España arde. Estos días, como por desgracia ocurre cada verano, vemos con horror como nuestros bosques quedan reducidos a cenizas. En las tertulias saltan a la palestra las condiciones laborales de los bomberos forestales o la falta de medios. Pero, por desgracia, es una discusión que solo mantenemos en verano, no nos acordamos de ellos cuando a muchos de ellos les despiden en invierno.
No nos acordamos de ellos cuando, como hicieron los bomberos del Consorcio de Valencia, se manifiestan en la puerta del juzgado el día de declara por la DANA el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, responsable del consorcio, y por ende de los bomberos. Unos bomberos que, de mano de uno de sus representantes sindicales decía: “El día de la DANA faltaban 250 efectivos en el cuerpo de bomberos del Consorcio de Valencia y ahora mismo tenemos un déficit de 200 efectivos, como no saquemos esto adelante va a ser insostenible si hay otra DANA. Ahora mismo en plena ola de calor tenemos parques de bomberos cerrados por falta de personal”.
No nos acordamos de los de Madrid, que cobran 1.300 euros y llevan con el salario congelado desde hace 10 años. Tenemos un problema como sociedad cuando le dedicamos nuestro tiempo a temas sin importancia ignorando los temas que de verdad son cruciales, como tener unos bomberos bien pagados y trabajando el año entero, pues mantener los bosques es buenas condiciones es crucial cuando después se desata un incendio.
Por desgracia, en mi tierra, muchos de mis vecinos supieron lo esenciales que son estos hombres y mujeres con la DANA. Lo mismo sucede con los miembros de la UME, quienes cuando se creó la unidad tuvieron que escuchar verdaderas salvajadas. Cuando nació la UME, porque parece que aquí tenemos la memoria muy corta para lo que nos da la gana, sus miembros estuvieron meses escuchando al PP decir que eran “el chiringuito de Zapatero”. Que sepan, lectores, que esa barbaridad la decían los mismos que ahora se deshacen en elogios con ellos. ¿Doble moral? En sus manos dejó la respuesta.
Este artículo quiero que sirva para dos cosas. La primera para colorearle la cara a nuestros políticos, quienes no dedican los esfuerzos económicos suficientes para que estas personas tengan las condiciones laborales que merecen. La dejadez es un mal endémico en este país, llevamos años con la misma cantinela. A ver si esta es la última vez que los periodistas tenemos que denunciar este asunto, pero ya les digo yo que no lo creo.
La segunda es dar las gracias a todos estos valientes que se juegan la vida sin dudarlo para mantener a salvo no solo nuestros bosques, sino las vidas de las personas y animales (no nos olvidemos de ellos por favor) que se ven afectados cuando se produce un incendio forestal.
Por último, pero no menos importante, también quiero tener unas palabras para los salvajes que deciden quemar nuestras reservas naturales. El 50 por ciento de esos incendios son provocados, y de ese 50, el 80% son dolosos. Pues bien, a vosotros os digo que os vamos a pillar y detener. Vais a terminar en prisión. No sois personas, sois salvajes, y ojalá que estéis muchos, pero que muchos años, en la cárcel. Es lo minino que os merecéis, hijos del mal.