PSOE y Junts retoman la agenda de reuniones en el marco del acuerdo de investidura suscrito el pasado mes de noviembre entre ambas formaciones. El secretario de organización socialista, Santos Cerdán, y el secretario general de los neoconvergentes, Jordi Turull, se han citado en el Congreso de los Diputados para limar asperezas y profundizar en las relaciones entre las dos formaciones. Ambos se han encargado de enfriar las expectativas de un encuentro en el que no estará sobre la mesa el referéndum de autodeterminación de Cataluña. “Es una más”, ha resuelto Jordi Turull a su llegada a la Carrera de San Jerónimo.

El PSOE ha intentado desde el principio blindar las reuniones con Junts, fruto del pacto que allanó el camino a la investidura de Pedro Sánchez. Las dos formaciones se comprometieron a agendar reuniones periódicas para revisar el estado de la recién forjada relación de conveniencia. Tanto socialistas como neoconvergentes quieren controlar los tiempos y evitar que una tímida filtración ponga en jaque las conversaciones bilaterales y, por tanto, la legislatura. El apoyo de los independentistas catalanes es imperativo para que el Gobierno pueda desplegar la “agenda progresista” durante estos cuatro años.

La orden es clara y ambas partes lo están cumpliendo a rajatabla. Cada cual interpretando el papel que les corresponde, como se pudo comprobar en la jornada maratoniana del pasado jueves, cuando Junts avanzaba su voto negativo a los tres reales decretos (ómnibus, escudo social y subsidio). El ‘no’ neoconvergente auguraba una derrota del Gobierno a las primeras de cambio y sin margen de maniobra para construir una vía de salvación. Sin la geometría variable de otras legislaturas, los socialistas se vieron obligados a negociar hasta el último minuto para salvar el match ball. Una bocanada de aire para el Gobierno, que abona la relación con Junts, con todos los matices posibles.

Una reunión más

En este contexto y 24 horas después de concluir el plazo de enmiendas para la Ley de Amnistía, Santos Cerdán y Jordi Turull se han citado en la sede de la soberanía nacional, soliviantando a un Partido Popular que, en paralelo, insta al Partido Socialista a “rendir cuentas” ante sus socios en la Cámara Baja. La hipérbole de Génova contrasta con la calmachicha escenificada por los emisarios de sendas formaciones a su llegada al encuentro. El número tres del PSOE enfriaba las expectativas de la reunión, limitándola a la cotidianeidad y rechazando el referéndum como objeto de ésta.

Con un estridente “no”, Santos Cerdán respondía a los periodistas que le interrogaban sobre la posibilidad de negociar acerca de un eventual referéndum de autodeterminación. Acto seguido, el líder socialista ha anunciado rebajado el nivel del encuentro, enmarcándolo en una cita rutinaria para revisar el estado de la relación. El propio Cerdán ha remarcado que la comunicación con los neoconvergentes es “fluida” y avanza por el camino correcto. No obstante, en la línea de la estrategia mandatada por Ferraz y Moncloa, no habrá “ninguna comunicación” del resultado del encuentro. Tampoco asisten con ánimos de “acordar” absolutamente nada, sino que se trata de “una reunión más”, en palabras del secretario general de los independentistas, quien se ha mostrado menos elocuente ante los medios.

Génova vuelve a la carga

Entre tanto, desde el principal partido de la oposición se han encargado de calentar la reunión entre los dos socios. Fuentes de la dirección nacional afean a los socialistas que acudan a la “sede de la soberanía nacional” a “rendir cuentas” a la formación independentista “en nombre del Gobierno”. Consideran que es un ensayo de la “ya anunciada entre Sánchez, Carles Puigdemont” y el mediador Francisco Galindo, “experto en guerrillas”.

El Partido Popular ha avisado de que estará “muy pendiente” del desarrollo del encuentro, urgiendo a ambas fuerzas a realizar una comparecencia conjunta para explicar sus acuerdos. Desde la delegación socialista, al menos, no existe pretensión alguna de cerrar un pacto en esta cita, sino que se profundizará en la relación. A pesar de ello, en Génova insisten en que Santos Cerdán debe “aclarar” a su socio de investidura las competencias que transferirá el Gobierno a Cataluña, al tiempo que exigen a Turull que exponga lo que hará con ellas en términos de “fronteras y de control de inmigrantes”.

Junts claudica con las competencias

Sin embargo, desde la formación independentista ya rebajaron el tono en torno al acuerdo que facilitó la convalidación de los dos reales decretos de sello socialista. La transferencia integral de competencias resultó menos completa de lo que parecía, en virtud de las palabras del propio Turull a comienzos de esta semana. El número dos del aparato neoconvergente admitió, después de que Sánchez delimitara el acuerdo a los márgenes constitucionales, que en las conversaciones previas no se precisó el alcance de la cesión.

Junts puso pie en pared y admitió entre dientes su derrota en la batalla dialéctica con Moncloa, pero retomó la senda de las advertencias al Gobierno con el arma predilecta del independentismo: el referéndum. La narrativa neoconvergente pasa por dibujar a un Estado español obligado -como mínimo- a negociar los términos de una consulta consensuada en virtud del ordenamiento jurídico. Sienten que tienen el mango de la sartén en su mano y con capacidad de hacer saltar por los aires la legislatura. Por ello, Turull lanzó un aviso directo a Moncloa: “Sin referéndum, colorín colorado”.