La empresa automotriz estadounidense General Motors ha recortado este jueves su previsión de beneficios para el 2025 en más de un 20% y señaló en una carta a los accionistas que los aranceles de la administración Trump aumentarían sus costes de producción entre 4.000 y 5.000 millones de dólares este año.

En la carta a los accionistas emitida la semana pasada, el fabricante de automóviles estadounidense anunció que ahora espera reportar unas ganancias anuales más ajustadas de entre 10.000 y 12.500 millones de dólares -previo pago de intereses e impuestos-, en comparación con los entre 13.700 y 15.700 millones en rangos anteriores. “El mercado de General Motors resiste mientras nos adaptamos al nuevo entorno de la política comercial”, declaró la directora de la empresa Mary T. Barra. Solo dos días antes, la empresa había retirado sus previsiones y suspendido temporalmente la compra de acciones a causa de esta incertidumbre que rodea a la política comercial del gigante americano. De esta manera, General Motors se convierte en el último fabricante de automóviles que abandona sus previsiones en los últimos días.

El pasado mes de abril, el presidente Donald Trump anuncio la imposición de aranceles del 25% a todos los vehículos de fabricación no estadounidense. Este sábado comenzará a imponer el mismo impuesto sobre las piezas necesarias para la fabricación de automóviles. El pasado martes, el neoyorquino modificó la forma de aplicar los aranceles para poder aliviar de alguna manera a los fabricantes de vehículos, incluido un rembolso parcial de los aranceles sobre las piezas importadas durante dos años.

La automotriz americana prevé compensar alrededor del 30% del impacto de los aranceles mediante el aumento de la producción en las fábricas de Estados Unidos, el recorte de costes, y trabajando con los proveedores para aumentar la producción nacional de piezas y componentes. “El entorno sigue siendo fluido”, declaró el Director Financiero, Paul Jacobson.

Ford afronta también el golpe

Ford, otra automotriz estadounidense, también ha suspendido su guía financiera para todo el año y afirmó que los aranceles de Trump tendrán “un peaje en las ganancias”, uniéndose de esta forma a sus rivales afectados por la guerra comercial.

El fabricante americano espera que los aranceles reduzcan las ganancias en 2025 alrededor de 1.500 millones de dólares sobre una base neta. El impacto arancelario total de la empresa es de unos 2.500 millones de dólares y cree que podrá compensar cerca de una tercera parte de esta cantidad el próximo año.

Ford ha sido uno de los últimos fabricantes en señalar los elevados costes de la campaña de vaivenes de Trump para remodelar las rutas comerciales mundiales. Trump ha dicho que los aranceles del 25% son necesarios para llevar más producción y puestos de trabajo a Estados Unidos. Sin embargo, los fabricantes han advertido de que unos aranceles amplios y duraderos aumentarán los costes, pondrán en peligro el empleo y podrían incrementar el precio de los coches nuevos, que ya superan una media de 50.000 dólares. A pesar del alivio arancelario anunciado por el tycoon, Ford espera un golpe de unos 1.500 millones en pérdidas.

El precio de los coches se dispara

Se prevé que los aranceles sobre componentes de fabricación para los vehículos aumenten el coste de las reparaciones y las primas de seguros porque las piezas de repuesto serán más caras. El aumento en el precio final de los automóviles será perjudicial para la inflación que Trump se pasó tantas semanas de campaña prometiendo reducir.

Los fabricantes y proveedores afirman que se tardarán años en trasladar las cadenas de montaje de vuelta a suelo estadounidense. Por otra parte, es poco probable que destinen miles de millones de dólares a la fabricación nacional debido a la incertidumbre sobre el rumbo de la política comercial.

Los aranceles afectarán a algunos fabricantes de automóviles más que a otros. Tesla y Ford son algo menos vulnerables. Tesla fabrica todos los coches que vende en Estados Unidos en California y Texas. Ford afirma que fabrica en el país casi el 80% de los vehículos que vende en Estados Unidos, incluidas las camionetas de la serie F, que son los vehículos más vendidos del país. General Motors sufrirá más porque las piezas importadas representan una gran proporción del valor de los Chevrolet o Cadillac fabricados en Estados Unidos.

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