Este 24 de agosto se cumple año y medio desde que estalló la guerra en Ucrania, un prolongado periodo de tiempo en el que las consecuencias del conflicto han dejado huella en sus gentes, especialmente, en los jóvenes y en sus planes de futuro.

Plan International, una organización que vela por los derechos de la infancia y la igualdad ha realizado el informe ‘Young People on the War in Ukraine: Amplifying Youth Voices for Ukraine’s Reconstruction and Recovery’, presentado en la Conferencia para la Recuperación de Ucrania celebrada el pasado mes de junio en Londres, en el que se recoge las labores de los jóvenes ucranianos en el proceso de reconstrucción del país. 

Con más de 200 consultas, entre adolescentes y jóvenes afectados por la guerra de entre 14 a 24 años, el 66% son mujeres. Una buena parte de ellos permanecen en el país invadido por Rusia, pero otra fracción de ellos tuvo que huir de las bombas a países vecinos, como Moldavia, Polonia o Rumanía.

“Plan International crea espacios para la participación de los y las jóvenes en la toma de decisiones sobre las políticas que les afectarán ahora y en el futuro, especialmente en la construcción de paz porque son la generación que reconstruirá el país. Ahora es el momento de que los responsables políticos escuchen sus propuestas y tomen decisiones con un enfoque de infancia y adolescencia”, asegura Concha López, directora general de Plan International España, dando mención así a los grupos de discusión creado donde estos jóvenes vierten todos sus puntos de vista que buscan, como objetivo en común, la reconstrucción de Ucrania.

Educación, igualdad de género y salud mental como ejes clave

Los jóvenes ucranianos sostienen que la única manera en la que podrían volver a su país es cuando éste, por fin, sea seguro. Para alcanzar esa meta, reclaman que se termine el conflicto y, en aras de afianzar la reconstrucción, que se asegura el acceso a la vivienda, oportunidades de empleo y la educación. Siendo este último punto el más acuciante, ya que denuncian que sus procesos académicos han decaído con la guerra y, por ende, su motivación. 

A la par, todos ellos hablan abiertamente sobre salud mental: el miedo a los sonidos fuertes e inesperados, el temor a la muerte de familiares y los flashbacks traumáticos los acompañan en su día a día. Por eso, consideran necesario el establecimiento de servicios gratuitos para la atención de la salud mental y el apoyo psicosocial, tanto para ellos, como para todas las personas atravesadas por el conflicto.

“Rezaba para que las bombas cayeran cada diez segundos, en lugar de cada dos. Mi salud mental, como la de la mayoría de los jóvenes que ha sufrido el conflicto, no está bien. Hace más de un año que no veo a mi familia y estoy aquí sola", asegura una joven refugiada de 18 años de Jersón que ahora vive en Rumanía.

En cuanto a la reconstrucción de Ucrania cuando se dé por culminada la guerra, sitúan como prioridad la reforma del sistema educativo y el regreso a la presencialidad. Las jóvenes esperan que el conflicto pueda servir como catalizador para acabar con normas y roles de género arraigados en el país y piden que la igualdad de género, la educación sexual integral y la prevención de la violencia de género se enseñen en las escuelas desde una edad temprana.

A la par, la juventud ucraniana considera necesario reconstruir Ucrania de forma equitativa e integradora y que el proceso sea simultáneo en las regiones ricas y pobres del país. Las peticiones de justicia y responsabilidad ocupan un lugar destacado en sus mensajes, así como la importancia de mejorar los programas de cohesión social tanto dentro como fuera de Ucrania.

Trabajo de Plan International

Desde que estalló el conflicto, la organización trabaja en Ucrania, Rumanía, Polonia y Moldavia donde, junto a socios locales, ha alcanzado a cerca de 311.000 personas a través de apoyo psicosocial, educación en emergencias y reparto de kits para cubrir necesidades básicas.

En Moldavia, Plan International España implementa un programa para garantizar la protección de la población más vulnerable, centrándose en niñas, niños y adolescentes.

Esto incluye el acceso a servicios de apoyo psicosocial, actividades de cohesión entre las personas refugiadas y las comunidades de acogida y el reparto de ayuda en efectivo para asegurar las necesidades básicas. La vuelta a las aulas es una prioridad en la respuesta de Plan International que ha repartido 1.800 kits escolares para la infancia refugiada en el país.

En España, la organización también trabaja con niños y niñas ucranianos en un ‘Child Friendly Space’, una unidad móvil por la que ya han pasado 157 niños y niñas y en la que se desarrollan actividades educativas, de ocio y se presta apoyo psicosocial y emocional. Además, Plan International España lleva a cabo un programa de orientación sociolaboral para mujeres ucranianas refugiadas en el que ofrece diagnósticos de empleabilidad, cursos de formación e itinerarios de inserción adaptados a cada perfil, y en el que ya han participado 43 mujeres.

Guía de recomendaciones a gobiernos e instituciones internacionales

La organización también recomienda que los jóvenes afectados dispongan de oportunidades formales e informales para influir en su propio futuro y estar conectados a todas las iniciativas de reconstrucción y recuperación, además de a los procesos de toma de decisiones a nivel local, regional, nacional e internacional. El actual Plan de Recuperación Nacional de Ucrania no incluye ningún plan, programa o paquete presupuestario vinculado a la juventud o a los derechos de las mujeres y niñas.

Las autoridades ucranianas deben garantizar que sus prioridades se reflejen en el desarrollo, la aplicación y el seguimiento de los planes de reconstrucción y recuperación de las escuelas. Los procesos participativos deben ser accesibles para los jóvenes con discapacidad, estar abiertos a los y las jóvenes desplazados internos y no desplazados y contar con una representación equitativa de hombres y mujeres jóvenes.