Las idas y venidas de Pedro Sánchez han acabado en la investidura más apretada de la historia de la democracia española. No podía ser de otra forma, teniendo en cuenta que el presidente saliente de este plebiscito de la Cámara ha sido el máximo exponente de la resistencia frente a compañeros y extraños.

Ahora, tras recuperar el sueño y dar un volantazo de 180º, el socialista comendará un Ejecutivo en coalición. Dentro del consejo de ministros, que se anunciará la semana próxima, habrá cambios y nuevos rostros. Uno de ellos será Manuel Castells, prolífico sociólogo cercano a Ada Colau que se pondrá al frente del ministerio de Universidades aupado por las referencias de los morados.

Pero Castells no es un desconocido para Pedro Sánchez. Y no solo porque es uno de los creadores más importantes de nuestra nación, sino porque les une una experiencia personal que el profesor referencia en Ruptura (Alianza Editorial), su último libro. “Amante de las causas perdidas”, el sociólogo narra cómo fue su encuentro en California con el actual presidente del Gobierno después del “Golpe de Estado” que sufrió en el Comité Federal del PSOE tras anclarse en su “no es no”.

 Y es que el teórico aprecia en el dirigente socialista las facultades necesarias para acabar con el descrédito a las instituciones en España. Después de hacer un recorrido por los movimientos populistas a nivel internacional, Castells aplaude la valentía del referenciado: “Fue ese poder último de los militantes del PSOE lo que permitió la resurrección de Pedro Sánchez contra viento y marea. En lugar de adoquinarse y desengañarse ante la brutalidad de un golpe de Estado interno por sus compañeros de partido, incluidos algunos de sus más directos colaboradores, se reafirmó en sus convicciones”.

El próximo ministro fue uno de los que animó al presidente a “que no se rindiese” en “la más improbable de las aventuras”: “Yo fui testigo de esa reflexión y de su decisión final por uno de esos azares de la vida. Pedro Sánchez quiso alejarse de España por unos días para reencontrarse. Y se fue a California con su familia. California tiene ese exotismo del fin del mundo donde llegan gentes de cualquier parte y para cualquier cosa, territorio límite de la experiencia humana, del que surgen locuras creativas del más alto alcance”.

Y es que, la “saga de Pedro Sánchez, recorriendo agrupaciones socialistas por todo el país, conectando con cuadros políticos indignados con la vergüenza de una gestora cainita al dictado de los de siempre”, empezó con un placentero paseo por la playa de Santa Monica: “Hablamos y hablamos, paseando entre el rumor de las olas (…) Me quedó claro que él tenía la fuerza suficiente para resistir y, sobre todo, se había dado cuenta de que no sería posible la política progresista en la que él creía sin enfrentarse a los poderes fácticos y a quienes le representaban”.

Pedro Sánchez no se rindió, porque si lo hacía “era el fin del PSOE, que sería fagocitado en las fauces históricas de la gran coalición, devoradora de la socialdemocracia europea”. Manuel Castells lo animó a ello, y podrá caminar en la XIV legislatura junto al dirigente en el que apreciaba las facultades para acabar con el “sobresalto nacionalista español” y el renacimiento de la extrema derecha.