Vértigo y miedo. Arturo Fernández-de-la-CEIM está contento con la reforma laboral, como Rosell, como Botín. Preocupante su alegría. Alegría a costa del miedo. Como en esos túneles de feria, cuando el de la máscara, el de la escoba, el del tridente. Se ríen a costa del miedo del niño que corre hasta el chiquero paterno. Cuanto más miedo más risa. Cuanta más risa más miedo. Retroalimentación macabra, pero real. Miedo porque el trabajo ha dejado de ser un derecho constitucional para convertirse en conveniencia empresarial. Como el sueldo, como el despido, como el horario. Y otra forma de cuidar la sanidad: si te acuestas con una hepatitis y faltas nueve días en dos meses, cuando te den el alta la ambulancia te llevará directamente a las puertas del INEM conducida por Fátima Báñez. Nunca serás una carga para la empresa, sólo para el desempleo.
Dicen que Europa, que los mercados, que la deuda. Dicen que hubo una huelga, pero el gobierno sólo vio normalidad. Los empresarios vieron normalidad. Esperanza Aguirre vio ilegalidad. A lo mejor era una normalidad ilegal. Fátima dijo que una huelga no crea empleo. Floriano se preguntó qué era eso de la huelga. A lo mejor ellos también tienen vértigo y miedo. ¿Porque y si la ciudadanía no aguanta tanta indignidad? Porque aunque la ministra de empleo-desempleo diga que la soberanía está en el Congreso, la verdad es que reside en el pueblo, según la Constitución. Sí, señora ministra: usted era soberana cuando era pueblo, ahora es gobierno. Y ser gobierno, aunque a usted le duela, es menos que ser pueblo. Por eso no hay que despreciarlo ni subestimarlo. El pueblo le ha encomendado a usted la creación de empleo y si se empeña en lo contrario la puede apear de su babieca campeador. Y no será ni rocinante manchego.
Vértigo. Miedo. Europa. Recortes. Pobreza. Gobierno. Pueblo. Mercados. Bolsa. Bruselas. Amnistía fiscal. Pobres ricos que se llevaron el dinero de todos porque crían que sólo era de ellos, que lo guardan en un bunker del alma. Ahora se les perdona todo porque llega la semana santa y perdonan al dinero preso y lo excarcelan y lo pasean Málaga abajo, Sevilla arriba con una túnica de vergüenza. Va pisando el asfalto del bienestar. Montoro, De Guindos, Soraya le cantan saetas a Rajoy en parihuelas, claveles rojos y blancos.
El pueblo anda por la calle envuelto en su propia dignidad.
Rafael Fernando Navarro es filósofo
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