La última semana de mayo se perfila como el prólogo de un verano implacable en el que la Península se prepara para enfrentar una ola de calor sin precedentes. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha dejado claro en sus mensajes en redes que durante las próximas tres semanas se vivirá un episodio marcado por "calor y pocas lluvias", escenario que será tónica habitual de según qué áreas durante estos últimos días de mes, antes de abrir paso a una temporada más seca y ya más parecida al verano que viene por delante.

Desde este lunes, el termómetro comenzará a dispararse de forma generalizada. El protagonismo lo tiene una intensa masa de aire cálido, impulsada por la consolidación de un anticiclón que se asienta sobre las Azores y se extiende ininterrumpidamente hacia la Península y Baleares. Este fenómeno atmosférico producirá cielos prácticamente despejados y una insolación brutal, con el consecuente ascenso de las temperaturas a niveles típicos de pleno verano. La AEMET advierte que en algunas zonas, especialmente en la mitad sur, se podrían superar los 40 ºC, algo que ya resulta preocupante para quienes conocen de cerca el cambio climático y sus efectos en la salud pública.

El contraste resulta aún más evidente si se compara con la primavera, una estación que, pese a su precario balance, ofreció episodios más templados y algunas lluvias que aliviaron en parte la incertidumbre. Pero el giro se da de forma abrupta, y los primeros indicios del nuevo patrón meteorológico ya se han hecho notar durante el pasado fin de semana. Se prevé que este aumento progresivo de las temperaturas se materialice en cifras que rondarán los 36 a 38 ºC en el valle del Guadalquivir y unos 35 ºC en el valle del Guadiana, marcando un cambio de paradigma que ningún ciudadano podría haber imaginado con tal premura.

Calor abrasador

La situación se vuelve aún más crítica a partir del miércoles 28. La formación de una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) entre Canarias y el golfo de Cádiz desencadenará, casi como una sentencia, la llegada de un viento con predominio del sur. Este viento arrastrará una masa de aire extremadamente cálido, seco y cargado de polvo procedente del continente africano. En un primer momento, el efecto se concentrará sobre Andalucía y el mar de Alborán, para luego extenderse hacia el centro peninsular. Este sombrío despliegue meteorológico implica que el cuadrante suroeste, la zona central y el valle del Ebro sufrirán de forma más intensa la embestida del calor, alcanzando en algunos puntos máximas que se acercarán o incluso superarán los límites del termómetro.

El epicentro de este episodio abrasador se dará el jueves 29 y viernes 30, cuando la meseta norte se verá afectada por temperaturas que podrían rondar los 35 ºC, mientras que los valles del Ebro y del Tajo podrían toparse con máximas de aproximadamente 37 ºC. La situación se agrava en el bajo Guadiana, donde el calor hará mella hasta en los más resistentes, y en la región del Guadalquivir, que podría ver cifras entre 40 y 42 ºC. Las noches tampoco prometen alivio, ya que se prevé que se conviertan en verdaderas noches tropicales, donde el termómetro no desciende por debajo de los 20 ºC, lo que incrementa la sensación de encierro y la vulnerabilidad, especialmente entre los colectivos más expuestos.

Contrariamente, el norte de Galicia y el área Cantábrica serán los únicos resquicios de frescor, beneficiadas por un flujo de aire frío procedente del norte que les permitirá evadir, al menos en parte, la embestida del calor. Sin embargo, la tregua de estas zonas resulta insuficiente en un escenario donde la mayoría de la ciudadanía tendrá que hacer frente a un verano que parece no dar tregua.

De cara al futuro inmediato, la AEMET no augura un respiro. Los pronósticos apuntan a que la primera quincena de junio mantendrá este patrón de altas presiones y estabilidad atmosférica que propicia el calor extremo. Se anticipa que la semana del 2 al 8 de junio será seca en el este peninsular y en Baleares, aunque la mitad occidental podría experimentar ocasionales chubascos. No obstante, durante la semana del 9 al 15 de junio se prevé la consolidación de un tiempo estable y seco, que marcará el inicio de lo que podría considerarse un verano histórico en términos meteorológicos.

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