Quedan a penas diez días para la constitución de las Cortes y el reloj de arena de Génova empieza a soltar sus últimos granos para poder investir a Alberto Núñez Feijóo como el próximo presidente del Gobierno. A 7 de agosto de 2023 la situación está complicada para el líder del Partido Popular, que ha decidido quemar sus últimas balas con el objetivo de intentar llegar a Moncloa, sin mucho acierto por el momento. Sin acierto y con cierta desesperación presentan como ejemplo que Vox -su aliado de ultraderecha- concede su apoyo incondicional; un caramelo envenenado envuelto bajo una magnanimidad impostada que no hace sino evidenciar el aislamiento del gallego en el Congreso de los Diputados.

Con esta coyuntura, el PP sigue percutiendo en la idea de tener un ejecutivo en solitario aireando el miedo de: o soy yo o uno "Frankenstein" o la repetición electoral. Todo al mismo tiempo que busca los síes en Coalición Canaria, UPN, el incluso el PNV. De los canarios y navarros dicen estar en negociaciones para obtener su voluntad de votar a favor en la investidura de Feijóo, algo que ven cerca. A los vascos les animan a cambiar de parecer ya que "las reglas del juego han cambiado", en referencia al giro generoso de Vox. Pero los dos primeros le han desinflado la burbuja de ilusión mientras el último ha dado un portazo.

El lunes para el Partido Popular ha comenzado metiendo en la pistola la última bala de la recámara. El anuncio de Santiago Abascal de este fin de semana de dar su apoyo sin condicionantes a Alberto Núñez Feijóo para evitar a la izquierda ha sido un soplo de aire fresco para los populares, que se encuentran entre llamas. El próximo 17 de agosto se constituyen las Cortes, lo que da el pistoletazo de salida a la investidura. A partir de ese día el rey Felipe VI tendrá que llamar al candidato que considere oportuno para que intente formar gobierno. Una tarea que pasa por conformar una mayoría en el Congreso primero.

El caramelo envenenado de Vox

Los nervios en Génova se han intensificado, y es que el de los ultras -con o sin pedir cosas a cambio- no es suficiente para hacer presidente al líder popular, y no parece estar teniendo mucho éxito las rondas de comunicaciones que están emprendiendo con el resto de formaciones políticas. Del no del PSOE de Pedro Sánchez a negociar un ejecutivo de Feijóo, los populares han pasado a buscar una vez más conquistar a otros personajes del espectro político. No sin dificultades pero con ilusión. Y es que para el PP el giro de los de extrema derecha ha hecho que "las reglas del juego cambien".

Así lo ha trasladado este lunes el coordinador general del partido, Elías Bendodo, que no solo ha enmarcado los pactos con Vox en una centena de ayuntamientos y sendas comunidades autónomas en la "normalidad" al tiempo que ha sostenido que tenerles a la derecha les "permite avanzar por el centro político y hablar a izquierda y derecha", sino que ha lanzado una llamada de atención a sus potenciales aliados. En concreto al PNV, que dijeron ser "incompatibles" con Vox y rechazar su apoyo. Pero el hombre fuerte de Feijóo insiste que las de ahora "son circunstancias distintas para quienes se posicionaron desde el principio".

La negativa del PNV se mantiene a pesar de un nuevo intento de Génova por atraerlos a golpe de "las circunstancias han cambiado". El cambio de escenario se precipitó este domingo, después de que “los 33 de Vox” ofrecieran incondicionalmente su apoyo al candidato conservador para armar una mayoría alternativa a la del bloque progresista, de donde pretenden arrancar al PNV. Si el obstáculo del bautismo de Feijóo como presidente es la presencia de la ultraderecha en la Administración estatal, se retiran. En el partido de Abascal justifican la nueva estrategia ante la creciente “preocupación” de que Sánchez sea investido con los apoyos del "prófugo Puigdemont, Bildu, PNV y ERC". Ante esta "grave amenaza al orden constitucional", los ultras optan por apartarse del camino a la Moncloa. 

Sin embargo, más que un guante a Feijóo, esta maniobra es una mano al cuello del líder del Partido Popular. El PNV es indispensable para que las cuentas salgan en Génova 13. Sin ellos, a los conservadores la saldría cruz en la primera tirada. Pero entre los jeltzales insisten en el no por sistema, debilitando la figura del jefe de filas del PP al profundizar en el aislamiento que sufre en la Cámara Baja. De este modo, quedaría patente su incapacidad para articular una mayoría alternativa. Un caramelo envenenado que los populares han cogido sin dudar, mientras continúan en su vía crucis particular de llamadas y portazos, pese a que UPN es el único que se mantiene en el bloque de la derecha.

El 'no es no' del PNV

Por si las palabras que pronunció el líder jeltzale cuatro días después del 23 de julio no sirvieron, los vascos han insistido en su portazo a Feijóo. Lo ha hecho a través del perfil oficial de la formación en Twitter -ahora X-, citando un tuit en el que expresaba ya el rechazo verbal que le transmitió directamente el dirigente de los nacionalistas vascos. Andoni Ortuzar telefoneó al candidato conservador y remarcó que entre sus planes no estaba un apoyo al PP en una hipotética investidura. Es más, después de eso, sacó pecho por “arruinar” la carrera del gallego hacia la Moncloa. El discurso agresivo contra el independentismo catalán y vasco les aleja de Génova, pero el horizonte de Euskadi juega también un papel clave en la estrategia del PNV. Sin embargo, en el Partido Popular insisten en llamar a su puerta. 

Por primera vez en años, el PNV ha perdido fuerza entre el nacionalismo vasco. EH Bildu ha devorado la distancia existente entre ambos. Estos cuatro años de legislatura han servido a los abertzales para situarse a tan solo 1.000 votos de diferencia con respecto a sus adversarios de la derecha vasca. De hecho, entre el crecimiento del PSOE en Euskadi y el de la coalición que comanda Arnaldo Otegi, los de Ortuzar se dejaron algo más de 100.000 sufragios el pasado 23 de julio. Un resultado que les obliga a mover ficha y a endurecer un discurso contra un Partido Popular preso del argumentario ultraderechista de Vox. De hecho, ni tan siquiera el presunto paso atrás de los de Santiago Abascal seduce a los jeltzales. Por eso, ante los “intentos de algunos de aquí y de allá por confundir”, se han reafirmado en su no es no a Feijóo.

En este sentido, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cobra también una relevancia sustancial. Las elecciones vascas están en el horizonte. El próximo 2024 se celebrarán unos comicios cruciales para el PNV, que ya preparan con el objetivo de recuperar el peso entre el independentismo vasco y, a la postre, frenar el crecimiento de Bildu. Encarar una carrera de fondo hacia los comicios de la mano de un PP escorado a la derecha supone un lastre del que sería difícil deshacerse; máxime cuando en el barómetro de tendencias queda recogido que Pedro Sánchez es la opción predilecta entre los votantes de los jeltzales. Con una amplia diferencia sobre Feijóo, el actual jefe del Ejecutivo es el favorito de los electores para repetir como inquilino de la Moncloa, con un 63,7% y frente a un escueto 7,3% de apoyo hacia el candidato del PP. 

Coalición Canaria y UPN pinchan el globo

El día después de las elecciones del pasado 23 de julio, Feijóo habló ante los suyos desde la sede de Génova y les prometió recabar los apoyos suficientes para ser presidente. Apoyos que a día de hoy no tiene. Este lunes Bendodo ha reconocido que la formación continúa dialogando con que considera sus posibles aliados, véase UPN y Coalición Canaria, quienes han difuminado las expectativas del gallego. Los navarros han asegurado el voto a favor de su único diputado, pero eso no les ha quitado para restar euforia a los populares. De hecho, su dirigente, Javier Esparza, ya ha reconocido públicamente que Feijóo no se va a convertir en presidente "en ninguno de los casos". Unas palabras que ha acompañado de una crítica, acusando a los populares de "engañar" a los electores.

Los canarios, por su parte, no rompen lanzas a favor de Feijóo. El acuerdo que ambos partidos han cerrado en la presidencia de Canarias se tornaba un aperitivo para los populares, pero nada más lejos de la realidad. Mientras Génova daba por sentado el desde las islas, estos no han cerrado la puerta a apoyar la posible investidura de Sánchez bajo el argumento de que apoyarán al que haya recabado más alianzas. Es decir, ejercerán el voto útil para evitar la repetición electoral. Y el dirigente popular no tiene los números necesarios para ello, por lo que esta posibilidad se aleja. En Génova lo saben bien, por eso Bendodo ha reconocido seguir en la mesa de negociación tanto con Coalición Canaria como con UPN a pesar de que "se abre una situación complicada". A la vista de esto, pintan bastos para Feijóo.