La decisión tomada este viernes por la Comisión Europea de impulsar el fin del cambio de hora en los países miembros, así como mantener el horario de verano, ha abierto en canal este debate en todo el continente, algo que suele ocurrir en España dos veces al año cuando se producen los tradicionales “a las dos 2 serán las 3” y “a las 3 serán las 2” y que nos quitan o dan un una hora más o menos de sueño, o de fiesta una vez al año.

¿De dónde viene esta costumbre? ¿sirve en realidad para algo, o tiene más perjuicios? ¿es necesario actualmente?

La idea de cambiar el horario fue inicialmente una idea de Benjamin Franklin en 1784 para ahorrar energía, fue defendida por George Hudson a finales del XIX pero no fue hasta el 20 de abril de 1916 cuando se aplicó por primera vez a gran escala. Fueron Alemania y el Imperio Austrohúngaro en plena Primera Guerra Mundial para ahorrar en el consumo de carbón y dedicarlo a la contienda.

Su uso se extendió por todo el continente, pero en los últimos años no han dejado de surgir dudas sobre su utilidad, especialmente con la revolución tecnológica y la diversificación de fuentes energéticas, así como el cambio en la sociedad y la flexibilidad de horarios, entre otros factores.

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¿Se ahorra energía de verdad con el cambio de hora?

Según los datos oficiales del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA), el cambio de hora nos ayuda a ahorrar un 5% del consumo eléctrico. Teniendo en cuenta que el consumo doméstico de energía supone el 30% del total y de ello sólo el 10% es consumo eléctrico, es decir el 3% del total, el ahorro por hogar es casi mínimo.

Además, éste ahorro por el cambio de hora es muy relativo por muchos otros factores. Tal y como afirma Jorge Robles, meteorólogo de Skyonline, “la luz que no usamos a primeras horas del día al final la gastamos (al menos en parte) con esos atardeceres más tempranos y quizás habría que cuantificar un posible gasto extra en calefacción, ya que en muchos hogares se vive más bien durante la tarde”.

También se debe atender a los cambios en el modelo de trabajo y de la producción industrial (teletrabajo, liberalización de horarios, turnos solapados, etc.) hace que la diferencia entre contar con una hora más o menos de luz para consumir menos se reduzca.

Del mismo modo, Jorge Morales de Labra, ingeniero industrial, señala que el sector energético defiende que el cambio de hora abarata la luz en invierno, algo que, para él, de producirse, es una diferencia “muy despreciable y no hay estudios” que la corroboran.

“El ahorro en el consumo y supuesto desplazamiento de punta que origina ahorro son bastante pequeños comparados con otros efectos del cambio de hora”, ha afirmado Morales en una entrevista a La Sexta.

¿Influye en la salud?

Se podría decir que el cambio de horario es como tener jet lag pero a pequeña escala, estamos unos días ‘descolocados’ hasta que el reloj interno de nuestro cuerpo se adapta al horario entrante.

Esto en general no es malo, pero sí que durante estos días se reduce tanto la cantidad como la calidad del sueño. Esto fue analizado en un estudio que midió el sueño de 10 adultos durante 10 días y determinó que su sueño se reducía hasta en 60 minutos en cantidad y hasta un 10% en eficacia.

Del mismo modo, otros estudios sugieren que el cambio de hora de primavera va seguido de varios días en los que aumenta el número de infartos, mientras que el de otoño ocurre lo contrario, fenómeno también relacionado con las alteraciones del sueño.

Las variaciones en el sueño y las horas de luz por el cambio de hora también desencadenan un aumento en los accidentes laborales y de tráfico. Según un estudio, los lunes posteriores al cambio se produce un aumento en el número y gravedad de los accidentes, especialmente los de tráfico al alterarse las condiciones de luz en que se realizan los desplazamientos habituales.

Por otro lado, el cambio de hora podría ayudar a prevenir accidentes al permitir que más personas conduzcan a casa cuando aún hay sol.

Claro está, todas estas consecuencias del cambio de horario, como señala el doctor del MIT David S. Prerau, son problemas que apenas duran unos días. “Hay que enfrentar eso a tener atardeceres más tardíos durante ocho meses”, afirmó en artículo de 'Scientific American' que era favorable a mantener el horario de verano.

¿Qué hace el resto del mundo?

Si miramos a lo que hacen otros países, lo cierto es que la mayoría no cambian ya o nunca han cambiado su horario entre el de verano y el de invierno. Europa, donde ahora se ha abierto el debate, es el continente con más países que realizan este cambio.

Islandia dejó de hacerlo en 1967, Bangladesh apenas hizo una prueba en 2009, los gigantes asiáticos China, Rusia e India también han dejado de realizarlo, así como otros tantos en América Latina.

Que Europa dejase de realizar el cambio horario también sería una forma de armonizar con el resto de un mundo globalizado y donde empresas transnacionales trabajan a la vez con distintos usos horarios del mundo. También tener más horas de sol por la tarde podría suponer estár más tiempo en la calle y no encerrarse tan pronto en casa en verano e incluso, teóricamente, podría reducir el número de robos.

El cambio horario en el mundo

Empresarios y consumidores, apoyan a la Comisión Europea

Diversos colectivos ya han mostrado su opinión sobre las intenciones que llegan desde Bruselas. El coordinador general de la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), Ángel Largo, confía en que el fin del cambio de hora en Europa “servirá como palanca para otros cambios sociales que beneficiarán la vida de las personas”.

El paso delante de la Comisión Europea es para esta asociación una decisión que tendrá “beneficios para la salud, la vida laboral y de ocio de los ciudadanos” y “servirá como palanca para otros cambios sociales que beneficiarán la vida de las personas”.

El Director de Relaciones Laborales de la CEOE, Jordi García Viña, cree que la decisión de poner fin al cambio al horario de invierno en la UE será beneficiosa y no perjudicará a las empresas. García Viña ha señalado que la eliminación de los cambios de hora sin duda beneficiará más a unos países europeos que a otros, pero ha puntualizado que tampoco hay una gran diferencia horaria dentro de la UE. Cambiar dos veces al año la hora también tiene repercusiones sociales, que puede notarse durante algunos días en el trabajo y en empresas, ha puntualizado.

Desde la asociación de consumidores Facua, han pedido al Gobierno español que apoye esta decisión. Además, la asociación ha reclamado a la administración que adapte el huso horario de España a GTM+0, el mismo que corresponde a Portugal y Reino Unido y más adecuado por la localización geográfica del país, según anuncian en un comunicado. La Facua defiende que esta medida permitiría un mayor aprovechamiento de las horas de luz y, por tanto, un ahorro significativo en las facturas de los usuarios españoles.

Por su parte, Greenpeace considera que sea cual sea la decisión definitiva de la Unión Europea sobre el cambio estacional de hora, se debe hacer una “evaluación estricta” sobre la demanda energética y las emisiones a la atmósfera causantes del cambio climático. De todas formas, responsable de la campaña de energía y cambio climático de Greenpeace, Sara Pizzinato, ha puntualizado que la decisión de la CE no es definitiva, por ello, “evaluar el impacto es aún difícil”.