Es 24 de diciembre y, como todos los años, el rey de España, en calidad de jefe del Estado, se dirigirá a todos los españoles a partir de las 21:00 horas, en un discurso que se podrá seguir a través de cualquier canal de televisión nacional. Sin embargo, el de este año será un mensaje con un fondo un tanto distinto, debido a los numerosos acontecimientos que se han dado a lo largo del año y a los episodios de tensión que se han vivido entre los poderes del Estado (y entre el Gobierno y la oposición) en las últimas semanas.

En el discurso del año pasado, Felipe VI habló de la pandemia del Covid-19, del desastre del volcán de La Palma, de la recuperación económica y de los desafíos que nuestro país tenía por delante, entre los que se encontraban, de acuerdo con sus propias palabras, “favorecer el progreso social, luchar contra el cambio climático, impulsar la igualdad entre hombres y mujeres y asegurar un Estado del Bienestar digno”, objetivos en los que “las instituciones tenemos la mayor responsabilidad”.

Un telón de fondo completamente nuevo

El contexto de este año se parece más bien poco al de 2021. El volcán o la pandemia ya quedan muy lejos y ahora nos atañen cosas distintas. Una guerra en Europa que ya se prolonga durante más de diez meses. Una situación económica complicada a raíz de dicho conflicto, que ha provocado la necesidad de aprobar medidas extraordinarias para luchar contra la inflación y la crisis. Una escalada de la tensión en el Congreso de los Diputados, con una oposición que amenaza con derogar los avances sociales conseguidos y que mantiene un tono beligerante en sus discursos. O un Poder Judicial atrincherado, caducado y que se ha encargado de bloquear las iniciativas legislativas para trabajar en su propia renovación, causando una anomalía democrática y dañando la separación de poderes. Situación, esta última, sobre la que el jefe del Estado no se ha pronunciado en absoluto hasta ahora.

Por supuesto, las responsabilidades básicas del año pasado, como pueden ser el cambio climático o la lucha por la igualdad, se han mantenido en la agenda, pero al mismo tiempo han aflorado otras nuevas de urgente resolución al calor de este contexto. 2023 arrancará con muchos retos, pero también con mucho aprendizaje a las espaldas.

Así aterriza el discurso del rey este año: con un telón de fondo denso, complicado, poco usual, al que se puede esperar que el monarca haga en su mensaje, al menos, cierta alusión. 2022 ha sido un año muy largo, y la noche del 24 de diciembre siempre es un espacio para echar la vista atrás y reflexionar sobre todo lo que nos han traído los 357 últimos días.