Reapareció Felipe González y lo hizo de la mano del exdiputado socialista Eduardo Madina en una edición especial por el 45 aniversario de la Constitución, enmarcado en la X Jornada ‘Gregorio Peces-Barba’. El expresidente del Gobierno, el primero del PSOE tras la reinstauración de la democracia a España, se ha adherido de nuevo a la narrativa de la derecha política y mediática, advirtiendo de “ataques despiadados e irracionales” a la Carta Magna. El ex secretario general de los socialistas considera que los valores que han construido la convivencia están bajo amenaza, por lo que ha hecho un llamamiento a la sociedad para “reaccionar” y defenderlos.

Así se ha expresado, junto con Eduardo Madina, en su exposición en la X Jornada ‘Gregorio Peces-Barba’, donde ha vuelto a dar un tirón de orejas al Gobierno de Pedro Sánchez por su política de pactos y “cesiones” ante las minorías. Sobre ello, González ha redundado en su rechazo a la Ley de Amnistía pactada por PSOE, Junts y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), calificándola como “autoamnistía” y ha insistido en que ”el problema” no reside en los “pocos que gritan o que quieren deshacer el sistema”, sino de quienes tienen una mayoría que, “con respeto a las minorías”, no deben “ceder a ningún tipo de condicionamiento o chantaje”.

González alerta de la necesidad de establecer una línea de defensa en torno a la Constitución “y de sus posibles y necesarias reformas”, que considera que inciden en “los consensos como los que hubo hace 45 años”. La reclamación de González se enmarca, a su vez, en los ataques a jueces y magistrados por parte de formaciones independentistas, acusaciones de lawfare mediante, y en defensa de la división de poderes simultáneamente.

Durante toda la exposición, el expresidente del Gobierno, ha insistido en su profundo rechazo al texto de gracia. Una legislación que ha criticado hasta la saciedad en los últimos meses y sobre la que ha establecido una diferencia sustancial en comparación a los indultos. De hecho, ha subrayado que la distinción clave es que los segundos suponen “perdonar”, mientras que la amnistía conduce a “pedir perdón” a quienes han cometido un delito. En este punto, tanto González como Madina han coincidido: “No la comparto porque no la comprendo”, ha resumido el exparlamentario del PSOE.

Acuerdos difíciles

González ha reiterado su preocupación por el estado de la Carta Magna, por lo que percutió en la defensa a ultranza del texto constitucional, aunque resaltó el tiempo que ha durado “en un país como España” porque, a su juicio, “tiene mérito”. En cualquier caso, el expresidente del Gobierno recordó que siempre se ha decantado por una “Constitución no militante” concebida para “reconciliar la historia tormentosa” del país de los últimos dos siglos. Sin embargo, ahora siente que “hay que defenderla de la cantidad de tonterías que se han dicho”. El ex jefe del Ejecutivo socialista se ha referido a los conceptos “España plurinacional” o “pacto bipartidista”, que los críticos con la ley fundamental citan como su origen.

 A raíz de esto, González recordó que en las primeras elecciones había más de un centenar de opciones políticas: “¿Qué hizo el pueblo español? Votó como si llevara 40 años de democracia”, remató, al tiempo que aseguraba que de esos comicios salieron cuatro o cinco formaciones con representación. “Lo que es evidente es que no es más difícil ponerse de acuerdo hoy que entonces”, concluyó el ex secretario general del PSOE, quien aprovechó la coyuntura para abordar la política de pactos y las dificultades de entendimiento entre los dos grandes partidos. “O aceptan (PP y PSOE) que están condenados a entenderse por la expresión libre y democrática de los españoles o siguen enfrentándose”, deslizó.

Así, González ensalzó los pactos de la Moncloa, definidos como la “prueba de fuego de la posibilidad de entendimiento entre gente que tenía orígenes radicalmente distintos”. También puso en valor la trayectoria de partidos que ayudaron a cocinar un clima de consenso, mencionando en primer término al Partido Comunista y, por otro lado, recordando la figura de Manuel Fraga, que se oponía a su legalización. Sin embargo, cambió su opinión. “Fraga sí estaba comprometido con ese esfuerzo desde el principio”, sentenció.