Continúa el drama en O Ventorrillo. Si el lunes los vecinos del barrio de A Coruña celebraban el desalojo de un narcopiso en la calle Monasterio de Bergondo, después de una tarde de protestas, la alegría duró poco. Al día siguiente de abandonar el local escoltados por la Policía Nacional, los inquilinos del bajo desalojado okuparon otro a escasos 150 metros. La inseguridad no abandona las calles de O Ventorrillo, de hecho, empeora, pues el inmueble en el que se hospedan los traficantes desde el martes se encuentra en frente de un colegio y una guardería.

El problema del trapicheo en O Ventorrillo se muda a la calle de al lado. El nuevo local okupado se encuentra en el número 22 de la rúa Antonio Pedreira Ríos. Esta calle es perpendicular a la que anteriormente alojaba a los traficantes, que el lunes se llenó de vecinos pidiendo su desalojo. Este nuevo local está situado en frente del CEIP Raquel Camacho y de la guardería Agra. Los vecinos lamentan la cercanía que el crimen tiene ahora con los niños del barrio, y dicen que nunca habían visto “tantos coches patrulla pasando por la calle”.

El local okupado en frente de un colegio en O Ventorrillo solía ser un bar

El pasado lunes los residentes y comerciantes de la rúa Monasterio de Bergondo se apuntaron una breve victoria. Pasaron toda la tarde concentrados frente al narcobajo en el número 14 de esta calle de A Coruña, protestando pacíficamente contra la delincuencia y el trapicheo en su barrio. Alrededor de las diez y media de la noche, los tres inquilinos del narcopiso abandonaron el local entre los gritos de los más de 200 vecinos indignados. La Policía Nacional escoltó a los traficantes y les metió en coches patrulla. Al día siguiente de ser liberados en un lugar desconocido, los narcos okuparon otro local a solo 150 metros.

Lo hacen para “no interferir en los intereses de los que controlan otra zona próxima”, dice la Policía. Las mafias del narcotráfico evitan irse muy lejos cuando tienen que abandonar un local. De esta manera no pierden su clientela en esa zona. El local okupado en la rúa Antonio Pedreira Ríos era antes un bar. Hace un año, fue allanado por otro hombre conocido en el barrio de O Ventorrillo, que tenía relación con la banda desalojada el lunes. De hecho, durante un tiempo, este hombre también vivió en el narcobajo de la calle Monasterio de Bergondo.

Ocurrió también en Monte Alto

Los vecinos cuentan a La Voz de Galicia que el local, ubicado enfrente del CEIP Raquel Camacho, está en condiciones pésimas. El escaparate está roto, y las precarias planchas de madera que protegen del frío a los residentes permiten ver el interior. Hay un agujero “por donde entran y salen ratas”. Dentro solía dormir “un hombre que ronca mucho”, que es el anterior okupa, conocido de los desalojados de Monasterio de Bergondo.

Un mes antes de las protestas que acabaron con el desalojo del narcobajo, se vivió una situación similar en la ciudad de A Coruña. En el cercano barrio de Monte Alto, los narcos tuvieron que abandonar el piso que okupaban en la calle Washington, pero se mudaron a otro muy cercano. La Policía sostiene que “esos grupos quieren dominar la venta de droga en todo un barrio porque ahí tienen su infraestructura y su clientela”.

Los vecinos de O Ventorrillo no pueden más. La violencia que trae el trapicheo sigue siendo un problema para ellos, que presencian escenas a diario. Un vecino anima a seguir con las protestas: “Pues ahora tendremos que ir al local okupado frente al Raquel Camacho. No vamos a permitir que esta zona siga siendo un peligro para todos”.