Los gallegos están hartos. Los vecinos de O Ventorrillo (A Coruña) salieron a la calle este lunes para protestar contra el narcotráfico. Ya sucedió en otros barrios de la ciudad, como Monte Alto, esta vez para pedir el cierre de un narcopiso situado en la calle Monasterio de Bergondo. Un robo sucedido la misma tarde del lunes, ha instigado la protesta, la cual ha movilizado a cientos de indignados por la criminalidad que asola el barrio. Tres furgonetas y varios coches de Policía Nacional han intervenido en la protesta pacífica.

Desde las cinco de la tarde, más de 200 vecinos se presentaron a las puertas del número 14 de la calle Monasterio de Bergondo. En el bajo de este bloque del barrio de O Ventorrillo, en A Coruña, se ubica un piso en el que, hasta ayer, “siempre se vendió droga”, como cuenta un vecino a La Voz de Galicia. Había mucha tensión, pero la protesta contra el narcotráfico, se mantuvo sin violencia. El punto álgido se vivió cerca de las diez de la noche.

La policía desalojó el narcopiso en O Ventorrillo

Después de una tarde de protestas e indignación, el inquilino del narcopiso que los vecinos de O Ventorrillo querían cerrar, abrió la puerta. Diez policías nacionales custodiaban la entrada al local a pie de calle con una orden clara: “Los de dentro no salen y los de fuera no entran”. Aún así, un hombre se asomó por encima de sus hombros y se encaró con los manifestantes. Estos respondieron con gritos. Para mantener el orden, la Policía tuvo que obligar al hombre a meterse de nuevo en el local. Parecía que los narcos se volverían a salir con la suya, pero alrededor de las diez y media, dos hombres y una mujer abandonaron el narcobajo escoltados por la Policía Nacional.

No es la primera protesta que se da en la ciudad de A Coruña contra el drama del narcotráfico. Hace un mes, los residentes de Monte Alto se echaban a la calle, también contra un narcopiso en el barrio coruñés. Los manifestantes de O Ventorrillo tomaban el ejemplo de sus vecinos de Monte Alto para dar un golpe en la mesa y “forzar el desalojo sin emplear violencia alguna”. Ni la lluvia que cayó durante toda la tarde desalentó a los indignados que sufren la lacra de la criminalidad y el narcotráfico en este barrio donde los atracos se suceden a diario. Un vecino expresa el sentimiento general: "No podemos más. Es mucho tiempo el que llevamos viendo cómo chavales y delincuentes entran y salen de ese bajo para comprar droga".

Dos atracos consecutivos a personas mayores vividos el domingo y el lunes, han sido "la gota que colmó el vaso". Los vecinos y comerciantes de la calle Monasterio de Bergondo se hartaron de robos y de presenciar a diario imágenes como toxicómanos "pinchándose al mediodía frente a los chavales que salen del instituto". El narcobajo, que finalmente fue desalojado, llevaba arrendado tres años a los narcos, que pagaban "religiosamente" su alquiler. Sin embargo, los vecinos denuncian que allí "siempre se vendió droga". El aumento de los crimenes en los últimos meses hizo que la situación fuera "insostenible".