Lamine Yamal es un jugador diferente. Esta selección española es una selección diferente. España podrá ganar o no la Eurocopa, pero la participación del cuadro dirigido por Luis de la Fuente ya forma parte de la historia del fútbol. Este martes, ante Francia, España volvió a ser la mejor selección. Y aunque no siempre esto se traduce en victoria, porque el fútbol es fútbol, ayuda.
Al igual que contra Georgia, España empezó perdiendo desde bien temprano después de que Kolo Muani aprovechara un centro milimétrico de Kylian Mbappé. Para más inri, a los pocos minutos Jesús Navas, el encargado de suplir a Dani Carvajal y parar a Mbappé, recibía la tarjeta amarilla. Lluvia sobre mojado. Pero esta España es diferente. Se crece ante la adversidad tirando de garra y de fútbol. Se crece porque tiene entre sus filas a un elegido, a uno de esos jugadores que cada cierto tiempo llegan para demostrar que este juego sigue -y seguirá- siendo de los jugadores por encima del músculo.
Lamine Yamal, que hasta el momento estaba cosechando un torneo espectacular, se encargó de hablar en el campo. A sus 16 años -que se dice pronto- se echó el equipo a la espada ante toda una Francia. En el minuto 21, recibió fuera del área francés y con la calidad que Dios otorga a unos pocos para reconciliarse con la redonda, dibujo una comba perfecta. El gol que todo jugador sueña. Leyendas se han retirado soñando hacer lo que ha hecho él hoy. Con 16 años. Un país entero entregado a la zurda de un niño prodigioso. Un sinsentido. Un bendito sinsentido.
1-1. Partido nuevo. Un escenario que iba a durar pocos minutos, ya que tan solo tres minutos después del tanto del empate, Dani Olmo aprovechaba un balón dividido para dejar sentada a la zaga gala y soltar un derechazo imposible de parar.
El resto del partido fue una batalla táctica. Toca sufrir. Pero esta selección -y este país- aprende de sus errores. A diferencia del encuentro de cuartos contra Alemania, España optó por defenderse con balón. Tocando y tocando capitaneados por un Rodri jerárquico. Una exhibición colectiva que no evitó que Francia tuviera sus ocasiones. Más por empuje que por fútbol, el cuadro galo logró embotellar durante muchos minutos a España. Pero España amenazaba cada vez que conseguía sortear la presión de los franceses.
Con esta victoria, España se asegura un lugar en la gran final del próximo domingo 14 de julio, donde buscará levantar el trofeo de la Eurocopa por cuarta vez en su historia. La Roja ha demostrado una vez más su capacidad para superar los desafíos más difíciles y ahora sueña con coronarse campeona de Europa.
De momento, el conjunto entrenado por Luis de la Fuente se ganó el derecho a buscar ese cuarto título, que situaría a España en cabeza del palmarés del campeonato continental. Y lo hizo siendo mejor que Francia, con más juego y ocasiones y asegurando así el billete, para esperar a Países Bajos o a Inglaterra en la final del domingo en Berlín. Que pase lo que sea en la final, no hay copa que haga que olvidemos haber sido tan diferentes a los demás en una Eurocopa. La única selección que ha puesto el sistema al servicio del talento y no al revés. El verano en el que lo pasamos como enanos con el fútbol de los chavales.