La Fundación Alternativas acogía a principios de esta semana un acto que giró en torno a la regulación del tabaco en España. La cita, organizada en colaboración con la British American Tobacco y Silverback, coincidió con la aprobación, horas antes, del nuevo anteproyecto de Ley en el Consejo de Ministros, por lo que la mesa de debate que allí se celebró dispuso de una total actualidad. Si bien, antes de esta tertulia, las doctoras María Mercedes Serrano y Yolanda López Nieto expusieron los resultados de un estudio que habían llevado a cabo para establecer una comparativa de los regímenes jurídicos relativos a este producto de consumo en diferentes países y las cifras que, en cada uno de ellos, se estaban obteniendo en lo referido a la reducción del tabaquismo.
Uno de los principales puntos de este informe que presentaron se basó en el crecimiento de las alternativas al cigarrillo tradicional en lo relativo al consumo de nicotina o tabaco. Así, abordaron los marcos regulatorios establecidos en torno a la publicidad, venta y espacios de consumo, queriendo enfocarse en si las normativas son más o menos restrictivas y cómo estas influían en la cantidad de usuarios. Hallando mejoras destacadas en aquellos países cuya legislación es menos estricta.
Los resultados del informe sirvieron para establecer un contexto a la posterior mesa de debate, en la que participaron Fedérico Jiménez, CEO de la agencia Somos Innovación; Susana Verdejo, jefa de la Unidad de Prevención y Control del Tabaquismo; e Irene Pinilla, Subdirectora Adjunta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Una tertulia que resultaba de interés, pues en los últimos meses se habían podido conocer muchas cifras relativas a marcos regulatorios más laxos de países como Suecia y, tras la reciente aprobación del anteproyecto de Ley, exponía las evidencias en las que el ministerio de Sanidad se había basado para la elaboración de la nueva normativa.
Verdejo profundizaba en algunos detalles y, entre ellos, argumentaba, por ejemplo, que no existe una evidencia científica contrastada sobre que los productos sin combustión o los cigarrillos electrónicos contribuyan a frenar el tabaquismo, a lo que añadía que en el Reino Unido existía un verdadero problema en lo relativo al consumo de vapers y su calado entre adolescentes y jóvenes. Por ello, alegaba, también, que este producto, los cigarrillos electrónicos o las bolsas de nicotina están siendo blanquedas y que sus campañas de venta no van dirigidas solo a los fumadores, sino también a la generación de nuevos consumidores, lo que deriva en cambiar una adicción por otra.
Ante ello, apuntaba que, aunque la reducción del humo y la combustión sea positiva, tanto el vapor de los cigarrillos electrónicos y vapers, como la nicotina en sí, también poseen numerosas sustancias tóxicas que afectan a la salud, como, por ejemplo, provocando daños cerebrales. En este sentido, explicaba que Suecia tendrá una normativa más liviana, pero que allí está prohibido fumar y vapear tanto en interiores como en terrazas. Además, señalaba que en este país se encuentra muy extendido el uso del 'snus', un tipo de bolsa de nicotina que incluye tabaco, y que es un producto que puede producir cáncer de páncreas.
Uno de los principales puntos que Susana Verdejo quiso subrayar es que las estrategias de reducción de daños son consideradas como tales cuando se dirigen únicamente a los afectados o adictos a un producto o sustancia; sin embargo, tal y como indicaba al principio de su intervención, a los nuevos productos sin combustión y a los cigarrillos eléctronicos se les hacen unas campañas de marketing que buscan atraer nuevos consumidores. No solo eso, sino que también existe gran accesibilidad al venderse en establecimientos que no poseen restricciones.
En torno a esto, Irene Pinilla apuntaba que la CNMC trabajaba en torno a ello, buscando formas de abordar la publicidad que se puede hacer de estos productos en redes sociales a través de los influencers y que se encuentra menos controlada.
Federico Fernández se mostraba en desacuerdo con Susana Verdejo y, además de hacer mención a los resultados presentados por María Mercedes Serrano y Yolanda López Nieto, las cuales apuntaban a que las normativas de los países analizados van dirigidas a la reducción del tabaquismo, señalaba el trabajo que se viene realizando en Suecia, donde, aunque los productos sin combustión se hayan hecho más accesibles, también se ha emitido multitud de información sobre ellos. Por ello, apuntaba que apostar por la innovación y no por la prohibición ha contribuido a que el tabaquismo se reduzca entre la población sueca hasta rondar el 5%, muy cerca de lograr la consideración de país libre de humo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No solo apuntaba Fernández al caso sueco, sino que también hablaba de la República Checa, que desde 2020 ha reducido las tasas de tabaquismo en siete puntos porcentuales al acoger los nuevos productos, o a Grecia, que desde la misma fecha lo ha disminuido en seis, gracias, tal y como señalaba, a permitir a los fabricantes compartir información científica sobre ellos.
Además, el CEO de Somos Innovación también hacía mención a una conclusión a la que había llegado la Salud Pública Británica, que indicaba que vapear es un 95% menos perjudicial que consumir cigarrillos tradicionales. A todo ello sumaba que, según un estudio realizado por su agencia, si se mantiene la línea actual para la reducción del tabaquismo, España no será un país libre de humo hasta el 2095.