¿Tienes ya preparada tu lista de propósitos de Año Nuevo? Adelgazar, aprender por fin a hablar con soltura un segundo idioma, despedirte de las dichosas gafas para los restos,... Sí, estamos seguros de que algunos han incluido este último deseo en su ambiciosa relación de deseos para este 2017.

Eso mismo debieron de hacer celebridades como Brad Pitt, Nicole Kidman o el baloncestista LeBron James, que hartos de gafas y lentillas decidieron someterse a una cirugía que les ha devuelto la plenitud de la vista.

Pero no hace falta irse tan lejos, ya que en España también encontramos afamados ejemplos como Ana Patricia Botín o Ana Botella. Todas ellas con ganas de jubilar las gafas.

¿Y qué es lo que en su día animó a estas personas a decantarse por la cirugía refractiva? Obviamente, además de la jugosa perspectiva de volver a gozar de una vista perfecta, los pacientes valoran el hecho de que la operación —a través de la técnica Lasik— resulta sencilla, indolora y rápida. Sin embargo, antes de ésta, y con el objeto de asegurarse de que todo irá como la seda, los oftalmólogos deben examinar los ojos del candidato.

Pero antes, las pruebas

De este modo, el paciente idóneo debe ser mayor de edad, disfrutar de una buena salud ocular, tener una graduación estable y, en caso de ser mujer, no estar embarazada o en período de lactancia, entre otros factores.

Si cumplimos con estos requisitos nos podremos citar con el especialista de confianza que hayamos escogido para que nos examine los ojos. Dicho trámite —que dura entre una hora y media y dos horas— puede que nos resulte un tanto pesado, pero es necesario para que el oftalmólogo pueda conocer las particularidades de nuestro ojo. Eso sí, debemos tener presente que estas pruebas son indoloras.

Puede que el tiempo nos parezca excesivo, pero es necesario realizar diversas pruebas al paciente como la tonometría cuyo propósito es medir la tensión intraocular, además de descartar enfermedades como el glaucoma.

También es preciso graduar la vista del paciente y medir su agudeza visual. De lo contrario, el oftalmólogo no sabría la desviación exacta de éste respecto a los estándares de visión.Otra de las fases de la primera consulta preoperatoria consiste en efectuar una topografía corneal que —como quizás ya haya deducido el lector— se concreta en un mapa de la estructura corneal. Gracias a ella, el especialista podrá saber si nuestra córnea está sana y si, por lo tanto, resulta idónea para la operación.

El fondo del ojo tampoco escapa de este exhaustivo examen. Para ello, el oftalmólogo estudia con un aparato llamado oftalmoscopio el interior del globo ocular.

Así que tras pasar revista a nuestros ojos con estas pruebas —y otras adicionales que crean pertinente realizarnos— y siempre que recibamos el visto bueno, ya podremos ser operados a fin de despedirnos del ritual matutino de las lentillas o de las gafas descansando en la mesilla de noche.