Desde que el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) fue identificado en la década de 1980, la lucha contra esta enfermedad ha sido un viaje lleno de desafíos y avances significativos. En las últimas tres décadas, hemos presenciado una evolución notable en nuestra comprensión del VIH, así como en los tratamientos disponibles y en la calidad de vida de las personas afectadas. Una evolución cuyo mayor hito es la indetectabilidad y su consecuente intransmisibilidad y en la que, desde hace años, se pone el foco para luchar contra el mayor problema que mantiene el VIH: una estigmatización injusta que sigue anclada en el pasado.
En sus primeros años, el VIH fue una sentencia de muerte para muchos. La falta de tratamiento efectivo llevó a millones de personas a contraer el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y a enfrentarse a enfermedades que se volvían mortales en combinación con la inmunodeficiencia. Sin embargo, desde entonces, se han producido avances significativos en la prevención y el tratamiento del VIH.
Uno de los desarrollos más importantes ha sido la introducción de la terapia antirretroviral (TAR), que ha transformado el VIH de una enfermedad mortal a una enfermedad crónica y manejable. La TAR funciona suprimiendo la replicación del VIH en el cuerpo, lo que permite que el sistema inmunológico se recupere y reduciendo el riesgo de transmisión a otras personas.
Indetectable = Intransmisible: un avance histórico en la lucha contra el VIH
Uno de los hitos más importantes en la lucha contra el VIH ha sido el descubrimiento de que las personas con VIH que están en tratamiento y tienen una carga viral indetectable no pueden transmitir el virus a sus parejas sexuales. Esto se conoce como "Indetectable = Intransmisible" (I=I), y ha cambiado radicalmente la percepción de la enfermedad y reducido significativamente el estigma asociado con el VIH, aunque aún queda mucho trabajo por hacer.
El concepto de I=I no solo ofrece esperanza a las personas con VIH de vivir vidas plenas y saludables, sino que también ayuda a reducir el miedo y la discriminación relacionados con la enfermedad. Además, ha aumentado la conciencia sobre la importancia de la adherencia al tratamiento y el acceso a la atención médica para todas las personas con VIH.
La campaña Indetectable = Intransmisible (marcada bajo las siglas I=I y U=U por sus iniciales en inglés) es un movimiento global que busca dar a conocer este avance científico para desactivar un estigma que sigue anclado en las primeras etapas de la epidemia y que vive de espaldas a la certeza médica actual.
Tres estudios clínicos que cambiaron el mundo
El tratamiento antirretroviral actual permite que la carga viral en las personas afectadas esté incluso por debajo de los límites de detección de los métodos más modernos, que está en las 20 copias del RNA del virus por milímetro cúbico de sangre. Las personas que, gracias al tratamiento, mantienen estos niveles, son consideradas “indetectables de forma prolongada” y no pueden transmitir el virus por vía sexual.
A esta evidencia se llegó entre 2016 y 2019, gracias a tres estudios clínicos que cambiaron la manera en que se ve el virus y la calidad de vida de las personas infectadas. Estudiando a parejas serodiscordantes -aquellas en que solo una persona tiene la infección del VIH y la otra es negativa- se descubrió que el 93% de los negativos no se infectaba cuando la persona positiva acaba de iniciar el tratamiento. Lo que llevó a pensar que el porcentaje sería aún mayor si el tratamiento se mantenía en el tiempo.
Efectivamente, los estudios posteriores, llamados PARTNER-1 y PARTNER-2 lo pudieron comprobar. Tras estudiar durante años a miles de parejas que mantuvieron más de 134.000 relaciones sexuales, se llegó a la certeza de que el virus no se transmitía en las relaciones sexuales. En el primer estudio, las personas positivas tenían una carga viral menor a 200 copias/ml y, en el segundo, llevaban más de seis meses siendo indetectables.
Situación vital actual de las personas con VIH
Hoy en día, las personas con VIH que tienen acceso a la atención médica y reciben tratamiento adecuado pueden llevar vidas largas y saludables. La TAR no solo ayuda a suprimir la replicación del VIH, sino que también reduce el riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el SIDA y mejora la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, es importante destacar que el estigma y la discriminación siguen siendo barreras significativas para muchas personas con VIH. La falta de educación y conciencia sobre el VIH puede llevar a la exclusión social, la pérdida de empleo y dificultades para acceder a la atención médica.
El mayor riesgo del VIH en la actualidad es que puede pasar desapercibido tras la infección. “La mayor parte de los pacientes cuando se infectan no se dan cuenta o a lo sumo tienen un catarro que pasa desapercibido. Y pueden pasar siete o diez años, sin tener ninguna sintomatología apenas, hasta que sus defensas se destruyen, que es lo que provoca el virus, y empiezan a aparecer todas las complicaciones o enfermedades asociadas a la infección”, nos explica Miguel de Górgolas Hernández-Mora, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas, del Hospital Universitario Fundación Jiménez-Díaz.
De ahí la importancia de “estar alerta, conocer la infección y tener un sistema santuario que mantenga unos niveles de alerta y una facilidad a la hora de hacer la detección y el cribado”, señala el doctor Alfonso Cabello, jefe asociado del departamento. Afortunadamente, el avance también ha llegado a esta tecnología y las pruebas diagnósticas, que antes solo estaban en los hospitales, ahora han evolucionado a pruebas rápidas muy fiables y sensibles que están disponibles en cualquier farmacia.
Tratamiento y posibilidades de una vida normal
“Una vez que una persona recibe el diagnóstico de VIH, nos gusta decir que el diagnóstico y el tratamiento es de urgente atención. Es urgente porque las personas, una vez que conocen este diagnóstico, necesitan recibir información y necesitan encontrar una solución y esa solución está en el tratamiento”, explica la doctora Beatriz Álvarez, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del hospital madrileño.
“Hoy la indicación principal es empezar el tratamiento cuanto antes en cuanto se pueda. Si uno puede en la primera visita que vea al especialista, ahí. Si puede el mismo día del diagnóstico, ahí. Porque no tiene sentido dejar deteriorarse al sistema inmune”, señala Cabello.
El tratamiento estándar para el VIH consiste en una combinación de medicamentos antirretrovirales, que se toman diariamente combinados en una sola pastilla para suprimir la replicación del virus. Estos medicamentos son altamente efectivos y generalmente bien tolerados, pero pueden causar efectos secundarios en algunas personas. “Ahora también disponemos de tratamientos que se administran por vía intramuscular pinchados, con lo cual el paciente recibe dos inyecciones cada dos meses y ya”, explica el doctor Górgolas, que celebra que “prácticamente todos los enfermos que la toman consiguen controlar la infección y consiguen una esperanza de vida prácticamente igual que la población no infectada”.
Además del tratamiento farmacológico, las personas con VIH pueden beneficiarse de una variedad de servicios de apoyo, que incluyen asesoramiento psicológico, asistencia social y grupos de apoyo comunitario. Estos servicios pueden ayudar a las personas con VIH a enfrentar los desafíos emocionales y sociales asociados con la enfermedad y a mejorar su calidad de vida.
Evolución por especialidades
El VIH no solo afecta al sistema inmunológico, sino que también puede tener impactos en diversas áreas de la salud, lo que requiere una atención integral por parte de varios profesionales médicos.
Por ejemplo, en el campo de la Cardiología, se presta especial atención al mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad arterial coronaria y la enfermedad vascular periférica.
“Se estima que la incidencia de enfermedad cardiovascular en los pacientes con VIH es aproximadamente el doble que en la población general. Para prevenir estas comorbilidades cardiovasculares en pacientes con VIH debemos de controlar al máximo los factores de riesgo cardiovascular”, explica el doctor Miguel Orejas, cardiólogo en el hospital madrileño. La detección temprana y el manejo de los factores de riesgo cardiovascular son fundamentales para prevenir complicaciones cardiacas.
Desde una óptica ginecológica, las mujeres con VIH se enfrentan a retos infecciosos, como el del virus del papiloma humano, para el que no hay tratamiento. Por ello, es fundamental tener un sistema inmune competente para eliminar el virus. Otro desafío es la transmisión vertical del VIH durante el embarazo y el parto, por lo que la atención prenatal es importante para manejar las comorbilidades.
“Si esas mujeres en el momento del parto tienen una carga viral indetectable, esas pacientes pueden dar a luz por vía vaginal si las condiciones obstétricas lo permiten. Y en el caso de que no sea así, se recomienda para disminuir el riesgo un parto mediante cesárea y primero se le administra unas horas antes una medicación intravenosa a la gestante para evitar el riesgo de transmisión al recién nacido”, explica la doctora Raquel Sanz, del servicio de Obstetricia y Ginecología de la Fundación Jiménez Díaz.
Pese a todos estos avances, el campo que más se ha quedado atrás es el de la salud mental, por culpa de la estigmatización que todavía acompaña a la enfermedad y a la fatal de educación y divulgación entre la población. La principal barrera a nivel social que se encuentran los pacientes con VIH es la comunicación, o no, de esta enfermedad en su medio, porque sigue siendo una enfermedad o una infección que está estigmatizada y eso supone una repercusión a nivel social, a nivel familiar, y de relaciones”, explica el doctor Santiago Ovejero, del servicio de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz.
Por ello, el primer paso cuando se recibe a un nuevo paciente con diagnóstico de VIH pasa por explicar y hacer entender que ya no es algo letal y que, con tratamiento y educación, se puede tener una vida duradera como la de una persona sana. Que en la actualidad se puede mantener un estado de salud perfecto durante toda la vida, gracias a “una carrera científica extraordinaria que nos ha llevado la última década a tener unas terapias tremendamente eficaces y extraordinariamente bien toleradas”, celebra el doctor Cabello.
Síguenos en Whatsapp y recibe las noticias destacadas y las historias más interesantes