El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha sido investido presidente este martes 7 de enero con 167 votos a favor; 18 abstenciones y 165 en contra. El bloque de la moción de censura ha vuelto a aunar sus fuerzas para articular una mayoría parlamentaria suficiente que ha propiciado la formación del primer Gobierno de coalición desde la la II República.

Sánchez ha obtenido el sí de la bancada socialista, de sus socios de Gobierno Unidas Podemos, del PNV, Más País, Nueva Canarias, Compromís, BNG y Teruel Existe. Por contrapartida, los populares, Ciudadanos, Vox, JxCat, CUP, PRC, Navarra Suma y Coalición Canaria se han opuesto. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y EH Bildu se han abstenido.

No ha habido sorpresas. Ningún diputado ha modificado el sentido de su voto desde el pasado sábado, a pesar de que sobrevolaba el fantasma del tamayazo. Las derechas, Partido Popular, Vox y Ciudadanos, hicieron un llamamiento a los parlamentarios socialistas para saltarse la disciplina de partido y votar contra Sánchez; al tiempo que trataban de amedrentar a representantes como Tomás Guitarte, de Teruel Existe. No obstante, y pese a los esfuerzos de Pablo Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas por dinamitar la investidura, el guion no ha sufrido cambios de última hora.

Un frente variopinto

Pedro Sánchez ha hecho uso de la palabra para volver a pedir la confianza a la Cámara a fin y efecto de formar Gobierno y romper el bloqueo. Precisamente esta arista ha sido la que ha tratado de explotar el candidato. 

Sánchez ha argumentado que no hay alternativa a su propuesta ya que “es la única opción de Gobierno después de dos elecciones generales en el último año”.

“En los últimos cuatro años hemos tenido un Gobierno en plenas facultades durante año y medio. Es inadmisible que algo así se repita en el futuro. Habrá que buscar mecanismos para que ese vacío no se repita. Me comprometo, yo y mi grupo, a buscar fórmulas para facilitar mayorías de Gobierno frente a las mayorías de bloqueo”, ha dicho Sanchez.

El líder socialista ha denunciado que no se debe contribuir al bloqueo. Ha puesto en valor que existe un grupo de formaciones políticas, haciendo referencia al bloque de la moción de censura, que permite la formación de un Gobierno progresista y, de facto, fomenta el progreso. Por otro lado, estarían los que “al menos no se oponen”, que son ERC y EH Bildu. Y por último, un grupo “variopinto” que opta por el bloqueo y en el que se incluye la derecha, la extrema derecha, antisistemas y “los nacionalismos más intransigentes".

 "Dijo el presidente de la República, Manuel Azaña. Sí. El presidente de la República, Manuel Azaña. Se comprobará lo que no debió ser desconocido. Todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo río. Suban a esta tribuna y expongan una visión alternativa del programa. No contribuyan con sus palabras a que se resienta al desencuentro", ha concluido Sánchez.

A la derecha se le atraganta la investidura

Ni Partido Popular, ni Vox ni Ciudadanos han edulcorado sus gruesos discursos. Casado ha comenzado su intervención “reivindicando la Constitución y la máxima autoridad del Estado, nuestro Rey Felipe VI”.

Sus palabras no han sido sino el preámbulo de los gritos de diputados del PP que, una vez más, han interrumpido un discurso con gritos de “¡Viva el Rey!”.

“Señor Sánchez, nuestro país ha tenido dos enemigos, los terroristas y los golpistas”, le ha inquirido Casado. Y ha añadido que “no se puede tomar a los españoles como rehenes para garantizar los votos de su investidura”, ha sentenciado Casado.

Santiago Abascal ha optado incluso por considerar “ilegítimo” el Gobierno resultante de la investidura. El líder ultra considera que es un Ejecutivo nacido “de la mentira” y, en consecuencia, es un Gobierno “ilegítimo”.

“A ustedes no les importa España. Les importa el nuevo régimen socialista”, ha espetado Abascal, que no ha dudado en afirmar que los futuros ministro son “comunistas con estrechos vínculos con dictaduras y con narcotraficantes”. Y como no podía ser de otra forma, Abascal ha concluido su discurso con un “¡Viva el Rey y viva España!”.

La digestión de la formación de un gobierno progresista le está costando tanto a las derechas que Inés Arrimadas ha vuelto a pedir que “un diputado valiente” del PSOE traicione y se salte la disciplina de voto para tumbar la investidura.

El binomio Sánchez-Iglesias

En las anteriores sesiones, la del sábado 4 y domingo 5 de enero, el binomio formado por el futuro presidente del Gobierno y su vicepresidente, Sánchez e Iglesias, ya funcionaba a pleno rendimiento. El líder socialista explicó el programa de Gobierno mientras el morado hizo las veces de escudero atizando a las derechas.

Este martes, Iglesias ha vuelto a ataviarse con los ropajes de vicepresidente y le ha pedido dos cosas a Sánchez para hacer frente a las derechas: “Pedro, no nos van a atacar por lo que hagamos, sino por lo que somos. Te pido que frente a los intolerantes y los que quieren llevar a España al pasado tengas el mejor tono. También la mayor firmeza democrática”.

Y es que, si algo han conseguido las derechas con su tono, sus acusaciones y sus descalificaciones, es unir a líderes de fuerzas progresistas. El portavoz de Más País, Íñigo Errejón, ha limado asperezas con su examino, Iglesias, tras unas emotivas palabras con las que ha cerrado su discurso: “Enhorabuena y muchas gracias por el acuerdo, Pedro. Enhorabuena y muchas gracias por el acuerdo, Pablo”.

A su mensaje le ha seguido un apretón de manos, primero con Sánchez, y luego con el líder de Podemos. Una imagen que se antojaba imposible hace apenas unas semanas.

La diputada Oramas

Ana Oramas, de Coalición Canaria, dio la campanada el pasado sábado anunciando que votaría ‘no’, desafiando así a su partido, que acordó por unanimidad abstenerse. La formación advirtió a Oramas de que deberá explicar su postura y amenazó con medidas disciplinarias.

Su decisión ajustó la aritmética parlamentaria y se convirtió en objeto de todo tipo de comentarios. Tanto para bien como para mal.

En consecuencia, al hacer uso de la palabra, ha pedido perdón y ha hecho un llamamiento a la cordura y la decencia: ”Voy a votar ‘no’ porque encima de mis intereses personales, los de mi partido, están los de Canarias y los de este país. Quiero pedir disculpas a mi formación política. Debí buscar la forma de que mi partido supiese mi decisión individual, y no en la forma en que lo hice”, ha dicho, ha añadido que “ni somos tránsfugas, ni somos terroristas, ni somos terroristas. Somos gente que en base a sus ideales vota en conciencia”. Sus palabras no cosecharon ni un solo aplauso.

Así las cosas, el Congreso de los Diputados ha vuelto vivir un día histórico -otro más-. Este 7 de enero se ha oficializado el primer Gobierno de coalición de la historia de la democracia española.