El cronómetro corre y las conversaciones para conformar la Mesa del Congreso de los Diputados avanzan a dos velocidades distintas. Mientras en el bloque de la derecha el Partido Popular se encona en arrastrar al PNV hacia su parcela, el progresista avanza sin apenas distorsión. El PSOE se ha topado con una buena predisposición de Esquerra Republicana de Catalunya, que insiste sin descanso a un Junts per Catalunya hermético -aunque en estado de ebullición tras la treta de la derecha judicial en el Tribunal Constitucional- en la creación de un frente común del independentista para amplificar la voz del pueblo catalán en Madrid y redimensionar sus demandas.

ERC ya ha deslizado que entre sus exigencias no se halla un puesto en la dirección de la Cámara Baja, ni tan siquiera buscan un pátina de territorialismo en el perfil del futuro presidente o presidenta del parlamento, aunque todo apunta a que contarán con grupo propio en esta nueva legislatura que está a punto de arrancar. La suavidad de los republicanos, sin embargo, contrasta con la postura de los neoconvergentes, que están dispuestos a elevar algo más su precio a pesar del mutismo con el que afrontan los últimos metros de las negociaciones. Poco se conoce de los términos de las conversaciones, pero Génova no tira la toalla e insiste en distinguir la batalla por la investidura de la de la presidencia de las Cortes.

El 'pactómetro' para la Mesa del Congreso

Este pasado jueves, desfilaron por el Congreso de los Diputados el grueso de parlamentarios de ERC y de Junts para presentar sus acreditaciones, paso fundamental para que la legislatura empiece a andar. Esquerra compareció ante el enjambre de medios de comunicación que ya tomaban los aledaños de la Carrera de San Jerónimo, con una actitud que induce a pensar que por sus planes no pasa ceder ni un milímetro de terreno ante la amenaza de un PP que se ha echado en brazos de la ultraderecha de Vox, cuyo ala más dura ha conquistado las altas esferas del partido tras la purga de Iván Espinosa de los Monteros -cabeza visible de la facción neoliberal de la formación-.

"Esta es una ocasión de oro y no deberíamos desaprovecharla", deslizaban algunos diputados republicanos ante los micrófonos y cámaras. Una postura que evidencia una tangible disposición a cerrar cuanto antes un acuerdo que conceda mayoría al espectro progresista de la Cámara. De hecho, admitieron a luz y taquígrafos que mantendrían un encuentro con el secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas; previos acercamientos que se han registrado desde el pasado 23 de julio, aunque esa sería la primera vez que los contactos trascendieran el plano virtual. Posición llana y sin vacilaciones de los republicanos que contrasta con la opacidad y el hermetismo de sus colegas de los independentistas.

Los siete diputados catalanes, con su portavoz, Míriam Nogueras, a la cabeza, rehuyeron de alimentar la sed de información de los presentes. Ni tan siquiera para confirmar, como sí hizo Esquerra, que en sus agendas se incluye una reunión con el Partido Socialista. Mutismo absoluto encuadrado en una foto en la que también se respira el enfado de sus miembros tras la maniobra del ala conservadora del Tribunal Constitucional, que hizo valer su mayoría en la Sala de Vacaciones para, tras una década de inmovilismo, pronunciarse sobre el recurso de amparo de Carles Puigdemont ante la orden de detención dictada por el Supremo.

"Primera parada, día 17"

ERC todavía no se ha pronunciado en ninguno de los sentidos en lo que compete a las candidaturas que presenten desde el PSOE y sus aliados de Sumar para la Mesa, pero sí se han dado pasos hacia adelante en los últimos contactos entre las formaciones. Los republicanos ya han avanzado que su objetivo no pasa por tener presencia en el máximo órgano rector del Congreso. Incluso van más allá al desvincular estas conversaciones con el proceso posterior, que no es sino la conformación de un nuevo Gobierno. También lo hacen desde el Partido Socialista, sabedores de que cada cuestión lleva sus tiempos y tiene sus derivadas particulares. "Primera parada, día 17", reiteran desde el entorno de la Ejecutiva Federal, mientras entierran bajo paladas de secretismo todas las vías abiertas con sus potenciales aliados.

Lo que no se descarta, y de hecho en Ferraz cuentan con ello, es que tanto los republicanos como los neoconvergentes incluyan entre sus reclamaciones la posibilidad de formar grupo propio en la Cámara. De hecho, entre los socialistas ya barruntaban esta posibilidad y deslizaban que no tendrían problema alguno para cumplirlo, pues es prácticamente "una tradición" que tanto ERC como Junts tengan su propio espacio. No obstante, además de esta condición, las demandas que ha planteado Esquerra se dirigen más en torno a la actividad parlamentaria que a exigencias históricas de índole territorial. De hecho, estas se encuadran en la presidencia de alguna comisión. En cualquier caso, ambas fuerzas se han emplazado a nuevas reuniones antes de la fecha clave.

Jordà sí dejó claro que bajo ningún concepto su grupo vendería su apoyo al tándem PSOE-Sumar de manera "gratuita". Negativa que suavizaba con algunas palabras conciliadoras que exhiben la voluntad de acuerdo de los republicanos, quienes también calificaron de "vergüenza de primer orden" la treta de la derecha judicial en el Constitucional. En cambio, desde Junts optan por el silencio, sin desvelar exigencia alguna, más allá de la conformación de grupo propio. Reservas que también transmiten desde fueros socialistas. Y es que Félix Bolaños, ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en funciones, se limitó a comentar tan solo que cuando haya algún avance se comunicará. De momento, "discreción, responsabilidad y prudencia".

El PP confía en el 'sí' del PNV

Frente a los avances y sintonía que está experimentando la izquierda, la derecha sigue arrinconada y buscando quién se sume a su proyecto. Y es que el muro que supone el PNV para la investidura de Alberto Núñez Feijóo a la luz de los constantes rechazos de los de Andoni Ortuzar pretenden tumbarlo en la conformación de la Mesa del Congreso. Los vascos han negado su apoyo en varias ocasiones pero los populares insisten en distinguir la batalla por convertir a su líder en presidente de la lucha por la Presidencia de las Cortes. Así, Génova no tira la toalla y busca convencer a los peneuvistas para que den su con un puesto en el órgano parlamentario

El dirigente popular quiso tomar la delantera a Sánchez e inició una ronda de contactos con las distintas fuerzas políticas a penas se celebraron las elecciones generales. Un ciclo de conversaciones que no han tenido mucho éxito más allá del ofrecimiento gratuito -y envenenado- de los ultraderechistas de Vox y de los siempre fieles navarros de UPN. Los nacionalistas vascos también se encontraban en su mira pero rápidamente rechazaron esta posibilidad, algo que ha vuelto a suceder en las últimas horas ante la persistencia de los populares. Por eso las cuentas para la investidura de Feijóo pasa ahora por Coalición Canaria, que sin embargo no descarta un apoyo a Sánchez. Todo con la mayoría simple en la mira. 

Esta situación ha bloqueado a los de Génova, que percuten en reivindicarse con ganadores de los comicios y en acusar al líder socialista de "no asumir" ni prácticamente respetar los resultados de las urnas a la luz de las conversaciones que han iniciado desde Ferraz con el resto de grupo. Por eso la batalla se ha trasladado a la Mesa del Congreso, un punto clave y previo a la investidura. Los populares quieren negociar el reparto de poder de la presidencia de la Cámara con los vascos, de quienes dicen no han cerrado la puerta a negociar la Mesa. De hecho buscan convencerles con el ofrecimiento de uno de los cuatro puestos de este órgano de dirección, una propuesta "muy razonable" para la cúpula popular.

Un asiento para los vascos

Génova justifica estos acercamientos en la necesidad de dar "estabilidad" al parlamento, tal y como ha sostenido una vez más este viernes la vicesecretaria de Políticas Sociales del PP, Carmen Fúnez, en la toma de posesión como presidente del Gobierno de Aragón de Jorge Azcón. Pero también consideran que el reparto debe cumplir con las proporciones justas a la voluntad de los españoles el pasado 23 de julio. Este miércoles la secretaria general de la formación, Cuca Gamarra, aseguró que las conversaciones para ampliar su mayoría ante el 17 de agosto se iniciaría en las próximas horas y confían en avanzar ya que "ocho días en política es mucho tiempo".

Sin embargo, los acercamientos empezaron hace días, pero Feijóo todavía no ha telefoneado a los vascos, a cuyos cinco diputados necesita para alcanzarla mayoría absoluta. Así, su intención es al menos lograr que los de Aitor Esteban se inclinen por la abstención, lo que les permitiría alcanzar la presidencia siempre y cuando los de ERC se abstengan también o sus votos sean nulos. Una opción algo más enrevesada y menos posible. Pero en todo esto entra otro factor: la presencia de Vox en la alianza. Los de Santiago Abascal -en plena crisis interna por la salida de su hasta ahora portavoz, Iván Espinosa de los Monteros, quieren mantener o extender su cuota de poder en la Mesa, donde tienen a Ignacio Gil Lázaro en la cuarta vicepresidencia.