Las cifras de suicidios en la Guardia Civil y la Policía Nacional se han incrementado en los últimos años, según los datos facilitados por el Gobierno tras la presión de asociaciones y sindicatos representativos de estos cuerpos, que han trasladado sus denuncias a través de grupos políticos en la oposición.

Los números ofrecidos por el Gobierno, sin embargo, se quedan cortos. En su respuesta a las preguntas de la oposición, el Ejecutivo informó que desde 2014 38 agentes de la Policía Nacional se quitaron la vida, pero en realidad el número de suicidios ascendió a 43, según datos del Área Sanitaria de este cuerpo de seguridad, a los que ha tenido acceso El Plural.

El SUP cree que el error en su caso puede deberse a un error administrativo y no ve “mala fe” en ello.

Los casos en la Guardia Civil también son más
Ocurre lo mismo con los datos relativos a la Guardia Civil. El Gobierno aseguró en una respuesta parlamentaria que entre “el 1 de enero de 2016 y el 7 de febrero de 2018, el número de miembros de la Guardia Civil fallecidos por suicidio ascendió a 29”. La asociación mayoritaria de este cuerpo, la AUGC no reconoce esas cifras, que eleva a 36 casos.

Los casos de suicidios en los cuerpos de la Seguridad del Estado son complejos y las asociaciones y sindicatos consultados por este diario reconocen que se deben a “un cúmulo de circunstancias”. Juan Fernández, portavoz de la AUGC, explica que “pueden haber a situaciones familiares adversas, pero junto a eso está claro que la situación laboral de los guardias es un hándicap”.

Los psicólogos son mandos de la Guardia Civil
“El problema de los guardias civiles es que no tienen a quién contarle sus problemas. El agente se encuentra aislado. El psicólogo es un mando de la Guardia Civil que se rige por un código militar. Si le dan la baja, queda señalado, se le reduce su salario, cuando a lo mejor lo que le afecta precisamente es su situación económica. La baja también tiene consecuencias negativas si tiene aspiraciones de ascender”, afirma Juan Fernández.

La Guardia Civil cuenta desde 2002 con un cuerpo de psicólogos que forman parte del cuerpo. En 2004 se extendió ese servicio con un segundo plan y desde entonces no ha habido ninguna otra iniciativa en ese sentido.

La AUGC lleva años denunciando que la Guardia Civil “es un cuerpo que no se adapta a la vida moderna, que carece de un departamento de Recursos Humanos y un gabinete psicológico adecuados”.

Un protocolo no es suficiente
Carlos Prieto Conesa, delegado de prevención y salud laboral del Sindicato Unificado de Policía (SUP) señala que el repunte de suicidios “es una situación alarmante, aunque entendemos que puede afectar a cualquier profesión. Es un tema que no se puede silenciar, y entendemos que hay que visibilizarlo “.

“Hemos pedido un protocolo de protección de suicidio en el que trabaja la Comisión de Seguridad y Salud Laboral de la Policía desde hace un año y que deberá aprobarse este verano o a posteriori. Es un órgano compuesto por 26 miembros en representación, por partes iguales, de la Administración y de los representantes de los policías”, explica el representante del SUP.

El SUP ha solicitado la inclusión de agentes sociales con experiencia en esta materia, como la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Red Aipis) y los psicólogos reunidos en Vives CNP, que colaboran de manera altruista.

Un protocolo, no obstante “no es suficiente y hay que acompañarlo con recursos materiales y humanos, con la creación de unidades básicas sanitarias, porque ahora no disponemos de una adecuada vigilancia de la salud de los agentes. Estas unidades están dimensionadas en el plan de riesgo de la Policía, compuestas por médicos o especialistas de salud mental, que pudieran valorar si una persona es capaz de prestar servicio y portar un arma”, añade Prieto Conesa.

La baja laboral es un estigma
Como ocurre en la Guardia Civil, la baja y la retirada del arma de un agente de Policía le “genera un estigma, bloquea su capacidad de ascenso y está mal visto por sus compañeros”, precisa el representante sindical.

Los psicólogos con los que cuenta ahora la Policía Nacional, en la escala de técnicos o facultativos, “sólo valoran las condiciones psicofísicas del funcionario, no representan una ayuda para las situaciones que pueden desencadenar en un suicidio”, según el responsable de salud laboral del SUP.

El cuerpo de salud mental de la Policía Nacional está formado actualmente por dos psiquiatras y 22 psicólogos para todo el territorio nacional, según cifras del SUP. Unos números que este sindicato considerado más que insuficientes para “un control sanitario adecuado”.