El aprendizaje en el aula no consiste solo en abrir un libro y estudiarlo. La forma de adquirir conocimientos en el aula implica estar expuesto a más cosas de las que cualquier niño o niña puede ver en un libro de texto. Los alumnos absorben todo lo que está a su alrededor y lo incorporan a su aprendizaje.

Las administraciones, conscientes de este reto, buscan adaptar las aulas de los colegios españoles a un entorno seguro libre de coronavirus.

Por ello, tanto el Ministerio de Educación y las consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas, junto con sus homólogos de Sanidad, buscan planes para garantizar que los alumnos puedan seguir su educación con normalidad.

En este sentido, la psicóloga infantil Verónica Pérez Ruano en el centro Raíces Psicología Intantil señala varios puntos en los que destaca la importancia de la presencia de los niños y niñas en el aula.

“En una edad en la que las habilidades sociales están en pleno desarrollo, no relacionarse con otros compañeros puede tener efectos negativos, tales como presentar dificultades posteriormente para desenvolverse en grupo o no desarrollar correctamente determinadas habilidades sociales”, cuenta la experta poniendo como ejemplo el llegar a acuerdos con compañeros.

Sin embargo, no todos los niños se desenvuelven mejor en el aula. Pérez señala que cada niño es un mundo. Hablando exclusivamente del ámbito académico, niños con dificultades escolares específicas pueden verse beneficiados de estudiar desde casa, si cuentan con un espacio apropiado para hacerlo, con las herramientas necesarias y una familia que pueda ayudarle, tanto por tiempo como por conocimientos” señala.

Para la psicóloga infantil “siempre será mejor el aula en el que un docente formado para ello pueda impartir las materias del currículo. Además, sabemos que las necesidades de los niños no son meramente académicas, si no también sociales y emocionales”.

“En general, la emergencia sanitaria que estamos viviendo está siendo un buen momento para reflexionar sobre el colegio y sobre si este espacio es capaz de dar respuesta a imprevistos, siendo flexible con las situaciones de la vida o si se trata de una institución rígida a la que los niños tienen que adaptarse, independientemente de su situación personal”, cuenta apuntando que existen muchos proyectos de educación alternativa.

Sin embargo, un nuevo confinamiento podría provocar daños en los niños. Pese a que “los niños habitualmente son personas muy resilientes capaces de reponerse de prácticamente todo si les ofrecemos un correcto acompañamiento”, Pérez señala que “si esta situación se alarga, podrían aparecer en niños y niñas dificultades de socialización, dificultades para adquirir conocimientos en el que caso de los niños que no puedan seguir las clases con normalidad, incluso ansiedad o depresión, ya que su entorno se ha vuelto peligroso y muy poco estimulante”.

Según la psicóloga de Raíces Psicología, los niños necesitan nuevos estímulos de manera permanente, ya que así es como aprenden. “Frenar de golpe todo esto, puede tener efectos secundarios en su desarrollo, que sería recomendable detectar y atajar antes de que aparezcan”.

En este sentido señala especialmente a los adolescentes. “Para ellos su grupo de referencia pasa a ser su grupo de iguales, con los que quieren compartir gran parte del tiempo y la calle es el espacio en el que se sienten libres. Ninguna de estas dos situaciones se pueden dar ahora con normalidad, por lo que está apareciendo en muchos jóvenes apatía, desmotivación, ansiedad, bajo estado de ánimo o dificultades para dormir”.

Es normal que los padres no quieran llevar a sus hijos a clases

Es comprensible que los padres y madres sientan miedo de llevar a sus hijos a las aulas ya que la información qué obtenemos no es esperanzadora en las últimas semanas”, explica Verónica Pérez.

Pese a que los niños tengan menos síntomas y su positivo en coronavirus sea menos grave, “es comprensible que los padres no quieran arriesgarse a que su hijo forme parte de ese pequeño pero relevante porcentaje de casos que finalmente puede presentar complicaciones”.

Además, Verónica Pérez insiste en las características familiares. “Muchos de estos niños y niñas conviven con familiares considerados como grupos de riesgo”, dice. “Las familias tienen que enfrentar un curso difícil, en el que conjugar el miedo a la enfermedad y las preocupaciones que derivan de no llevar a sus hijos al colegio”.

Verónica Pérez cuenta que es importante hablar con los niños. “Los niños y niñas están siendo conscientes del debate existente entre los riesgos de ir al colegio y los riesgos de no hacerlo, por lo que es recomendable hablar con ellos de manera franca y adaptada a su edad para que puedan comprender la situación correctamente y plantearnos sus dudas. Si no lo abordamos con ellos, estaremos dejando sin atender una serie de preocupaciones con las que muy probablemente estén conviviendo”, finaliza.