Desde el pasado miércoles 18 de noviembre y hasta el próximo día 24, se conmemora la Semana Mundial de Concienciación sobre el uso de Antibióticos, unos fármacos que durante demasiado tiempo han llegado a estar en los botiquines de muchos hogares junto al paracetamol o el ibuprofeno fruto de una tendencia a prescribirlos y a la posibilidad de adquirirlos sin receta médica.

Aunque esto ha ido cambiando, el mal uso de los mismos sigue constituyendo una grave peligro, hasta el punto de que la resistencia a los antibióticos causa en nuestro país más muertes que los accidentes de tráfico.

Alrededor de 3.000 personas fallecen anualmente en España a consecuencia de este problema, que se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos y se hacen resistentes. Esta cifra es muy superior a la de, por ejemplo, las muertes por accidentes de tráfico, que rondan las 1.800. 

Las bacterias farmacorresistentes suponen una de las amenazas globales más serias para la salud pública, pero, sin embargo, no existe una percepción colectiva del verdadero alcance del problema ni de lo que implican. Pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales más difíciles de tratar y ponen en peligro nuestra capacidad para manejar enfermedades infecciosas comunes. En los últimos años se han presentado problemas en el tratamiento de la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o algunas patologías de transmisión alimentaria.

La resistencia a los antibióticos, aumenta, por tanto, la mortalidad, además de incrementar los costes médicos y el tiempo de estancia hospitalaria.

Solo para infecciones bacterianas
 

Los especialistas recuerdan que los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar infecciones bacterianas. No sirven para hacer frente a infecciones causadas por virus, ni para combatir la fiebre o aliviar la sintomatología. Solo se deben tomar bajo prescripción médica y siguiendo siempre las pautas indicadas por el facultativo.

PRAN
 

Con el objetivo de reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencia a los antibióticos y disminuir el impacto de este problema sobre la salud de las personas y los animales, preservando la eficacia de los antibióticos existentes, en 2014 se puso en marcha PRAN, el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que se renovó en 2019. Basa su acción en seis líneas estratégicas: vigilancia del consumo y de la resistencia a los antibióticos, control de las resistencias bacterianas, identificación e impulso de medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento, definición de las prioridades en materia de investigación, formación e información a los profesionales sanitarios, comunicación y sensibilización de la población en su conjunto y de subgrupos de población.

Actualmente, participan en él todas las comunidades autónomas, ocho ministerios (Sanidad, Agricultura, Economía, Educación, Ciencia, Interior, Defensa y Transición Ecológica), más de 70 sociedades científicas, organizaciones colegiales, asociaciones profesionales y universidades, y alrededor de 300 colaboradores expertos.