Encarnación, Esther, Lorena, Micaela y Ana Belén son cinco valientes. Lo son por muchos motivos. Uno de ellos es haber superado un cáncer de mama. Otro es el que les va a llevar a enfrentarse a una aventura no apta para todos los públicos.

El próximo 11 de septiembre arranca el Reto Pelayo Vida ‘Polar 2017’, una iniciativa que trasladará a estas mujeres al corazón de Groenlandia.

No estarán solas. Junto a ellas viajarán otras 7 personas, entre ellas el doctor Alberto Francés, jefe de Servicio de Traumatología del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro (Madrid).

Tal y como explica a ELPLURAL.COM este médico, practicante él mismo de deportes de alta exigencia, estas cinco luchadoras “representan a todo un colectivo de mujeres que han superado un cáncer, mujeres con ilusión y ganas de salir adelante y de demostrar que se pueden hacer cosas después de la enfermedad”.

Son un claro ejemplo de coraje y superación seleccionado entre las muchas candidatas que optaron al reto. “Se hicieron entrevistas y pruebas en la montaña”, recuerda este especialista en patologías traumatológicas deportivas, ya que “es preciso contar con unas determinadas cualidades físicas” para enfrentarse a esta aventura.

200 km de caminata y 100 de kayak

El viaje tendrá una duración de 17 días. “Volaremos hasta el aeropuerto de Keflavík, en Islandia, y después cogeremos un barco que nos llevará al punto donde estará nuestra base”, narra el doctor Francés. Después de preparar y revisar el material, se trasladarán a la profundidad del fiordo de Tunulliarfik, a partir del cual “empezaremos a ascender al glaciar, que está a unos mil metros de altitud”.

Una vez allí, los expedicionarios, dirigidos por Ramón Larramendi, el más importante explorador polar español, con el apoyo del equipo de Trex Polar Society, recorrerán 200 kilómetros sorteando “grietas, zonas de hielo vivo, sifones glaciares y sumideros”.

Pero con la marcha no terminará la aventura. A la larga caminata seguirán 100 kilómetros en kayak en una zona “de mar abierto, pero lleno de pequeños bloques de hielo”.

Reto físico, deportivo y psicológico  

No es la primera vez que este médico se embarca en una aventura de este calibre. Como navegante que también es, el pasado año acompañó a otras cinco valientes en el Reto Pelayo Vida Trasatlántica, un viaje que llevó a Marian, Yolanda, Susana, Carmen y Patricia a cruzar el Atlántico a vela, uniendo Tenerife con Isla Martinica. Amante de la montaña desde niño, para Francés, sin embargo, será su primera experiencia “en polar”.  

Sabe mejor que nadie que “es un recorrido muy exigente físicamente”, por lo que  
Quirónsalud, el servicio médico oficial de esta expedición, se ha encargado de comprobar que las pacientes están en adecuada situación médica y deportiva. “Les hemos hecho unas pruebas de esfuerzo que han pasado con calificación de sobresaliente y están sometidas a unos programas de entrenamiento”, explica este especialista que viajará con ellas.

Que hayan pasado un cáncer, además, siempre implica que pueda haber alguna complicación derivada de pequeñas secuelas que hayan quedado después del tratamiento, sobre todo, trabajando en zonas que requieren tanto “trabajo muscular aeróbico y anaeróbico” y con temperaturas tan bajas.  

Se calcula que estén por debajo de los 25 grados negativos, e incluso podrían llegar a los 42 bajo cero. “El invierno está entrando con mucha fuerza en Groenlandia y ya se están detectando temperaturas mucho más bajas de lo que es normal en esta época del año”, relata Francés. Las participantes podrían sufrir “edema en un brazo o algún trastorno metabólico que requiera algún tipo de medicación”.

Pero del mismo modo que es un reto físico y deportivo, también lo es psicológico. “Aunque vamos en grupo”, aclara este médico del hospital madrileño, “es un trabajo muy solitario”. Caminarán por el hielo tirando de un trineo (pulka), donde llevarán el material. “No vamos a tener ningún tipo de asistencia exterior”, subraya, de manera que “todo lo tenemos que transportar nosotros”.

Las condiciones meteorológicas les harán parar. “Los vientos son muy fuertes y nos obligarán a estar largas horas recluidos en las tiendas”, lo que puede llegar a ser, incluso, “claustrofóbico”.

Pero nada de eso parece poder frenar a este equipo de supervivientes que pondrá con este reto, “la guinda” a todo su proceso de superación. Y lo harán llevando el mejor de los mensajes: “el cáncer no es sinónimo de muerte y hay mucha vida después”.