La sociedad española y del resto del mundo llega un año más a este Día Internacional de la Mujer repleta de retos que afrontar, desigualdades por eliminar y machismo por combatir. Un panorama que en el último año ha dibujado históricos ejemplos que reflejan un halo de esperanza hacia esa igualdad completa y efectiva, pero también rostros que se han convertido en fruto de la denuncia y que obligan a redoblar los esfuerzos en feminismo e igualdad. 

Lo cierto es que en el último año el trabajo de instituciones y colectivos ha llevado a buenos puertos, como ha sido la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, la respuesta y reacción inmediatas ante casos de abusos en altos cargos de la política del país o la conmemoración de leyes que han permitido romper barreras y avanzar en igualdad, como ha sido el 20 aniversario de la Ley Integral contra la Violencia de Género celebrado el pasado mes de febrero. 

Los rostros femeninos que reflejaron el cambio

Todo esto ha venido acompañado de un telón de fondo repleto de figuras que evidencian que cada vez son más las mujeres que se animan a alzar la voz, a contar, a destapar los sufrimientos y abusos que el machismo todavía arraigado en la sociedad les ha hecho sufrir. No solo en el plano nacional, sino también en el exterior de las fronteras del país, nombres como el de Gisèle Pelicot han supuesto un punto de inflexión en materia de feminismo. Con un histórico juicio, después de ser violada y torturada por 50 hombres -su marido entre ellos- la francesa, que desde un principio decidió que el juicio se celebrara a puerta abierta, ha conseguido que el foco de atención pase de estar en la víctima, para centrar el juicio y la denuncia en el agresor. De hecho, el lema ‘Que la vergüenza cambie de bando’ ya se ha convertido en una consigna más del movimiento feminista, llegando a todas aquellas mujeres que han vivido durante años sometidas a la lacra machista y animándoles a romper el silencio y denunciar. 

Al margen de la amplia difusión que ha alcanzado el caso Pelicot en Francia y en el resto del mundo, nuestro país también ha albergado numerosos ejemplos de mujeres valientes que con su historia pasan a formar parte ya de los hitos feministas del país. El de Nevenka Fernández fue el primer juicio en España que consiguió dictar condena a un político por acoso sexual y laboral en España. El concejal del PP y alcalde de Ponferrada en ese entonces, Ismael Álvarez, fue condenado a nueve meses de prisión, una multa de 6.480 euros y una indemnización a la víctima de 12.000 euros. Con ello, la historia de Nevenka Fernández consiguió convertirse en un logro del feminismo, pese a que en aquella época quedaba todavía mucho por hacer. De hecho, aun cuando quedó demostrada la veracidad de los abusos, el apoyo hacia el exalcalde fue mucho mayor que el que recibió Nevenka, no solo por parte por parte de la justicia, cuya sentencia fue considerada como insuficiente, sino también por gran parte de la sociedad española. 

Todo ello fue trasladado el pasado mes de septiembre a las salas de cine con un documental dirigido por Icíar Bollaín. La misma ciudad que fue testigo de aquel mediático y trascendental juicio, también lo fue de un estreno que contó con la presencia de la misma protagonista y que se rindió ante ella, ahora sí, reconociendo su historia y homenajeando su coraje. 

Y si de juicios históricos se trata, ya entrado este 2025, el de Luis Rubiales por el beso no consentido a la jugadora de la Selección Española femenina de Fútbol Jenni Hermoso ha supuesto un nuevo golpe a los abusos, así como un reflejo de ciertos avances en materia judicial. El pasado 20 de febrero la Audiencia Nacional condenaba al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales a 18 meses de multa con cuota de 20 euros al día -10.800 euros en total- y una indemnización de 3.000 euros por un delito de agresión sexual. Con la condena, a pesar de que lo absolvía junto a los otros tres acusados en el caso del delito de coacciones, se otorgaba “plena credibilidad” a Jenni Hermoso al considerar que el beso no tuvo consentimiento por parte de la jugadora. 

Al margen de las críticas al fallo del juzgado que reflejan que aunque podemos hablar de avances, aún queda mucho por hacer, la resolución judicial fue aplaudida por Igualdad que celebró que se haya tenido en cuenta por fin las palabras y el relato de la víctima. “Con independencia de que se recurra por parte de la Fiscalía, la palabra de la víctima se respeta, tal como marca la ley, y no debe cuestionarse”, señaló Ana Redondo. 

A todos estos nombres de mujer, se le suma el de Laura Yustres Vélez, más conocida como ‘Lalachus’. Poco después de que se conociera que la cómica presentaría las campanadas en TVE, la sombra del machismo volvió a hacer acto de presencia recordando que dará igual la valía, la capacidad y la profesionalidad con la que cuentes, porque a las mujeres se les sigue juzgando por su físico. Las redes sociales fueron escenario de numerosos ataques contra el cuerpo de Lalachus que provocaron la respuesta inmediata por parte de RTVE y de enormes capas de la sociedad.

Los casos que obligan a intensificar la lucha

Todos estos ejemplos evidencian, por una parte, que cada vez son más las mujeres que dan un paso al frente para cuestionar las actitudes que en tiempos atrás se normalizaron pero que ahora, con el abrigo del feminismo, han pasado a ser cuestionadas y juzgadas. Sin embargo, los ejemplos de Jenni Hermoso, Nevenka Fernández, Gisèle Pellicot, Lalachus y tantísimos otros también vienen a reflejar que detrás de este progreso hay un machismo todavía acuciante que obliga a doblegar esfuerzos y no anclarse en la indiferencia. 

Si el de Rubiales puso en el foco la necesidad de cuestionar los abusos en posiciones de poder, la política también ha sido el escenario perfecto para que altos cargos del ámbito hayan sido apartados -en el mejor de los casos- después de conocerse abusos por su parte. Ejemplos como el de Íñigo Errejón, exportavoz de Sumar; Juan Carlos Monedero, exdirigente de Podemos; o Carlos Flores, actual diputado de Vox en el Congreso y condenado por violencia machista, han permitido visibilizar que la violencia de género no entiende de cargos, ni tampoco de colores políticos. Y, por ende, requiere una respuesta unánime con el único objetivo de tumbar y acallar los comportamientos machistas y las agresiones. 

El paraguas judicial advierte de colapso y exige mayores recursos

Sin embargo, para que esta respuesta pueda darse con total eficacia es necesaria que todos los órganos implicados en ello dispongan de los recursos suficientes. En este sentido, la Ley Orgánica de Medidas en materia de eficiencia del Servicio Público de Justicia prevista para el próximo mes de septiembre ha encendido las alarmas en los profesionales del sector. 

A través de la nueva norma, se prevé una reestructuración de las competencias de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer de manera que estos asumirán mayores delitos, como son el de mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y el acoso con connotación sexual. A raíz de ello, los magistrados han lamentado que esto pueda traer consigo un riesgo de colapso y una posible disminución de la calidad en la atención a las víctimas. "Hay una cuestión que no puede soslayarse, cuál es el trato a la víctima de violencia de género, que va a quedar diluida entre todas las demás", señalaban. 

Con todo ello, es evidente que el progreso cada vez se hace más palpable. Las historias de todas esas mujeres valientes y con coraje así lo demuestra. Sin embargo, al otro lado de la balanza el peso todavía es demasiado grande para bajar las armas. La lucha feminista sigue, porque los abusos sexuales, el machismo, la cosificación de los cuerpos de la mujer y la desigualdad todavía es una realidad.

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