El próximo 21 de febrero es la próxima fecha clave en la tramitación de la ley de amnistía. El veto de Junts el pasado mes de enero dibujó un nuevo calendario, situando la siguiente parada del itinerario pasados cuatro días de las elecciones gallegas de este domingo. PSOE y sus aliados no aparcaron las negociaciones, a pesar de coincidir con los comicios autonómicos. “Seguimos negociando”, resuelven fuentes próximas a las conversaciones, aunque evitan pronunciarse sobre conatos de avance. Lo que ambas partes dejan patente, pese a guardar bajo llave el contenido, es un optimismo compartido para “blindar” un articulado que será “muy atacado desde la derecha”.

No hay frenazo a las negociaciones. PSOE y Junts envuelven con "discreción" todo indicio intrínseco a la ley de amnistía. Las posturas son claras, al menos de cara al público, pero el tono de los interlocutores se ha suavizado, dando lugar a la interpretación de que todo avanza por el cauce que debe. Incluso ventilan cierto optimismo, aunque cierto es que desde Moncloa siempre han manifestado su total confianza a que el proyecto de ley se tramite de manera satisfactoria y con arreglo tanto a la Constitución Española como al marco del derecho de la Unión Europea.

El texto, a instancias de los socialistas, es “plenamente constitucional” e inmaculado. Todo lo que se salga de ahí se antoja inasumible. Junts abunda en su argumentario habitual, orientado a la consecución de una “ley integral que abarque al conjunto de personas afectadas y que sea de aplicación inmediata”. El objetivo, remarcan desde el entorno neoconvergente a ElPlural.com, es “blindar” el articulado ante los asumibles ataques de la derecha, centrada ahora en pinchar el globo mediático de la oferta de Feijóo a Puigdemont.

En Moncloa confían en que se cerrará el acuerdo con arreglo al calendario legislativo. “Habrá amnistía”, ha manifestado este miércoles el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes. Bolaños, ante los micrófonos de Rac1, ha refrendado que las partes comparten “el mismo objetivo”, que no es otro que confeccionar y “aprobar” un texto que dé cobertura a “todas las personas que estuvieron involucradas en el proceso independentista”. Los mensajes de socialistas y neoconvergentes empiezan a fluctuar en la misma sintonía tanto en público como en privado.

Ley del silencio

La narrativa comienza a engrasarse, pero ninguno de los dos actores quiere dar un paso en falso. Desde el principio de la reciente relación, la consigna es clara y pasa por evitar filtraciones que hagan descarrilar una negociación que se mantiene en “fase de discreción”. “Seguimos negociando. Aún hay margen”, resuelven desde el entorno soberanista. Ni siquiera en Moncloa se atreven a esbozar un bosquejo del estado de las conversaciones. “El 21 tenemos la comisión. Hay que dejar hablar y seguir trabajando”, liquidan destacados miembros del Ejecutivo, sujetos al mantra de hacer público cualquier acuerdo en cuanto cristalice. Nadie quiere pillarse los dedos.

Los mensajes de socialistas y neoconvergentes empiezan a fluctuar en la misma sintonía tanto en público como en privado

Tampoco Bolaños ha entrado en detalles. El ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes ha despejado todos los balones en lo que atañe al contenido de las conversaciones. Subraya que lo importante es abrir una nueva etapa en Cataluña en la que no haya personas involucradas en el procés que tengan procedimientos penales abiertos. Un escenario al que se llega, a su juicio, desde una “determinada manera” para construir una “ley absolutamente impecable” y blindada de los zarpazos de la derecha. “Dejemos trabajar a los profesionales”, ha remachado, al tiempo que insistía en que durante el proceso separatista “no hubo terrorismo”.

Voluntad de acuerdo

Desde el primer minuto, exigencias mediante, PSOE y Junts han dejado patente su voluntad de cerrar un acuerdo. La línea nunca se ha cerrado. Lo que sí ha cambiado es el tono, al menos de cara al público. Fase de entendimiento. Así lo ratifican las últimas intervenciones ante cámaras y micrófonos de los protagonistas. El vicepresidente de Junts, Josep Rius, ya avanzó este lunes que su formación focalizará toda su acción en hacer la amnistía una realidad. “Dedicaremos todos los esfuerzos para que sea posible. Todavía queda tiempo”, precisó.

De igual modo se pronunció el segundo de a bordo de Carles Puigdemont en Bruselas, Toni Comín. El eurodiputado de Junts abonó el terreno para un futuro acuerdo con el PSOE e incluso rebajó las aspiraciones de su partido a un plano más realista. “¿Habrá jueces que presentarán cuestiones perjudiciales? Sí. ¿Qué estas cuestiones suspenderán aquellos procedimientos? Sí. ¿Qué tendrán que levantar las medidas cautelares vinculadas? También”, reflexionó, al tiempo que recordaba que la última palabra la tiene el Tribunal de Luxemburgo. “Tenemos absoluta tranquilidad porque sabemos que es perfecta -la ley-“, remató.

Dos mensajes que tienen un claro destinatario. Junts trabaja el relato para seducir a las bases de lo que vendrá, que no es sino el acuerdo para la tramitación final de la ley de amnistía. No obstante, la campaña de las elecciones gallegas lo postergará en cierta medida, dado que, pese al balón de oxígeno que el PP le ha brindado a los socialistas con la filtración del sábado, no quieren que la foto de la firma se cuele en el proceso electoral autonómico.

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