Hay primates estirados que se van por las ramas, sacan mucho pecho y hacen discutibles monerías. Los hay con cascos y cachiporras de guiñol… Mucho se manifiestan aún el mono, la mona o la cogorza que llevamos dentro.

Nos degradan, nos pagan poco o perdemos el trabajo. Vivimos en árboles porque no hay pasta para un piso o porque nos tiran a la calle al no poder abonar la hipoteca al banco, un territorio de la clase depredadora en el que algunos se ponen los botines y las botas.

Tenemos orangutanes bien vestidos, con trajes de Hugo Boss y Giorgio Armani, en las altas cumbres sociales, económicas o políticas. Sí. Ya lo ven. Los simios están muy cerca de nosotros o nosotros estamos muy cerca de los simios. Demasiado a veces.

En nuestro zoológico inhumano tenemos otras especies de la fauna que saltan a la vista. Las hienas de los ajustes ríen a carcajadas e hincan el diente con sus recortes. Tú pataleas, gritas o exhibes un rótulo. Al menos por ahora. Los zampabollos de la CEOE exigen regular el derecho de huelga tras el 29-M. Recortarlo con la intención de que sea tan inofensivo como una oveja no descarriada.

Los buitres acechan siempre y esperan darse un festín a tu salud al verte hundido. Los hipopótamos de las empresas engordan la panza con el esfuerzo de los pequeños peces. En fin. Las jirafas alzan el cuello para ver el futuro. Pero se desinflan enseguida y lloran con lágrimas de cocodrilo.

No hay que tener miedo a las reformas. A las reformas progresistas y equilibradas que defiendan claramente los principios de libertad e igualdad. ¡Qué gracia tiene mi nene! Mariano le saca jugo a “La Pepa” con fines electorales ante las urnas andaluzas y para justificar el peor conservadurismo posible y el espíritu reaccionario que bulle con todo su esplendor.

Qué valientes son los que pregonan las bondades de las medidas contra el personal. Los mayores inmovilistas y caciques dan lecciones de casposo reformismo. A esto se le llama reaccionar con admirable fortaleza y determinación frente a las adversidades. La pobre Constitución está más apagada que nunca, por mucho que diga lo contrario el tal presidente del Gobierno. ¿Cómo se puede defender el bienestar de la población atándola de pies y manos?

Votar a Javi en la arena política de las elecciones sería tanto como aplaudir los gruesos puntapiés del jefe y de toda la orquesta impopular. Exclaman “¡Viva la Pepa!” Es decir, arriba el regocijo, la corrupción, con el anteproyecto de Ley de Transparencia bajo el brazo, y el deshogo de todos nuestros vividores. “¡Vivan las cadenas!”, canta el coro refiriéndose a los demás.

Andalucía vota. Javier Arenas y el PP están creciditos. Las falsas prejubilaciones y las ayudas fraudulentas a empresas, en relación con el presunto escándalo de los ERE, dañan las aspiraciones del actual presidente de la Junta, José Antonio Griñán.

En Asturias, el candidato socialista Javier Fernández quiere asumir la responsabilidad de “rescatar” el socialismo para el conjunto de España. Muy bien. Lo que no se puede hacer es airear la bandera de la socialdemocracia e imprimir políticas de derechas.

Y una cita ineludible donde el malestar tiene que manifestarse firmemente contra el mundo económico, los especuladores y los gobiernos que interpretan el papel de fieles perritos de compañía. El saqueo y los ataques que reciben los ciudadanos no deben quedar impunes. Las movilizaciones y la huelga general y de consumo constituyen un instrumento que debemos utilizar en nuestra legítima defensa.

Marc Llorente es periodista y crítico de espectáculos