“El IVA cultural no existe”, sentenció el ministro de Hacienda y Función Pública el pasado 14 de diciembre en el Congreso de los Diputados, dando un nuevo corte de mangas a la cultura. Según el ministro, si la industria de la cultura lo está pasando mal es efecto de la crisis.

Dolores Redondo, a medias con Montoro

Sin embargo, este 2016 ha vuelto a ser un año de reivindicaciones por parte del sector muy teledirigidas a Montoro para que contribuya a fomentar la cultura. Una de estas reivindicaciones venía de la mano de Dolores Redondo, ganadora del Premio Planeta, quien nos contó cómo la mitad de los 600.000 euros del premio fueron a parar a Hacienda. No se queja de tenga que pagar impuestos, pero sí cree que, en el caso de los escritores, debería revisarlo: “Hacienda se lleva el 49% porque se consideran rendimientos de trabajo y la ley es igual para todos. Pero yo al año que viene no voy a tener novela y tampoco la he escrito en este año. No se tiene en cuenta el tiempo en que llevo escribiéndola”.

Un Ministerio de Cultura, ya

También lanzó un mensaje para Mariano Rajoy o cualquiera que le pueda suceder: “Habría sido muy bonito que hubiera un Ministerio de Cultura. A ver si algún gobierno tiene la delicadez de dejarlo en solitario”.

El IVA cultural fue una vez más uno de las pullas de la industria cinematográfica al Gobierno. Estuvo presente en la gala de entrega de los Goya 2016 y lo hizo con polémica añadida.

"Si bajan el IVA al comprar un yate y me da igual, entiendo que a Montoro le pasa lo mismo con la cultura". Esta frase que el cómico Dani Rovira, presentador de la gala, provocó el malestar de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), que reclamó por carta a Antonio Resines, presidente de la Academia de Cine, pidiéndole que no se frivolice con la fiscalidad de un sector económico que da trabajo a 115.000 personas y aporta a la economía nacional 5.690 millones de euros.

A Montoro tampoco le hizo ni pizca de gracia su broma. Mejor talante tuvo el ministro de Educación y Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, que soportó con una sonrisa las ironías sobre su extenso currículum, las “almóndigas o albóndigas” y las máximas de Mariano Rajoy (minuto 2:01)

 

El ‘pacto de los Goya’

Fue una gala muy política en la que pudimos ver a tres de los cuatro candidatos más votados en las generales del 20D. Faltó Rajoy, entonces presidente del Gobierno en funciones. El chascarrillo de la noche fue el esmoquin con el que se presentó Pablo Iglesias. Rovira bromeó con que podía sellar el pacto de los Goya y les instó a hablar con Rajoy por plasma.

Los titiriteros encarcelados

La gran polémica del año fue el encarcelamiento de dos titiriteros por representar en Madrid un espectáculo de títeres que el PP, apoyado por la caverna mediática, consideró que ensalzaba a ETA. Fueron acusados de “enaltecimiento del terrorismo”. Actores como Alberto San Juan y Gloria Muñoz representaron la obra en solidaridad y también fueron denunciados por ello.

La polémica fue protagonista en los Premios Max de Teatro, cuando Pepe Viyuela, condecorado por su interpretación en Rinoceronte, la obra de Ionesco que esta temporada ha llevado a las tablas el Centro Dramático Nacional, se lo dedicó a los dos titiriteros encarcelados injustamente.

"Quería dedicárselo especialmente a una pareja de titiriteros porque francamente no consigo entender a una sociedad que persigue a los más débiles pretendiendo convertirles en un chivo expiatorio, en los sacrificados de tantas cosas terribles que están sucediendo, de ejemplo para que nadie se salga del redil. En esa pareja de titiriteros se condensa lo más sagrado de nuestra profesión: la libertad de expresión y de creación". 

Al final todo quedó en nada, pero la caza al titiritero por parte de la caverna mediática y política continuó. Cuando David Trueba estrenó 'La reina de España' se habló más de sus polémicas declaraciones del año anterior cuando ironizó con que nunca se había sentido español. “¡Que se joda!”, llegaron a interpretar algunos ante el fracaso de taquilla de la película.