El caso Dani Alves ha demostrado el éxito de los protocolos contra agresiones machistas en coordinación de local, hospital y policía. Según las fuentes judiciales consultadas por elDiario.es, la rapidez en la actuación de la víctima, el establecimiento y los agentes de los Mossos d’Esquadra han resultado esenciales para que la Justicia esté trabajando en una investigación con el futbolista como acusado por este tipo de delito, lo que confirma el funcionamiento de un sistema implantado durante los últimos años para la detección e intervención de los ataques contra las mujeres en el ocio nocturno.

La denuncia contra Dani Alves se remonta al pasado 30 de diciembre en la discoteca Sutton de Barcelona, donde una joven se dirigió a los vigilantes de seguridad para alertar de los hechos. Los trabajadores del local no la dejaron sola ni le preguntaron detalles de ningún tipo en cumplimiento del protocolo ‘No Callem’ acordado entre el Ayuntamiento de Barcelona y varias salas de ocio nocturno como esta mientras esperaban la llegada de la policía autonómica, los Mossos d’Esquadra.

El presunto autor del delito sexual, el exdeportista del FC Barcelona, ya había abandonado el lugar de los hechos cuando la discoteca puso en marcha el protocolo contra agresiones machistas y llamó a las autoridades públicas de seguridad, quienes acompañaron en ese mismo instante a la joven al hospital para ser evaluada.

Un protocolo contra agresiones machistas “efectivo” y con margen de mejora

Sobre el éxito del protocolo contra agresiones machistas en el caso Dani Alves, expertas en violencias sexuales contra las mujeres, en conversación con el periódico citado, celebran que “medidas como el protocolo son positivas, efectivas y satisfactorias para la víctima”, aunque se lamentan de que “llevan poco tiempo en vigor y tenemos que mejorar mucho más”. Estas declaraciones de Teresa Echeverría, enfermera y fundadora de la comisión de violencia de género en el centro de referencia en Barcelona para víctimas de violencia sexual, el Hospital Clínic, se refieren a un protocolo de actuación sobre ataques contra las mujeres que ya han firmado 25 establecimientos, ocho festivales y seis lugares de ocio como el Palau Sant Jordi.

La misma profesional sanitaria subraya la importancia de la atención temprana a la víctima de violencia sexual y su propia disposición, ya que “también tiene que estar en condiciones de poder ser atendida”. Esta actuación, según constata Echevarría, se puede ver dificultada en ocasiones en contextos de ocio nocturno, fuertemente vinculado al consumo y suministro de alcohol y otro tipo de sustancias que “puede distorsionar la conciencia, la valoración de la gravedad y el malestar de una agresión”.

“Las víctimas tienen que tener claro que, sea cual sea su circunstancia, se las protege y apoya”, expresa la enfermera, quien recalca la relevancia de los momentos inmediatos a la agresión: “Si el primer contacto con la víctima es adecuado y correcto ya es positivo, porque la víctima no se siente juzgada sino acompañada, lo que ayuda a frenar el primer golpe emocional y poder establecer un vínculo emocional y de confianza”.

No hay un “ideal” de víctima

Por su lado, la abogada penalista Júlia Humet, en declaraciones al diario mencionado, apunta a la rapidez en la activación de los protocolos y la posterior denuncia de la agresión machista como algo positivo no solo en lo emocional para la víctima, sino también con respecto a un futuro proceso penal, poniendo como ejemplo el visionado de las imágenes de seguridad de los establecimientos, que legalmente tienen que borrar unos días después, o en la obtención de los restos biológicos del agresor.

Sin embargo, la jurista remarca la complejidad de los casos de violencia sexual para rechazar el “ideal” de víctima que denuncia de inmediato los hechos. Según explica Humet, “en este tipo de delitos hay un proceso personal muy relevante, hay impacto psicológico y elementos como la vergüenza o la respuesta del entorno social hacen imposible la generalización sobre cómo debe reaccionar la víctima”.