El debate que ahora acontece al nuevo curso escolar que asoma tras la esquina tiene un antecedente no muy lejano. Esta no es la primera vez que los líderes se enfrentan al reto de mantener las escuelas abiertas en medio de una pandemia, y es que hace prácticamente un siglo atrás, la gripe española atemorizaba todos los rincones del planeta, tal y como hace actualmente el Covid-19.

La pandemia se llevó consigo la vida de aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo, incluidos 675.000 estadounidenses. A pesar de ello, solo tres escuelas en todo el mundo decidieron seguir abiertas, todas ellas en Estados Unidos: Nueva York, Chicago y New Haven.

Las decisiones de los expertos sanitarios en esos lugares se basaron en la misma hipótesis que asola nuestra actualidad: los jóvenes no son tan castigados por la enfermedad como otros grupos poblacionales, por lo que, en aquella época, estos decidieron que las clases podían seguir su curso. Además, por aquel entonces, los centros educativos contaban con un mayor énfasis en la higiene y un personal bien equipado de enfermería.

Nueva York tenía casi 1 millón de niños en edad escolar para 1918 y aproximadamente el 75% de ellos residían en viviendas de alquiler, en condiciones de hacinamiento, a menudo insalubres, según un artículo publicado en 2010 en Public Health Reports, la revista firmada por Steve Bannon, director de Sanidad de Estados Unidos y el Servicio de Salud Pública.

“Para los estudiantes en los distritos de viviendas de alquiler, la escuela ofrecía un ambiente limpio y bien ventilado, donde los maestros, enfermeras y médicos ya practicaban (y archivaban) inspecciones médicas rutinarias y exhaustivas”, según aclara el mismo artículo. La ciudad fue una de las primeras y de las más afectadas por la gripe, señaló el Dr. Howard Markel, historiador médico y director del Centro de Historia de la Medicina de la Universidad de Michigan

Mujeres estudiando con mascarillas de tela.
Mujeres estudiando con mascarillas de tela.

La higiene más básica solo era accesible en las escuelas

Según relataba el Dr. Royal S. Copeland, al diario The New York Times, los niños de entonces preferían asistir a los colegios por las mejores condiciones de higiene, ya que en sus hogares no se solían dar. Aunque no podían reunirse fuera de los muros del colegio, los profesores revisaban diariamente a los estudiantes para detectar signos de gripe, los alumnos con síntomas eran aislados.

Si cualquier estudiante tenía fiebre, alguien del departamento de salud lo llevaba a casa y el funcionario debía determinar si las condiciones eran adecuadas para el “aislamiento”, según Public Health Reports. De no ser el caso, los alumnos eran trasladados a un hospital.

“El departamento de salud exigía que las familias de los niños que estaban recuperándose en casa tuvieran un médico de cabecera o utilizaran los servicios de un médico de salud pública sin cargo”, explicó el artículo de Public Health Report.

Las medidas de seguridad de la época, no muy lejanas a las actuales

El argumento en Chicago para que las escuelas estuvieran abiertas a sus 500.000 estudiantes fue similar: conservar el funcionamiento de las escuelas mantendría a los niños fuera de las calles y lejos de los adultos infectados.

Si el distanciamiento social resultó útil en ese momento, como con el coronavirus lo ha hecho el confinamiento, fue más fácil debido al absentismo masivo en las escuelas, lo que se podría traducir en “fobia la gripe” entre los padres. Parte de la estrategia de Chicago consistió en garantizar la circulación de aire fresco. Las aulas escolares se sobrecalentaban durante el invierno para que las ventanas pudieran permanecer abiertas en todo momento.

Mientras que en Nueva York, Copeland confesó a 'The New York Times': "Cuánto mejor ha sido tener a los niños bajo la observación constante de personas calificadas que cerrar las escuelas". La investigación reveló que las ciudades que implementaron casos excepcionales de aislamiento, el cierre de escuelas y la prohibición de reuniones públicas obtuvieron los mejores resultados.

La decisión correcta ahora, según aseguró el Dr. Markel, es el cierre de las escuelas. "Es mejor, prevenir que curar".

Mujeres posando con las mascarillas de la época.
Mujeres posando con las mascarillas de la época.

La gripe española, en España

Así lo vaticinaba el escritor catalán Josep Pla en su libro 'Cuaderno Gris': "Como hay tanta gripe han tenido que clausurar la universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa, en Palafrugell, con la familia. Somos dos estudiantes ociosos", aseguraba.

La vida universitaria también se vio gravemente afectada por la pandemia del siglo pasado, ya que dichos centros eran el foco de la élite intelectual, lugares donde el ocio y el arte convergían al unísono. Entonces, las medidas de seguridad eran, como ahora, desinfección de los lugares públicos y más control en los viajes interprovinciales y extranjeros.

Además, los restos de la Primera Guerra Mundial y la posterior Guerra Civil Española, fueron otro factor detonante de la crisis económica que asoló todo el mundo y las numerosas bajas de, por aquel entonces, la población masculina, requerida en los frentes de batalla.

Asimismo, al estar desarrollándose la guerra, los países contendientes censuraron las informaciones sobre la pandemia para que no afectase a la moral y la única prensa que informó al mundo sobre el asunto, al principio, fue la de nuestro país. Así que franceses, británicos y estadounidenses comenzaron a llamarla “gripe española”.