Muchos de los ríos que transcurren cerca de las grandes ciudades del llevan en su caudal restos de antibióticos, en una cantidad tal que supera hasta 300 veces los niveles considerados “seguros” por los expertos, según un estudio que ha liderado la Universidad de York (Reino Unido), y se ha presentado de forma preliminar en la conferencia anual de la Sociedad de Toxicología Ambiental y Química que se celebra en Helsinki (Finlandia).

El equipo investigador, liderado por el profesor Alistair Boxall, del Instituto de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad de York, ha analizado durante los dos últimos años la presencia de 14 antibióticos de uso común en los ríos de 72 países. Los resultados, presentados en Helsinki, indican que en el 65% puntos monitoreados se detectó la presencia de uno o másmedicamentos. La presencia de antibióticos como ciprofloxacina, trimetoprim y sulfametoxazol en los ríos puede desencadenar la aparición de nuevas variedades de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos, un proceso que la Organización Mundial de la Salud considera como una de las grandes amenazas que planea actualmente sobre la salud humana.

Muchos de los ríos que transcurren cerca de las grandes ciudades del llevan en su caudal restos de antibióticos, en una cantidad tal que supera hasta 300 veces los niveles considerados “seguros” por los expertos, según un estudio que ha liderado la Universidad de York (Reino Unido), y se ha presentado de forma preliminar en la conferencia anual de la Sociedad de Toxicología Ambiental y Química que se celebra en Helsinki (Finlandia).

El equipo investigador, liderado por el profesor Alistair Boxall, del Instituto de Sostenibilidad Ambiental de la Universidad de York, ha analizado durante los dos últimos años la presencia de 14 antibióticos de uso común en los ríos de 72 países. Los resultados, presentados en Helsinki, indican que en el 65% puntos monitoreados se detectó la presencia de uno o másmedicamentos. La presencia de antibióticos como ciprofloxacina, trimetoprim y sulfametoxazol en los ríos puede desencadenar la aparición de nuevas variedades de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos, un proceso que la Organización Mundial de la Salud considera como una de las grandes amenazas que planea actualmente sobre la salud humana.