Los sucesos de la madrugada del miércoles en A Coruña recuerdan al argumento de una película de acción, pero este caso es uno de los que se traspasa la pantalla a la vida real y todavía quedan muchas piezas por encajar en el rompecabezas. Es el caso del agente de 48 años, Óscar Piñón, natural de Ferrol, que fallecía tras ser abatido en un tiroteo -hasta 48 balas fueron recogidas en el lugar- en una gasolinera en Burgos tras haber abierto fuego contra varios agentes de la Guardia Civil que le perseguían al haber robado una pistola de un efectivo en la comisaría del municipio de Lonzas.

Los hechos se remontan a las 3.48 horas de la madrugada del miércoles cuando los servicios de emergencia pedían asistencia sanitaria para un herido de bala en las inmediaciones de una gasolinera cerca de un hotel en la ronda de la localidad de Villagonzalo Pedernales. El agente fallecido había sido destinado a la Comisaría de Lonzas de A Coruña y trabajaba en la Brigada de Seguridad Ciudadana formando parte de la escala básica de la Policía Nacional, aunque el culmen para Piñón fue cuando se mantenía de baja psicológica desde el pasado martes 18 de abril pasando a segunda actividad por insuficiencia de aptitudes psicofísicas, una noticia que, según varios medios de comunicación como El Mundo destacan que “no encajó”.

El policía nacional estaba siendo investigado por Asuntos Internos por cocaína rosa

Pero Óscar Piñón también llevaba de baja desde la investigación de Asuntos Internos por una cuestión de drogas en una discoteca de Narón. Concretamente, el agente estaba vinculado con el tráfico de cocaína rosa, aunque las pesquisas no arrojaron una conclusión sólida en su participación más allá de su consumo que mezclaba con alcohol al no haber recabado pruebas de estupefacientes en la vivienda con la que compartía con su padre. El dispositivo policial acabó con cinco personas arrestadas que ingresaron a prisión, a excepción de Piñón y con la incautación de 161 gramos de cocaína, 18 pastillas de éxtasis, cocaína rosa y cristal, entre otras sustancias.

Investigado por tráfico de drogas

La cocaína rosa es una sustancia también conocida como coca rosa, droga pija o tutsi. Este tipo de droga tiene esta designación debido al color del polvo rosa que ha sido incautado por los cuerpos de seguridad en reiteradas ocasiones en su distribución. La fórmula tutsi contiene composiciones de la droga LSD y suma proporciones del MDMA, una combinación que provoca efectos alucinógenos y sensación de euforia. Se trata de una sensación falta de control y perfeccionamiento en las capacidades que va más allá de un estado de nerviosismo y excitación intenso. La cocaína rosa es uno de los estupefacientes más peligrosos por el nivel de adicción generado que ha sido comparado con las metanfetaminas y que debido a su coste de 100 euros se relaciona como una de las drogas consumida por perfiles con altos ingresos.

Todo ello, le valió para que sus superiores solventaran el incidente como un “trámite administrativo” y fue citado en la comisaría en la que había sido destinado, sin embargo, el agente reclamó su placa de manera insistente y “montó en cólera” dirigiéndose a los vestuarios forzando la apertura de una de las taquillas hasta que el policía nacional gallego robó un arma reglamentaria de uno de sus compañeros y salió de la oficina. Desde el momento, se puso en marcha un aviso de que el agente había robado un arma y se procedió a realizar un dispositivo en su búsqueda a través de una persecución con varios vehículos que intentaban localizar el paradero del agente hasta que uno de ellos consiguió detectar la ubicación de Piñón en un vehículo a gran velocidad sobre las 4.00 horas de la madrugada.

Huida hasta la A-231

Tras ser hallado, la Guardia Civil pidió apoyo siendo conscientes del estado de nerviosismo de su compañero y los agentes pedían a través de un megáfono que saliera del vehículo y desarmado. Pero el agente hizo caso omiso y lanzó cuatro disparos contra sus compañeros aprovechando para resguardarse de nuevo en su coche y volver a la carretera A-231, pero decidió refugiarse en una gasolinera cercana. El agente, de nuevo, fue interceptado por dos patrullas, entre ellas de la Policía Nacional y la Guardia Civil, pero lejos de intimidarse, decidió seguir lanzando disparos y se resistió a su detención ante las peticiones de los agentes de la Guardia Civil de bajar del coche. Una de estas balas en esta reyerta llegó al agente investigado, aunque, por el contrario, el impacto de las mismas no alcanzaron a los agentes de los cuerpos de seguridad.

Desde la subdelegación del Gobierno en Burgos lamentan el fallecimiento del policía, pero también reconocen la labor de los dispositivos puestos en marcha por la Policía Nacional y la Guardia Civil. “Ha habido serio riesgo para la vida de los agentes, pero al estar al frente en la provincia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado me congratulo de que no ha habido que lamentar ningún herido entre los miembros del operativo”, declaraba Pedro de la Fuente.

Por parte del Sindicato Unificado de Policía (SUP) también lamentan la muerte del compañero y señalan que “como una persona enferma no estaba en su sano juicio”, por lo que, han pedido una mayor “vigilancia” de la salud mental dentro del cuerpo de la Policía Nacional, así como “la dotación de armeros para que los policías nacionales puedan depositar sus armas”, según recoge la Agencia Efe.