Este martes se cumplen 85 años del sanguinario bombardeo de Gernika. Perpetrado el 26 de abril de 1937 por la Legión Cóndor del Ejército nazi en apoyo de las tropas franquistas, puede considerarse como la primera matanza aérea dirigida a la población civil junto a la horrible “Desbandá” de la carretera Málaga-Almería acontecida dos meses antes, concretamente entre 6 y 8 de febrero de 1937. El genocidio de la villa vasca supuso un cruel ensayo para las posteriores operaciones de la Luftwaffe durante la II Guerra Mundial.

La mención realizada recientemente por el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ante el Congreso de los Diputados al comparar este suceso con las matanzas de la población civil que se producen ahora en su país por parte del ejército ruso, no ha estado exenta de polémica por parte de aquello que intentan reescribir la historia o simplemente falsearla. Recordemos que el líder de la ultraderecha española, Santiago Abascal, dijo tras la intervención de Zelenski que "puestos a establecer comparaciones, quizá habría sido más acertado Paracuellos".

Pablo Picasso, el mayor difusor de la verdad del bombardeo

Más allá de los intentos reiterados de minimizar lo ocurrido e incluso negarlo, hubo una persona que plasmó los crímenes que franquistas, nazis y fascistas italianos llevaron a cabo. Lo hizo utilizando el lenguaje de los pinceles y el lienzo, el mismo que pintó la paloma de la paz. Se trata del universal pintor malagueño, Pablo Picasso. Evidentemente sin el Guernica de Pablo Picasso, la matanza y el bombardeo, así como su autoría, hubiera sido menos conocida popularmente de lo que es hoy y su proyección internacional habría sido menor.

El artista malagueño lo inmortalizó para siempre como un símbolo del sufrimiento de la guerra. Él mismo reconoció que no se trataba de un cuadro de sus habituales en su inmensa y prolífica obra pictórica: “No está hecha para decorar las habitaciones. Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo”.

Mural para el pabellón español de la Exposición Universal de París

Pero tal vez se conozcan menos los detalles y la intrahistoria que llevó a Picasso a pintarlo. Fue en enero de 1937 cuando el Gobierno de la República, presidido por Juan Negrín, le encarga a Picasso una obra de gran formato destinada al pabellón español de la Exposición Universal de París celebrada del 25 de mayo al 25 de noviembre de ese mismo año.

Encerrado en su piso de París: 66 esbozos y 35 días para crearlo

Picasso se vuelca en este encargo de la República con enorme intensidad desde el 1 de mayo. Prácticamente se encierra en su apartamento parisino. Finalmente, diez días después comienza a dar forma pictórica al enorme lienzo blanco de 3,51 x 7,82. Antes de ello realizó 66 esbozos y estudios previos. La cronología de la guerra hizo que unos días antes de comenzar a diseñar la obra, el 26 de abril, Gernika fuese bombardeada y destruida por la Legión Cóndor alemana y los fascistas italianos. Eso hizo que Picasso se decidiese definitivamente por este tema para la obra en la que estaba pensando en esas fechas y que pintara el cuadro en menos de mes y medio de intenso trabajo en su ático de París.

Y es que desde su exilio francés, el artista pudo ver la matanza muy de cerca ya que la prensa gala se hizo eco con gran despliegue de las imágenes del terror, de los heridos y la localidad devastada. Fotografías, obviamente en blanco y negro como lo fue también el cuadro. Además, entre la colonia española exiliada, la catástrofe humanitaria supuso todo un enorme golpe del que se habló en todos sitios. Se ha llegado a decir que algunos de los bocetos del cuadro, fueron realizados con tanta rabia y pasión por el pintor malagueño que son más impactantes y expresivos que el resultado final. Bocetos que plasman con contundencia y realismo la guerra, la muerte, el terror y el desastre humanitario.

Un Picasso indignado y fiel a la República hizo con el Gernika su gran obra mural, sin descanso, enclaustrado del día a la noche. A los 24 días del comienzo del famoso mural, este ya estaba en el pabellón de la República Española de la Exposición Universal de París.

¿Por qué lo pintó en blanco y negro? Cinco tesis

Hay varias hipótesis del motivo por el que Picasso renunció al color. Hay quien mantiene que se trató del deseo de lograr el efecto de inmediatez de las fotografías que por esos días posteriores al bombardeo aparecían en la prensa, especialmente por el periódico L'Humanité.

Por otra parte, se defiende que usando la escala de grises se agiganta el dramatismo y el horror de la matanza sucedida en la ciudad vizcaína. También hay quien ve en esa técnica del no color la influencia de los Grabados de Goya de los desastres de la guerra, también pinturas que reflejan un fuerte dramatismo y violencia. Tampoco se puede olvidar la pasión por el color negro de la escuela española, desde El Greco a Goya. Cinco tesis a las que se pueden unir alguna más pero que en su mayoría se inclinarían, o coincidirán, en el que el negro es el color del luto y del drama.

Símbolo de la República

Más allá del color de la cuestión del color, el Guernica se transformó rápidamente en un símbolo de la República y en una denuncia internacional del fascismo. Mostró como nadie el drama de la guerra y generó indignación en cualquier parte donde se mostró. Tras la finalización de la Exposición de París el 25 de noviembre de 1937, el Guernica comenzó un periplo mundial que lo llevaría de viaje por Europa y América. Todo ello sirvió para sumar más adeptos internacionales para la causa republicana y antifascista y para mostrar a los países lo que el denunciar lo que el fanatismo y el totalitarismo podría llegar a hacer. 

Iconografía: personas y animales

En cuanto a su iconografía, uno de los estudiosos de la obra, Anthony Blunt, divide a los actores de esta composición piramidal en dos grupos. Por un lado los animales: el toro, el caballo herido y el pájaro alado. Los toros y los caballos fueron siempre temas predilectos en la obra de Picasso. En las corridas el caballo es un animal indefenso frente a un toro potente y agresivo. El caballo representar de esa manera al pueblo mientras el toro lo inhumano y lo destructivo.

El segundo grupo del cuadro lo representan las personas mostradas dramáticamente. Un soldado muerto y varias mujeres, la que se asoma por una ventana portando una lámpara; la madre que grita con su hijo muerto; la que entra precipitadamente por la derecha y la que clama al cielo, con los brazos alzados, ante una casa en llamas.

No pisó suelo español hasta 40 años después... pero ya con Picasso muerto

Fueron necesarias más de cuatro décadas para que el Guernica aterrizara en tierra española. A causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Picasso decidió que el mural se quedase custodiado en Nueva York por el Museum of Modern Art de Nueva York hasta que la contienda llegara a su fin. En el año 1958 Pablo Picasso renovó el préstamo del cuadro al MoMA con carácter indefinido mientras la democracia no llegase a España y se restablecieran las libertades democráticas en España. Finalmente, el 10 de septiembre de 1981, la obra  se asentó definitivamente en nuestro país tras haber recorrido más de 30 ciudades de Europa y América de 1937 a 1992. Como tantos exiliados españoles el Gernika también vivió exiliado casi medio siglo. Picasso no pudo disfrutar del momento ni de las libertades en la nueva España. El universal malagueño falleció en abril de 1973.