podemos y Más Madrid de la Comunidad de Madrid (Lorena Morales, Beatriz Gimeno y Loreto Arenillas, respectivamente) han atendido a ElPlural.com para hablar sobre estas carencias en una sociedad todavía dominada por el patriarcado y con gobiernos que aún reniegan del feminismo, como es el caso del de Isabel Díaz Ayuso.

“Las mujeres no importábamos, los problemas de las mujeres siempre han sido de segunda y también siempre ha habido un gran tabú sobre el cuerpo femenino”, remarca Lorena Morales, responsable de Igualdad del PSOE en la Comunidad de Madrid. Lo cierto es que en la comunidad madrileña no hay ningún tipo de atención específica de salud sexual, menstrual o reproductiva, y es la única comunidad en la que no hay gratuidad en el acceso a la píldora del día después y a los anticonceptivos modernos. Tampoco hay una educación en igualdad ni afectivo-sexual, una gran herramienta para luchar contra la violencia de género. En cambio, está entre las regiones que más tasa de interrupciones voluntarias de embarazo presenta y donde se ha experimentado un aumento preocupante de la violencia sexual -en 2019 aumento la violencia sexual en casi un 20%.

Una medicina centrada en el hombre

“La mayoría de los estudios farmacológicos, sobre salud, vacunas… se hacen sobre cuerpos masculinos, la muestra más reciente son las vacunas contra el coronavirus. Los estudiantes estudian lo que sucede en los cuerpos masculinos y no en los femeninos. El infarto tiene síntomas distintos en hombres y en mujeres, sin embargo se sigue repitiendo en todas partes los síntomas masculinos”, explica Beatriz Gimeno, responsable del área de Igualdad de Podemos y exdirectora del Instituto de la Mujer.

Morales va más allá: “Que la medicina esté centrada en el hombre tiene que ver con el machismo y el patriarcado que existe en todas las estructuras. A la vista está que la menstruación, la menopausia y el climaterio siguen siendo un gran tabú, incluso en la medicina y en la atención hacia las mujeres”. “En los colegios y en la edad adulta se debe hablar del funcionamiento del cuerpo de la mujer y que a las mujeres se nos hable de nuestros cuerpos, más allá de un cuerpo sexual de deseo. Hay que conocer qué pasa cuando llegamos a la menopausia, qué pasa con los cambios hormonales, qué es el climaterio, como son nuestros órganos genitales…”, añade.

Una vista semejante ofrece Loreto Arenillas, portavoz de Más Madrid en la Comisión de Mujer y cuyo grupo político ha presentado una Proposición No de Ley para solicitar al Gobierno que realice un estudio de farmacovigilancia sobre los posibles efectos secundarios de las vacunas del coronavirus en la salud de las mujeres. “El problema es estructural: hay un sesgo masculino en la sociedad, una mirada excesivamente masculina en la sociedad”.

Política antifeminista

Desde la medicina, si no se incorpora la atención hacia las mujeres, con las diferencias biológicas que presentan, no se está prestando una atención adecuada a más de la mitad de la ciudadanía. Y desde la educación, si no se educa a niños y niñas con perspectiva de género, será imposible erradicar la violencia sexual, machista y, en general, todos los tipos de violencias.

En este sentido, el gobierno de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid tiene claras deficiencias y un notable desinterés por poner fin a la desigualdad. Los sucesivos gobiernos del PP han ido cerrando uno a uno todos los centros de planificación familiar que puso en marcha el PSOE. Ya no queda ningún centro de planificación familiar en la Comunidad de Madrid y la puntilla se la dio hace un año el alcalde Almeida, que cerró los fines de semana el único centro de atención sexual a la juventud, precisamente en el momento de la semana que más suelen surgir problemas, tal como explica Morales.

El gran componente de salud sexual y reproductiva que contempla la ley del aborto, que son las comunidades autónomas las que lo tienen que desarrollar pues son las competentes en sanidad y educación, también ha sido desoído por el equipo de Ayuso. El plan que se aprobó en 2017 con el que se reconocía la gratuidad de la píldora del día después y de los anticonceptivos modernos nunca se llegó a aprobar formalmente y nunca fue aplicado. “No se ha avanzado nada desde 2017, porque ni su propio plan fue aplicado nunca”, denuncia Morales.

“No hay atención de salud sexual en los centros de Atención primaria, la salud menstrual es algo que está completamente desatendido, la mayor parte de las niñas no entiende casi nada de la menstruación, de sus ciclos… Hay un deterioro tan grande porque no se tiene en cuenta la necesidad de tener perspectiva de género en todos los aspectos sociales, médicos y culturales”, comenta Loreto Arenillas, mientras que Beatriz Gimeno añade que “en la Comunidad de Madrid no hay ninguna política que se haga con perspectiva de género”, poniendo también el ejemplo de la comisión para fomentar la natalidad que ha anunciado Ayuso y está llena de hombres.

“Ayuso y su gobierno tienen una política antifeminista, no es que olviden el feminismo, sino que ya es antifeminista activa. Se debe a Vox y ella misma juega a ser antifeminista”, asegura la diputada de Podemos.

Pero hay más. La Comunidad de Madrid no destinó a Igualdad el dinero que le correspondía del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. En total, desde 2018, la Consejería de Hacienda madrileña no ha destinado a la Consejería de Políticas Sociales 29,7 millones de euros que el Gobierno central transfirió a Madrid para hacer política contra la violencia machista. Ayuso también ha recortado casi a la mitad su inversión en políticas de igualdad y contra la violencia machista respecto a hace 12 años.

El tabú de la menstruación

“Son muchos años de tabú, la menstruación se ha utilizado para ejercer violencia y desigualdad contra las mujeres, en lugar de ser visto como un signo de vida”, dice Gimeno; “No se habla de la regla, de la menopausia, del climaterio, de las consecuencias de un parto, de la incontinencia urinaria tras el parto”, comenta Morales; y Arenillas remata que “las niñas no entienden casi nada de la menstruación, de sus ciclos y se siguen pasando los tampones y compresas a escondidas”.

La menstruación, a pesar de ser común en todas las mujeres durante gran parte de sus vidas, todavía sigue siendo un tema escabroso a la hora de hablar de él. Los anuncios publicitarios de compresas siguen mostrando la sangre azul, como si la sangre menstrual diese más asco que la otra, y también hay muchas mujeres que se esconden a la hora de pedir o sacar un tampón o compresa.

Son muchas las mujeres que tienen problemas para acceder a los productos de higiene femenina, acogidos a un IVA del 10%, el mismo impuesto que tiene tomarse un café en un bar o ir al cine. La pobreza menstrual alcanza al 20% de las mujeres en la Comunidad de Madrid, razón por la que Más Madrid quiere plantear la gratuidad de estos productos para quienes los necesiten y que estén disponibles en edificios públicos. Es por ello que desde la formación de Mónica García trabajan en una Proposición No de Ley sobre Salud Menstrual y proponen implementar una línea de trabajo educativo para acabar con los tabús y el estigma.

La importancia de la educación

La educación es un aspecto fundamental para crear conciencia y avanzar en una sociedad más igualitaria. Lo que afecta a la igualdad está relacionado con que no haya una educación con perspectiva de género. La falta de educación en este sentido también tiene que ver con todas las violencias, con la desigualdad social, con la brecha salarial, la brecha de cuidados, con que el cuerpo de la mujer no se haya incorporado a la experimentación…

Por ejemplo, la educación afectivo-sexual es un pilar en lucha contra la violencia de género y se debe impartir en todos los niveles educativos con adaptaciones a las diferentes edades. Ayuda a la explicación de procesos transcendentales, tales como la construcción de la identidad de género o las relaciones afectivas dentro de la sociedad. Es por ello que las tres diputadas consultadas por este medio coinciden en que la educación es fundamental para conseguir la igualdad.

En cambio, en la Comunidad de Madrid no se impulsa este tipo de educación. Tal como comentan Morales y Arenillas, en los últimos años solo ha habido un taller de educación en igualdad que incluía una pequeña parte de educación afectivo-sexual y se impartió durante tres meses en 2019, pero que solamente llegó al 4% del alumnado.

Gimeno es contundente en este sentido: “La educación afectivo-sexual es fundamental para combatir la desigualdad y la violencia. Si no cambiamos a los hombres -que son los que ejercen la violencia-, por muchas políticas públicas que hagamos por las mujeres, no vamos a acabar con la violencia. Con las políticas conseguiremos proteger y ayudar a las víctimas, pero a los hombres no se les cambia con leyes, se les cambia con educación desde niños y adolescentes, que es la forma en la que cambia una sociedad”.

En lo que parece que Ayuso ha fijado su prioridad es en la natalidad, claro lo dejó en su discurso del pleno de investidura. Pero antes que la natalidad, a criterio de Morales, debe haber otros aspectos: “La prioridad no tiene que ser la natalidad, la prioridad tiene que ser la igualdad entre hombres y mujeres, además de impulsar otro tipo de medidas, como las de conciliación, que ayudarán a las mujeres a poder ser madres con mayor libertad”. “No hay ayudas para poder conciliar o para que se flexibilicen las condiciones laborales. Tampoco hay ayudas para los niños que requieren educación especial o tienen necesidad de atención temprana. Hay que empezar por apoyar a las mujeres y a los niños”, sentencia.