La administración de Donald Trump ha acusado formalmente a la Universidad de Harvard de violar las leyes federales de derechos civiles y de no organizar una respuesta adecuada ante el presunto antisemitismo en el campus.

El aviso de este lunes ha marcado una cruda y renovada amenaza a la financiación federal de Harvard en medio de unas negociaciones tranquilas entre la escuela de élite y las autoridades gubernamentales que, por lo demás, han estado repletas de peleas judiciales, amenazas a la financiación de la investigación de Harvard y a la inscripción de estudiantes extranjeros, y la reciente posibilidad de una distensión planteada por el presidente Donald Trump.

El equipo encargado de la investigación ha concluido que Harvard “ha sido en algunos casos deliberadamente indiferente, y en otros ha participado voluntariamente en el acoso antisemita de estudiantes, profesores y personal judíos”, señalando ejemplos de estudiantes judíos o israelíes siendo “asaltados y escupidos”, imágenes en el campus que, según señalan, “utilizaban obvios tópicos antisemitas”, y lo que describe como una “acampada inadmisible de varias semanas de duración que infundió miedo e interrumpió los estudios de los alumnos judíos e israelíes”.

La carta redactada por el equipo encargado de la investigación a la que pudo tener acceso el Wall Street Journal, advierte de que “si no se introducen inmediatamente los cambios adecuados, se perderán todos los recursos federales y la relación de Harvard con el Gobierno seguirá viéndose afectada”, y añade: “Harvard puede, por supuesto, seguir funcionando libre de privilegios federales, y tal vez es oportunidad estimule un compromiso con la excelencia que ayude a Harvard a prosperar de nuevo”.

En respuesta, Harvard ha señalado que “está lejos de la indiferencia y en total desacuerdo” con la conclusión del informe, según escribió el director de comunicaciones de la universidad, Jason Newton, en un comunicado. “El antisemitismo es un problema grave, sea cual sea el contexto, es inaceptable. Harvard ha tomado las medidas sustantivas y proactivas para abordar las raíces del antisemitismo en su comunidad”, escribía el director de comunicaciones.

En su respuesta a la investigación, Newton ha dicho que Harvard “no sólo compartió su exhaustivo y retrospectivo informe sobre antisemitismo, sino que también esbozó las formas en que ha reforzado las políticas, disciplinando a quienes las violan, fomentando el discurso civil y promoviendo el diálogo abierto y respetuoso”. Newton ha celebrado como la universidad ha dado “pasos significativos” para combatir el antisemitismo en el campus y ha recordado que el trabajo aún “continua”. La escuela ha actualizado sus normas sobre el uso del espacio del campus para protestas, ha tomado medidas para revisar los procesos disciplinarios y ha ampliado la formación sobre la lucha contra el antisemitismo.

El informe de este lunes intensifica la lucha de la administración Trump contra Harvard incluso después de que el presidente dijera a principios de junio que la universidad había “actuado de forma extremadamente apropiada” durante las negociaciones que, según dijo, pronto darían lugar a un acuerdo. La secretaria de Educación, Linda McMahon, también afirmó a comienzos de mes que la administración creía que Harvard estaba “haciendo progresos”, ya que había tomado medidas para combatir el antisemitismo en el campus.

Mientras tanto, la administración sigue avanzando en sus conversaciones con la Universidad de Columbia, según fuentes familiarizadas con las discusiones citadas por la CNN, la administración espera que puedan servir de modelo para otras escuelas. La universidad, que también se enfrenta a una investigación sobre su gestión del antisemitismo en el campus, ha adoptado un enfoque menos polémico mientras trataba de llegar a un acuerdo. A principios de este mes, la administración Trump amenazó con retirar la acreditación de la universidad por políticas que, según dijo, violaban las leyes de discriminación.

Pero las negociaciones se habían roto en los últimos días en medio de disputas sobre algunos puntos conflictivos de ese acuerdo. "El presidente no está por la labor de aceptar tratos sólo de palabra o caer en promesas vacías. Él y su administración siguen comprometidos a trabajar con Harvard, pero es una calle de doble sentido. Harvard no ha cumplido su parte del trato", advirtió un miembro de la administración Trump.

La administración está inmersa actualmente en un par de pleitos con Harvard, uno relativo a su capacidad para acoger a estudiantes y académicos internacionales, el otro sobre la decisión de congelar la financiación federal. Harvard, por su parte, ha puesto en marcha una agresiva estrategia legal y está organizando sus redes de antiguos alumnos.

Los esfuerzos para atacar a Harvard comenzaron incluso antes de que Trump volviera a la presidencia, con sus aliados argumentando que están tomando medidas enérgicas contra el antisemitismo en el campus en medio del genocidio en Gaza. Pero las acciones de la administración se extienden a una agenda más amplia, estableciendo un gran enfrentamiento sobre la libertad académica, la financiación federal y la supervisión del campus, y la creencia dentro de la Casa Blanca de que es un tema político ganador para Trump.

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