Ayer la librería "Los Editores" se llenó hasta la bandera para la presentación del nuevo libro del sociólogo y diputado socialista José Andrés Torres Mora, "La Izquierda es la libertad" (ed. Catarata). Acompañaron al autor la ministra de Administraciones Públicas, Meritxell Batet y el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. 

Batet quiso resaltar uno de los que, para ella, son los mensajes fundamentales del libro: "Ser de izquierdas implica dudar" y para la ministra, la duda lleva al diálogo y del diálogo "a la política para buscar soluciones". Una política dirigida a lograr acuerdos, que pueden ser imperfectos, pero que ayudan a lograr resultados porque, recalcó Batet, el lugar para hacer política de verdad son "las instituciones y no las barricadas". Y dentro del diálogo y la duda, advierte Batet, tiene que estar la búsqueda de la igualdad, que es muy diferente de pretender imponer cualquier clase de uniformidad. "La izquierda no quiere construir su pueblo o una nación", reflexionó, sino que "acepta un pueblo complejo, diverso". 

Rodríguez Zapatero, por su parte, incluyó a los libros de Torres Mora como una de "esas cosas que no te puedes perder en la vida" y sacó pecho por los avances históricos conseguidos por la izquierda: "La izquierda ha conseguido en apenas siglo y medio más transformaciones sociales, derechos, igualdad y solidaridad que cualquier pensamiento a lo largo de toda la historia. La derecha ha tenido siempre una vocación de negar el progreso y el cambio". Pero también un largo historial de discutir entre sí: "A veces la izquierda ha perdido mucho tiempo discutiendo sobre la igualdad sin tener el enfoque adecuado de qué es la libertad, el eje conductor" que debe subyacer a las políticas de izquierda.

Vivir libre de dueños

El autor, José Andrés Torres Mora, defendió que la libertad es el objetivo final de toda política de izquierdas: "Libre es el que no está sometido al capricho de un amo. Da igual que sea uno o una multitud. Un rey o un pueblo". Para sorpresa del político malagueño, hay "quien en la izquierda ha decidido convertir al pueblo en un nuevo amo", pero es que el "pueblo es una abstracción; hasta hace poco, yo sólo veía personas" pero ahora hay quien habla de "nosotros, el pueblo". Hablan "no solo como tu jefe sino también como si fueran tu dueño", siendo esa idea de posesión igual de opresiva que la de sumisión a un monarca absoluto. 

En su libro, Torres Mora no sólo reivindica valores de izquierda, sino que también le exige más humildad y ponerse frente al espejo: "Cuanto más a la izquierda nos decimos, más sabios y más puros nos creemos. Pero a lo mejor convendría mirarnos al espejo de vez en cuando. Es duro tener que aceptar que la derecha te gane unas elecciones por mayoría absoluta en mitad de una crisis financiera mundial que es la prueba material del fracaso de su proyecto económico; es duro que cuando todo el mundo habla de la necesidad de refor­mar el capitalismo, los electores te manden a casa y pon­gan a la pura y dura derecha al frente del Gobierno con una mayoría absoluta. Pero es más duro no pararte a pensar qué te ha pasado. Limitarte a creer que no fuiste lo sufi­cientemente de izquierdas y que por eso la gente te castigó votando mayoritariamente a la derecha. ¿No estaba Iz­quierda Unida ahí? ¿Por qué la gente no los votó? ¿Por qué los trabajadores prefirieron votar al PP que a IU? De igual modo que los economistas han encontrado en la econometría una fantástica herramienta para ocultar las debilidades de su disciplina, hay una incierta izquierda que siempre ha encontrado en un lenguaje voluntaria­mente abstruso el refugio para sus debilidades prácticas y teóricas. En todo caso, expresado con más o menos oscu­ridad, el argumento de esa izquierda es siempre el mismo: que no fuimos lo suficientemente de izquierdas, o que la gente está alienada".