Paloma Chen (Alicante, 1997) es una poetisa y periodista que siempre ha estado entre dos mundos. Sus padres vinieron desde la región china de Wenzhou en los ochenta para asentarse a orillas del Mediterráneo, dónde comenzaron a regentar un restaurante de comida asiática llamado Chinatown en Utiel (Valencia). Paloma, nacida en la costa española, se crió entre las paredes del negocio familiar mientras se preguntaba a dónde pertenecía. De ahí salió “Crecer en un chino”, un reportaje multimedia dónde la poeta cedió la palabra a una generación de hijos e hijas de los dueños de restaurantes asiáticos y bazares del todo a 100, los que se habían criado atravesados por las mismas incógnitas que ella.

Paloma ha sido galardonada con el II Premio Poesía Viva en 2021, cuándo le pidió públicamente a la Real Academia de la Lengua más flexibilidad en el lenguaje y adaptación a los nuevos tiempos. Con la mirada poética puesta en el racismo hacia la comunidad asiática, el feminismo, la pertenencia o la importancia del lenguaje, Paloma despunta en el panorama actual. 'Invocación a las mayorías silenciosas' (2022) y 'Shanshui Pixel Scenes' (2023), son sus dos poemarios en los que indaga sobre estas cuestiones.

Pregunta (P): Quizá ganar el premio Poesía Viva ha sido lo que más eco te ha dado pero, ¿cómo comienzas en este mundo?

Respuesta (R): Soy lectora ante todo, lectora de poesía, pero también muchísimo de narrativa, de ensayo y de otros géneros. Me parece que es súper importante destacar eso, fue más en mi adolescencia cuando me enamoré de la poesía, realmente todo empieza ahí. Creo que no puedes escribir poesía si antes no has leído muchísima poesía y has visto qué es lo que te gusta y qué es lo que no. 

P: ¿Has estado siempre atraída por la poesía?

R: Siempre he sido una niña muy introvertida, muy en mi mente utilizando mi imaginación. Al final lo veo todo como un proceso natural donde yo estaba intentando escribir no exactamente poesía pero al final esa subjetividad o esa voz me arrastró por decirlo así. 

Sentía la necesidad todo el rato de definirme, como si el mundo estuviera hecho para personas que se tienen que definir


P: Tu poesía está atravesada por el antirracismo y la mirada migrante. ¿Puede ser la poesía un lugar de resistencia e identidad?

R: Totalmente. Con el paso de los años estoy cada vez más en contacto y en reflexión acerca de este tema, en contacto con otras y otros poetas migrantes. Me parece que ahora mismo hay un movimiento y un panorama súper interesante de diversos poetas que estamos buscando de algún modo una estética poética antirracista. Y por supuesto, al final todo deriva mucho de mí, de mis experiencias personales como hija de migrantes chinos. Una cosa es poder hacer poesía política pero eso no define tu estilo, no quiere decir que tu estilo sea panfletario o propagandístico. Puedes seguir buscando esa belleza, ese juego con el lenguaje, que al final es lo que hace la poesía.

P: ¿Cómo crees que tu obra poética visibiliza ese problema que cuentas de no sentirte parte de un lugar por ser migrante?

R: "Invocación" en concreto, es un poemario que concebí muy en esa línea, muy en la línea de decir "yo soy valenciana, española, hija de migrantes chinos". Siento que tengo una identidad atravesada por múltiples intersecciones y que es fluida, que no tiene que ser tan, ¿cómo decirlo?, tan homogénea, tan fija como muchas veces nos hacen creer. Y creo que en el caso de mi vida personal siempre ha estado muy atravesada por esas preguntas. Preguntas que vienen del exterior y que al final se reflejan en preguntas en mi interior: ¿de dónde soy?, ¿a dónde pertenezco? Entonces, en ese poemario abordo toda esa complejidad. No hace falta que tus padres sean migrantes para poder entender todo esto porque al final todas estamos compuestas por distintas capas de identidad. Esto se lo leí a la directora de Vidas Pasadas, una película que me ha gustado muchísimo, y ella decía eso, que incluso simplemente el proceso de crecer ya nos está poniendo en una contradicción identitaria porque nosotras seguimos siendo esas niñas y nosotras seremos esas mujeres en el futuro. En mi caso y sobre todo cuando era más joven, me ponía totalmente contra las cuerdas porque sentía la necesidad todo el rato de definirme, como si el mundo estuviera hecho para personas que se tienen que definir o etiquetar perfectamente.

P: Tu último poemario, 'Shanshui Pixel Scenes', combina imagen con aplicación móvil, otra dualidad. ¿Cómo crees que lo digital puede enriquecer a lo poético?

R: Es una pregunta que yo me estaba haciendo precisamente en ese viaje creativo porque siempre me definí como una persona muy analógica pero poder contactar con Raúl Sangonzalo, que es el desarrollador de software de esta app, y que es una persona que además está mucho en el mundo de la música para videojuegos y en el de los videojuegos en general; me hizo descubrir que realmente hay una intersección muy grande entre poesía y videojuegos y entre el mundo poético y el mundo de los juegos, me hizo ver un mundo lleno de empatía y de poder. Hay muchísimos juegos que abordan precisamente la realidad de las personas migrantes y racializadas y también muchísimos proyectos interesantes respecto a esto. Raúl Sangonzalo empezó a desarrollar esta app, con estética de videojuegos retro y yo empecé a escribir los textos y de nuevo me pasó como con el primer poemario, al principio no tenía claro que iba a ser un poemario. Me puse a escribir y vi que esta conversación, el diálogo que yo estaba teniendo con esas ilustraciones podían dar a esa esa unidad que uno tiene que conseguir con con un poemario. 

Todas llevamos en el bolsillo un smartphone y muchas veces estamos escroleando todo el día en Instagram y otras redes, entonces, ¿por qué no añadir poesía a una app? Además esta app pues tiene un precio simbólico, mientras que un libro cuesta unos 15 o 20 euros la app tiene un precio de 2 euros, lo que ayuda también al acceso más libre a un arte visual unido a la poesía. 

P: ¿Podríamos decir entonces que estamos realizando una mirada a la Paloma del pasado, a esa Paloma que forma parte de la resistencia migrante y que sabe cuáles son las dificultades de acceso?

R: Total, totalmente. Muchas veces me doy cuenta de ciertas decisiones que tomo o ciertos proyectos que me interesan, veo que tienen ese sentido para esa Paloma del pasado, esa niña interior que sigue dentro de mí y que al fin y al cabo lo es, sigue siendo yo. O sea, yo sigo siendo esa niña.

P: ¿Puede un poeta mantenerse al margen en lo reivindicativo?

R: Un problema muchas veces viene de eso. Un artista que quiere estar totalmente despolitizado o quiere presentarse totalmente apolítico y al margen. Ese deseo es totalmente respetable aunque es totalmente imposible.

P: Has publicado en El Salto y en Verne de El País, ¿crees que puedes hacer calar tu obra y tu mensaje gracias a publicaciones periodísticas?

R: Claro, para mí está todo muy relacionado, por una parte ese trabajo poético y por otra el trabajo periodístico. Yo al final estudié periodismo y siempre me he definido como periodista o como una persona que quiere investigar y hablar con personas que tienen cierta visión del mundo y que quieren proponer algo a este. Mi colaboración en Verne fue breve dado su cierre pero es cierto que en El Salto ha sido mucho más continua. Empezó con artículos en relación a la diáspora y la migración china. Después ha ido evolucionando hasta ahora, últimamente sobre todo lo que hago son entrevistas a escritoras, en su mayoría escritoras migrantes racializadas. En general escritoras que me parecen interesantes y con las que muchas veces tengo esa conversación en común sobre qué puede hacer la literatura por el mundo, ¿no? Entonces yo creo que está todo, no sé, bastante relacionado sí.

P: ¿Entonces la pasión por la poesía nace del hecho de ser periodista, o es más bien al contrario?

R: Creo que simplemente en determinados períodos de nuestra vida y por las circunstancias vitales que tenemos que afrontar, pues una parte o un yo de nosotras de repente cobra más importancia. Entonces, simplemente durante muchos años ese yo periodista tuvo mucha más importancia en mi vida, fue mucho más central durante durante bastantes años. Con el tiempo me di cuenta de que quería volver también a recuperar esa yo más adolescente y retraída que estaba más en la poesía, en la literatura y en el arte. Y ahí es donde vino más esa otra yo, la yo poética. Entonces conviven, básicamente conviven. A veces una le tira a mierda la otra, pero conviven.

P: Dos caras de una moneda, Paloma Chen poeta frente a Paloma Chen periodista. 

R: Desde luego. Sí, totalmente y una no puede vivir sin la otra. 

P: ¿En qué otras autoras encuentras la inspiración a la hora de escribir?

R: Siempre ha sido Gloria Zaldúa, también Mery Chin, que es una poeta china- americana… Ahora mismo estoy obsesionadísima con Xiaolu Guo. Ella es nacida en China pero emigró con 30 años a Europa. También es cineasta y  tiene un montón de novelas interesantísimas que reflexionan sobre el lenguaje, sobre ese proceso de pasar de escribir y pensar en chino a escribir en inglés y a tener su carrera literaria en inglés. Hace nada publicó su autobiografía que se llama Radical y me entusiasmó. Me entusiasmó absolutamente y la recomiendo a todo el mundo.

No podemos bajar la guardia nunca en este sistema


P: ¿Está despertando un sentimiento político de compromiso con las creaciones de artistas más recientes?

R: Pues creo, sin duda, que en los últimos años el feminismo ha ayudado muchísimo a abrir paso con ese gran lema de lo personal es político y que ha tenido tantísimo, tantísimo recorrido y creo que, efectivamente, cada vez más se está poniendo en valor todo eso. El arte no puede mirar solo a una cara de la vida, no puede mirar solo al supremacismo blanco, es decir, no puede contar solo historias de hombres blancos, heteros, burgueses… todo eso. Todo el debate de la representación es muy importante y cada vez estamos viendo más miradas políticas en el arte. Eso siempre es buena noticia, siempre que no sea excesivamente panfletario, ya que muchas veces no termina de lucir. Igualmente creo que no podemos bajar la guardia nunca en este sistema.

P: En tu poema 'Toda la vida' dices de forma satírica que “borrar el racismo del lenguaje es un trabajo de chinos”, ¿puede la poesía cambiar cómo nos expresamos?

R: Creo que la poesía, la literatura y el arte en general nos dan mucha esperanza e inspiración, nos da un mundo totalmente formado por imágenes inconscientes, un mundo imaginativo. Un mundo donde poder pensar cómo sería una sociedad donde el lenguaje construyera una realidad desprovista de jerarquía y de racismo. Este poema se pregunta sobre esas cosas y yo también lo hago. A la hora de la verdad el mundo no se cambia con poemas pero creo que los poemas sí que cambian a muchas personas. A mí me han cambiado.