Este miércoles comenzó la génesis del deshielo entre España y Cataluña. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se vio con el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en el marco de una mesa de diálogo que echa a andar después de que la pandemia de Covid-19 la dejara en stand by. El primer contacto entre ambos líderes fue positivo. Las posiciones se mantienen notablemente alejadas, pero la predisposición al diálogo parece clara. Tanto, que The New York Times se ha hecho eco del encuentro y ha destacado que podría suponer un punto de inflexión muy positivo.

El citado medio le ha otorgado un lugar privilegiado en su portal web, pues a su juicio, las conversaciones entre Sánchez y Aragonés suponen “el intento más significativo hasta ahora para llegar a un acuerdo” en el asunto que ha marcado “la última década” en España.

El artículo describe al líder del Govern catalán como un “político independentista moderado” que ha sabido sobreponerse y enfrentarse a “los partidos de línea dura”, haciendo referencia explícita a Junts. Eso sí, The New York Times recuerda que cuando Aragonés asumió el cargo de president, “todavía buscaba la independencia”, aunque se comprometió a “reducir la escalada del conflicto con España mediante el diálogo”. Un gesto que Sánchez recogió “otorgando indultos a los nueve activistas independentistas que habían sido condenados por sedición”.

El periódico neoyorquino destaca, no obstante, las peticiones de Aragonés: “una amnistía general para los líderes independentistas que, según él, habían sido acusados ​​de delitos relacionados con sus acciones políticas; y la celebración de un nuevo referéndum” negociado con el Estado español. El líder del Ejecutivo nacional ha rehusado ambas.

Por último, la información destaca que existe una diferencia fundamental entre Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Junts: que “Esquerra ha abandonado la idea de que la independencia puede lograrse unilateralmente”.