Este año es el segundo consecutivo de sequía en nuestro país. Un 26,9% de España se encuentra en alerta o en emergencia por escasez de agua. Asimismo, hemos vivido el segundo marzo más cálido y seco en lo que va de siglo con un valor de precipitación media de tan solo 21,2 mm, un 36% del valor normal para un mes, y con una temperatura de 1,8 ºC por encima de la media, de acuerdo con los análisis de la AEMET. Una situación que es preocupante y tendrá un impacto muy negativo en los incendios forestales, la agricultura, el precio de los suministros eléctricos y la inflación, según advierten los expertos. 

La sequía es un fenómeno climático que, además de tener efectos devastadores a nivel medioambiental, conlleva graves consecuencias económicas y sociales, para las que el Gobierno ya está tomando medidas. Consecuencias que ya se están vislumbrando en España al ser uno de los países más vulnerables a la escasez de agua debido a su ubicación geográfica y su clima mediterráneo.

El principal ejemplo de los efectos nefastos de la sequía se puede observar en el sector agrícola, que es uno de los principales motores de la economía española. Siendo el más notorio la reducción de la cantidad de agua disponible para el riego de los cultivos, lo que disminuye la producción e implica pérdida de empleos en el sector. Por otro lado, la falta de agua perjudica también la calidad de los cultivos, afectando a su valor y a los precios en el mercado.

"La situación es muy preocupante. La sequía, sobre todo en la parte suroeste de España, es la peor que ha habido nunca desde que hay registros, desde hace prácticamente 100 años", asegura César Paradinas Blázquez, meteorólogo en la Fundación para la Investigación del Clima (FIC).

Del 26,9% de nuestro país en alerta por sequía, el 14% se encuentra en situación de emergencia y el 12,9% restante en alerta por escasez de agua. Esta coyuntura se da en mayor medida en las cuencas de Cataluña, parte de Castilla-La Mancha y Andalucía, especialmente en las demarcaciones del Guadalquivir y del Guadiana, donde se encuentra el Parque Nacional de Doñana.

La preocupante evolución de la sequía desde febrero

Los siguientes mapas muestran los valores del SPEI (Índice de Precipitación Evapotranspiración Estandarizada), que mide la severidad de la sequía meteorológica teniendo en cuenta la precipitación y la demanda de agua de la atmósfera. Cuanto más negativo es el valor, el color es más rojo y más severa es la sequía.

Evolución de la sequía desde febrero hasta mayo de 2023. DatosRTVE | Monitor de sequía meteorológica (CSIC)

Evolución de la sequía desde febrero hasta mayo de 2023. DatosRTVE | Monitor de sequía meteorológica (CSIC)

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) también vigila el nivel de sequía que hay en nuestro país. Gracias a su monitor de sequía meteorológica podemos observar la severidad y el crecimiento de esta situación de sequía por la falta de lluvia.

El CSIC utiliza para esto el SPEI o Índice de Precipitación Evapotranspiración Estandarizada. Un indicador que, una vez obtenidos los datos de precipitaciones y los de demanda de agua por parte de la atmósfera en los últimos 12 meses -también admite períodos superiores e inferiores de tiempo-, asigna un nivel de severidad -cuanto más negativo es el valor, es decir, cuanto más tiende a rojo, más grave es el nivel de sequía-.

Si revisamos el mapa observamos que en los últimos cuatro meses, abril es el mes en el que se produce un empeoramiento general de la sequía meteorológica, en la que la mayor parte de la península se encuentra en una situación seca o extremadamente seca -también el oeste de las islas Canarias-. Solo se libra el tercio occidental, aunque no el andaluz, y algunas zonas de Aragón y la Comunidad Valenciana.

Los embalses, en estado crítico

La falta de lluvia también está mermando la reserva de los embalses, que esta semana han perdido 406 hectómetros cúbicos, lo que representa el 0,7%, según ha informado esta semana el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Este departamento señala que en estos momentos los embalses guardan 27.417 hectómetros cúbicos, por lo que están al 48,9% de su capacidad total. Así, en este momento, 2023 es el quinto año con menos agua almacenada en los embalses desde que hay registros.

En la semana 19 de 1994 los embalses estaban prácticamente como en este momento, al 48,39% de su capacidad. Un año antes, en 1993, al 44,58%; e incluso, en 1992 se situaban en el 46,48% de su capacidad total. Fueron esos cuatro años, de 1992 a 1995, los periodos con menos agua reservada desde que existen documentos. Esta situación, sin embargo, no parece que vaya a cambiar en un plazo corto de tiempo, sino más bien al revés debida cuenta de las previsiones meteorológicas tanto para la actualidad como a futuro.

Informe del ministerio de Transición Ecológica.

Informe del ministerio de Transición Ecológica